Con un filtro berlanguiano, y en blanco y negro, el documento gráfico parecería sacado de una de nuestras hilarantes comedias cinematográficas de los sesenta. Con el color de la cruda realidad, impresionan las risas de toda una ministra de Asuntos Exteriores y todo un Presidente de Bolivia, y resalta, hasta las fronteras de la obscenidad, la etiqueta amarilla del logotipo del Gobierno de España, iluminado por los brillos del Jabugo. ¿Es esa la marca España?
El caso es que Evo Morales ha vuelto a asestar un nuevo golpe a la seguridad jurídica en Hispanoamérica al nacionalizar cuatro empresas dependientes de la multinacional española Iberdrola que pierde un 0,2 de sus ganancias mundiales. El actual Gobierno de España por boca de su ministro Soria reclama «por la usurpación» el justiprecio empresarial a golpes de titulares, pero de momento, lo que de verdad hay sobre la mesa es que España es el segundo país inversor en Bolivia y que, a pesar de la crisis, el Gobierno de Rajoy, de momento, tiene ratificada la cooperación con el mandatario del jamón.
En esencia creo que con el dinero de nuestros impuestos subvencionamos populismos impresentables como este de Bolivia, el Gobierno de la Kirchner en Argentina y por añadidura a los nacionalismos separatistas que emplean la misma táctica sentimental para tapar su mala gestión en el gobierno.
Nos han cogido el pan debajo del brazo. Somos los capullos de nazis aldeanos, de Moncloa, de Zarzuela, de Iberoamérica, de UE y así hasta La Cochinchina. Pagamos a nuestros ladrones, nos apalean, les sonreimos y les garantizamos su derecho a seguir robando!! No me puedo creer que seamos tan vasallos y cobardes!