No creo demasiado arriesgar el afirmar que en el reino de las tres Españas y su juego de tronos de la política, ha nacido una estrella. Se trata de Alberto Ordoñez, el líder estudiantil que en la última semana ha acaparado mas minutos de telediario que Urdangarin, Mouriño y Guardiola juntos. Los medios de comunicación nos lo han vendido como un estudiante de Formación Profesional de 23 o 24 años y Presidente de la Federación Valenciana de Estudiantes. Y aunque me resulta curioso que los profesionales del periodismo no han investigado que la representación social y política de esta Federación es equiparable a la de una Concejalía de Ayuntamiento de no mas de diez mi habitantes, el joven en su página de Facebook se presenta como trabajador de la Fundación Viento del Pueblo, y no como estudiante. Los seguidores de esta red social pueden ver su perfil, amigo de las ideas de Fidel Castro, de Hugo Chávez y los incendios griegos, aquí. Es decir que el valenciano Alberto es en realidad un novillero de la política que gracias a la #primaveraValenciana acaba de de recibir la alternativa de la mano del PSOE y los partidos de izquierdas con representación en el Parlamento Autonómico Valenciano, que ayer le invitaron a la Tribuna como símbolo de su mediático paseillo triunfal. Es decir que ya está a lomos del dragón.
Alberto Ordóñez gritó para enardecer a sus seguidores «A sangre y fuego» como lema reivindicativo en el «clamor de la batalla» de las calles ocupadas. Y eso sin haber leído, estoy seguro, al insigne escritor y periodista, nunca reconocido por las infames dos Españas, Manuel Chaves Nogales. Ni sus nueve cuentos sobre la guerra civil agrupados en el título «A sangre y Fuego» ni tan siquiera su obra «el maestro Juan Martínez que estuvo allí», que refleja las experiencias de un español en plena revolución soviética.
Y es una lástima, porque el eslogan que Alberto Ordoñez vociferó junto al instituto Lluis Vives, estoy convencido le salió de su inconsciente televisivo y no de la profunda cultura de nuestra historia mas reciente, aunque al menos demuestra, eso si, que su familia tiene dinero como para estar suscrita al Canal Plus que es donde se ha emitido «Juego de Tronos». Una serie basada en la novela de fantasía escrita por el autor estadounidense George R. R. Martin en el año 1996 que, por cierto, está considerada de culto para los tele espectadores del primer mundo.
Uno de sus capítulos se titula así: «A sangre y fuego», el lema de la Casa Targaryen, cuyo escudo encabeza estas líneas. Lo protagoniza la joven Daenerys que es la pequeña gran reina de la trama aunque paradójicamente es, de entre todos los protagonistas, la que se encuentra más alejada de ese trono que todo el mundo desea y por el que, realmente, todos conspiran entre sombras. Como aquí con la política del poder.
Pero ella es la Hija del Dragón y en uno de los clímax narrativos se introduce en una pira tremenda. Al amanecer y con la pira apagada, la princesa emerge de entre las cenizas. Un cuerpo bello y desnudo, femenino. De una diosa que no está sola porque tres pequeños dragones la acompañan. Uno de ellos se alza para rugir al mundo: Fuego y Sangre es la nueva ley. Que todo Poniente tiemble ante el grito del dragón.
Recuerdo uno de los diálogos del momento con el que estoy seguro habrá soñado el nuevo líder de la izquierda española en plena usurpación de la calle de todos: «-Hasta un niño feo y deforme puede mirar el mundo desde arriba si va a lomos de un dragón».
Y en España, hoy, el dragón que desgraciadamente olvida las desgracias y tormento que procura la guerra, y que tan bien nos mostró el gran Manuel Chaves Nogales, parece que quiere volar alto con tan desafiante jinete. Qué bonito. El problema es que lo quema todo.
Parece que el joven aspira a ser un dirigente progretario. Y el camino elegido es el guerracivilismo callejero. No parece que sea un gran estudiante, o sea que no me extrañaría que el día de mañana llegara a Ministro con algún gobierno de izquierdas.
Bien visto el morlaco maestro…