«El tirano oprime a sus esclavos, y éstos, en lugar de volverse contra él, se vengan en los que están debajo».
«¡Que te he tratado horriblemente y vas a vengarte! ¿Cómo vas a vengarte, torpe ingrato? ¿Cuándo te he tratado horriblemente yo?»
«La traición y la violencia es exponerse a emplear un arma de dos filos con la que puede herirse el mismo que las maneja».
Emily Brontë, Cumbres borrascosas.

Climb every mountain
Search high and low
Follow every byway
Every path you know
¿Quién no recuerda esta maravillosa canción de Sonrisas y lágrimas? Para mí es una de las escenas más conmovedoras de toda la película, una invitación a retarse personalmente, a buscar y apagar la sed de conocerse. Me temo que hoy las cumbres se reservan para otros y no somos bienvenidos. La montaña mágica les pertenece a unos pocos.
Dentro de unos días, el 19 de septiembre, se celebrará en la ciudad de Nueva York la Cumbre de Líderes del Pacto Mundial de las Naciones Unidas que convocará a líderes empresariales, funcionarios de la ONU, líderes gubernamentales, partes interesadas de los ODS y profesionales de la sociedad civil de todo el mundo para revisar exhaustivamente la contribución del sector privado al avance de los ODS. La Cumbre abordará el liderazgo empresarial durante las crisis convergentes, el papel fundamental de un enfoque basado en principios, las tendencias globales y las herramientas y asociaciones necesarias para lograr plenamente la Agenda 2030.
Esta información llega como agua de mayo cuando tenía planteado el artículo, el título y la recopilación de los datos más sustanciosos. Gracias a EVA B.C., vía Twitter, lo he incorporado al comienzo. Sin duda, merecerá la pena seguir el desarrollo de lo que suceda con todo el interés.
En los objetivos de dicha cumbre están, al parecer, cuestiones de gran alcance referidas a la expresión o difusión de contenidos a través de las grandes plataformas, es decir, una intervención en toda regla sobre la libertad de expresión sujeta a unos preceptos determinados. Ustedes, lectores, ¿tienen constancia de que, con fecha de 25 de agosto de este año, se aprobó la Ley de Servicios Digitales? Como puede leerse en el Portal de Administración electrónica del Gobierno de España (PAe): Se trata de crear un espacio digital más seguro con nuevas normas sobre privacidad, seguridad e intercambio de datos.
En la web, se explica el propósito de dicha Ley que atañe a una suerte de «buenas prácticas» que deberán cumplir las grandes plataformas en cuanto a los datos de los usuarios:
A partir de ahora, 19 plataformas y motores de búsqueda con al menos 45 millones de usuarios tendrán que cumplir con las reglas de la DSA relativas a la recopilación de datos, la privacidad, la desinformación, el discurso de odio en línea y más. La ley tiene como objetivo otorgar a los usuarios de esas plataformas, incluidos los menores de edad, más derechos e influencia sobre sus cuentas y garantizar un alto nivel de privacidad y seguridad.
¿Cuáles son las nuevas obligaciones? Las grandes plataformas en línea tendrán que identificar, analizar y mitigar una amplia gama de riesgos sistémicos, que van desde cómo se puede amplificar la desinformación en sus servicios hasta el impacto en la libertad de expresión. También están obligados a llevar a cabo su primera evaluación anual de riesgos y compartirla con la Comisión Europea.
Aparentemente, se apreciaría en la lectura de estos párrafos una voluntad de protección tanto a los menores en la creación de perfiles en las RRSS como al resto de los usuarios, pues pretenden contribuir a evitar discursos de odio en materia de género o pertenencia a religión. Lo más destacado es que los datos pueden ser reclamados por un panel o grupo de expertos denominado «investigadores examinados»:
El nuevo marco para el acceso de investigadores examinados a datos de plataformas en línea muy grandes y motores de búsqueda muy grandes es una medida clave de la Ley de Servicios Digitales, para aumentar la transparencia y la rendición de cuentas de las plataformas. La Comisión adoptará actos delegados para especificar con más detalle las condiciones en las que debe tener lugar el intercambio de datos y los fines para los que se pueden utilizar los datos y los procedimientos pertinentes, teniendo en cuenta los derechos e intereses de los actores implicados y, si es necesario, mecanismos de asesoramiento independientes.
La cita procede del Reglamento Delegado sobre acceso a datos previsto en la Ley de Servicios Digitales en el que, además, se muestra un vínculo al panel de expertos E03894 donde figura un enlace al Acta de la creación de dicho grupo, con fecha de 26 de enero:
Creating Act
Commission decision of 26.1.2023 setting up the expert group on digital services and repealing Decision 2005/752/EC
(Decisión de la Comisión de 26 de enero de 2023 por la que se crea el grupo de expertos sobre servicios digitales y se deroga la Decisión 2005/752/CE)
La web de la Unión Europea aboga por dar prioridad a un conjunto de estrategias al servicio de la ciudadanía:
Por primera vez, un conjunto común de normas sobre las obligaciones y la rendición de cuentas de los intermediarios en todo el mercado único abrirá nuevas oportunidades para proporcionar servicios digitales a través de las fronteras, al tiempo que garantizará un alto nivel de protección a todos los usuarios, sin importar dónde vivan en la UE.
