Zapatero no estrecha la mano del presidente de su mesa electoral tras emitir su voto. Rápido da media vuelta y enfila la puerta, sin esperar tan siquiera a su mujer que le sigue unos pasos por detrás. Tiene prisa por marcharse del recinto o, quizás es que, la urna le da vergüenza.
Espectro de presidente pero animal político huele el rastro de Primarias que la urna representa: Sabe bien que, hoy esa urna viste de gala el rechazo y la protesta de los españoles y que, a lo largo de la jornada electoral, se va a llenar con el Voto de Castigo.
Pero Zapatero lo tiene descontado y su mente enlaza con instinto las palabras que tendrá que recitar para dar la cara cuando se produzca el recuento. La sombra de Presidente y Secretario General del P.S.O.E. huele la derrota. Sabe que hunde a su partido. Debe saber que arrastra a su país que paradójicamente necesita un P.S.O.E. fuerte, pero como animal político que es, se revuelve contra la muerte y no le queda otra que jugar, a partir de aquí, con el año que nos espera hasta la próxima cita en los Colegios Electorales. Sus asesores le han dicho que en esta ocasión los españoles le hemos castigado pero dentro de doce meses será diferente. Porque, al contrario que el cartero, los españoles no castigamos dos veces.