Paredes de Nava y los nuevos caciques contra el modo de vida de los pueblos. Por Gusarapo

Los nuevos caciques contra el modo de vida de los pueblos

«Las placas solares y los molinos, en contra del modo de vida de los pueblos, se han convertido en el nuevo ladrillo español»

Una tía abuela mía ejerció de maestra en varios pueblos de los partidos judiciales de Ciudad Rodrigo (Salamanca), Potes (Cantabria) y Valladolid, en los años de la posguerra. Eran tiempos difíciles y en las zonas rurales había un importante déficit cultural y educacional. Algunos maestros rurales impartían sus clases en escuelas de una o dos aulas a las que asistían niños de diversas edades.

Entre las muchas cosas que me contó mi tía sobre sus experiencias en estos lugares, tres se me quedaron fijadas, tres vivencias sin importancia que por lo visto mucho debieron impresionarme en su momento.

Una era la mantequilla envuelta en hojas de higuera con la que gustosa y agradecidamente le obsequiaban las madres de sus alumnos cántabros, santanderinos entonces. Disfrutaba mucho mi tía recordando aquella mantequilla cremosa y salada con la que preparaba desayunos y meriendas.

Otra, era la cantidad de palomas torcaces que en vuelo migratorio a su paso por los campos charros, se detenían a recuperar energías a base de bellotas. Me contaba cómo se acercaban sigilosamente, en la noche, los mozos del pueblo, a las encinas en las que las palomas pernoctaban, provistos de palos, estacas y sacos, y cómo regresaban a sus casas con una excelente provisión de carne suculenta y fresca.

La tercera, el malestar que sentía cuando en la mayoría de los pueblos por los que pasó, veía actuar al o a los caciques del pueblo.

Hasta la implantación de la democracia, las alcaldías solían recaer en personas de poderío económico. Estos alcaldes hacían y deshacían a su antojo, muchas veces en connivencia con el secretario y los guardias civiles destinados en el municipio o la comarca.

En una ocasión había tenido un fuerte enfrentamiento con el alcalde y el secretario de una localidad salmantina, por la venta de una importante partida de leña obtenida en una dehesa comunal, y la siguiente desaparición del importe monetario.

Con la llegada de la democracia y la «libre» elección de los ediles municipales, muchos caciques fueron relegados y la influencia política de la mayoría dejó de tener importancia.

Sin embargo, con el paso del tiempo, determinadas figuras públicas municipales han vuelto a ejercer sus funciones de forma torticera y caprichosa. Y no sólo a nivel municipal.

Amparados por el llamado bien común, los políticos de los distintos ámbitos públicos han decidido abrazar las políticas ambientalistas y energéticas sin tener en cuenta la opinión real de los afectados por sus decisiones. Veamos un ejemplo.

En la localidad palentina de Paredes de Nava, en fecha quince de julio del pasado dos mil veintiuno, el Consistorio, en pleno, modificó las ordenanzas municipales para el acotamiento para su posible uso industrial, de 460 hectáreas de las 948,42 hectáreas de la Finca Monte Páramo, situada en el término de Paredes de Nava, tras haber sido autorizado por orden de la Consejería de la Presidencia de la Junta de Castilla y León.

El ayuntamiento pretendía sacar a subasta el alquiler de esos terrenos acotados que a día de hoy se dedican a la actividad agrícola, para que empresas energéticas pujasen por ellas con el fin de instalar aerogeneradores y parques solares.

El objetivo esgrimido sería la reactivación de la economía de la zona y generación de una gran cantidad de puestos de trabajo. Pero supondría importantes daños para los agricultores que hasta ahora cultivaban esas parcelas, setenta y uno. Agricultores que tienen una familia y que de perder su fuente de ingresos difícilmente podrían continuar viviendo en el pueblo.

El ayuntamiento pretendía obtener quince millones de euros en treinta años, dinero que se dedicaría a actividades públicas, pero que de ningún modo recaería en los afectados como nueva fuente de ingresos, como es lógico.La Junta Agropecuaria Local presentó recurso ante la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, que ha declarado nula la modificación de las ordenanzas al considerar que  «cuestiona el modo de vida de los pueblos«.

«Al municipio le corresponde la gestión de los bienes vecinales pero es a los vecinos a quien le corresponde su aprovechamiento, que puede configurarse como un derecho real administrativo de goce«.

«La realidad social y la necesidad de implantación de las energías renovables que invoca el Ayuntamiento codemandado para justificar la decisión de acotar parte de los bienes comunales, no puede prevalecer sobre la normativa y usos existentes, que efectivamente pueden cambiar pero que no habían cambiado cuando se aprueba el acotamiento«.

La sentencia es recurrible.

En España están previstas inversiones en parques energéticos «verdes» superiores en diez veces a los objetivos marcados por la ilustre ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico de España. Las placas solares y los molinos se han convertido en el nuevo «ladrillo» español.

Se sustituyen superficies verdes con acción biológica, es decir, ecológica, por superficies de hormigón, cristal y acero, «ecológicos», como si las placas consumieran CO2 y dieran soporte, sustento y cobijo a la biodiversidad.

Estas instalaciones no suelen generar empleo en las zonas en las que se construyen por más que los políticos se empeñen en divulgarlo.

Se aprecia mucho interés en seguir expulsando a la población activa de las zonas rurales. Toda Europa se ha lanzado a este sinsentido.

Gusarapo

Soy más de campo que las amapolas, y como pueden ver por mi fotografía, también soy rojo como ellas. Vivo en, por, para, dentro y del campo. Ayudo a satisfacer las necesidades alimenticias de la gente. Soy lo que ahora llaman un enemigo del planeta Tierra. Soy un loco de la naturaleza y de la vida.

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