Insistiré en que el ofrecimiento un marco legal que garantice la seguridad en los entornos digitales parece idílico y racional, desde luego. Pero también es preciso observar que eso que se muestra como una idea luminosa, transparente, se torna borroso al leer noticias como la que ha ofrecido elEconomista.es, El Estado podrá espiar a periodistas y redacciones por «interés general» si no revelan las fuentes, que escarba en la distinción entre los medios «públicos» y «privados» en cuanto al tratamiento de la información:
La futura ley hace hincapié en los medios de comunicación públicos para salvaguardar su independencia. La norma exigirá que ofrezcan de modo imparcial una pluralidad de información y opiniones. Además, fijará que los responsables de la gestión y los miembros del consejo de administración sean elegidos a través de un procedimiento «transparente» y «abierto» y que se regule la duración de sus mandatos para garantizar su independencia. Del mismo modo, las destituciones de estos cargos deberán estar «motivadas» y hacerse públicas. Finalmente, los Estados deberán garantizar los recursos económicos adecuados para realizar su actividad.
El resto de medios de comunicación privados que ofrezcan informaciones de actualidad deberán tomar «las medidas que consideren adecuadas con vistas a garantizar la independencia de las decisiones editoriales» y divulgar «cualquier conflicto de intereses real o posible de cualquier parte que tenga una participación» que pueda afectar a la oferta de noticias y contenidos sobre cuestiones de actualidad.
Y la duda sobre las auténticas intenciones de la Ley se disipan cuando, casi al final, la noticia hace referencia a un reparto equitativo, proporcionado, de la publicidad estatal para favorecer a unos medios o a otros. Es decir, quiénes van a poder nutrirse de los beneficios económicos que aporten las instituciones y quiénes no van a recibir un solo euro. Naturalmente, la autocensura, el andarse con pies de plomo, será la consecuencia directa de su aplicación, amén de una observancia estricta de toda aquella información que proceda de las fuentes calificadas como fidedignas o que acrediten un sello europeo de confianza, plataformas de Inteligencia Artificial incluidas, creadas para la detección de todo lo que se considere desinformación o incumplimiento de la normativa.
Como no quiero alargarme demasiado, les propongo la lectura del magnífico y extenso trabajo de Ian Davis: Tecnocracia: el sistema operativo para el nuevo orden internacional basado en reglas del que extraigo unos cuantos párrafos correspondientes al inicio. Dudo mucho de que les resulte indiferente:
En este artículo, exploraremos la verdadera naturaleza del orden internacional basado en reglas (IRBO) y examinaremos las fuerzas que lo configuran. Consideraremos si las narrativas de las que comúnmente nos alimentamos se acumulan.
Es ampliamente aceptado que la IRBO está atravesando un cambio disruptivo. A menudo se describe esa transformación como un desplazamiento hacia el Este en el equilibrio de poder entre los Estados nacionales.
Se dice que este nuevo orden internacional emergente se basará en un sistema multipolar global de estados soberanos y derecho internacional. Este nuevo sistema supuestamente se opone al modelo occidental “basado en reglas” que se desvanece.
Esta vez, en lugar de depender del imperialismo occidental, el nuevo sistema internacional basado en el derecho hará hincapié en la cooperación multipolar, el comercio y el respeto a la soberanía nacional. En cambio, estará dirigido por un bloque de poder económico y tecnológico euroasiático.
Es probable que el aparente y continuo antagonismo de la geopolítica mantenga la división Este-Oeste que conocemos. Sin embargo, lo que ahora se presenta como orden multipolar es, en realidad, un orden de múltiples partes interesadas.
Como descubriremos, los Estados nacionales no son la fuerza impulsora detrás de la actual reestructuración de la gobernanza global. Las narrativas geopolíticas que nos dan son frecuentemente superficiales.
Quienes lideran la transformación no tienen lealtad a ningún Estado nación, sólo a su propia red globalista y aspiraciones colectivas. En sus manos, el derecho internacional no es más impedimento para sus ambiciones que un vago compromiso con las “reglas”.
Los gobiernos nacionales son socios dentro de esta red formada por actores estatales y no estatales. A pesar de las animosidades declaradas, han colaborado durante décadas para dar forma al complejo de gobernanza global que ahora está surgiendo.
No importa quién se diga que lo dirigirá, la IRBO continuará con una nueva forma. A medida que el sistema posterior a la Segunda Guerra Mundial retrocede, el marco que se está imponiendo para reemplazarlo es completamente ajeno a la gente que vive en las antiguas democracias liberales occidentales.
Por lo tanto, nosotros también debemos transformarnos si queremos aceptar la realineación. Estamos siendo condicionados a creer en la promesa de la nueva IRBO y la tecnocracia global sobre la que se basa.
Se trata de un juego de fuerzas de altísima intensidad en el que, con toda seguridad, los poderes cuentan con un extenso grupo de «colaboradores necesarios» que realicen su cometido, bien entrenados, y logren minar la moral diluyendo lo que es verdad y dónde se encuentra, con el inequívoco propósito de que la opinión general demande un criterio sólido frente a la evidente rotura de la baraja de la información. Los agentes Smith del sistema disfrazados de Morfeo, la tríada oscura que domina a la mayoría de los gobernantes o miembros conspicuos de las instituciones u organismos internacionales que nos miran desde arriba, con desprecio.