El que los bancos no pagan los gastos de comunidad de los pisos que embargan es ya una noticia y denuncia recurrente. Incluso existe en España un Observatorio de la Morosidad en las Comunidades de propietarios que calcula la deuda en 256 millones de euros. Aparte, claro está, de que los administrados de fincas están hasta el gorro y ya se han quejado oficialmente a la Asociación Española de Banca.
Pero esta mañana vengo indignado de mi paseo cotidiano por el Barrio de las Letras porque acabo de conocer en primera persona qué significa que un banco, en este caso Bankia, no pague los recibos de comunidad de un inmueble modesto. Me explico. Me ha acompañado por casualidad desde Cervantes hasta Huertas mi querida vecina doña Silvia, artesana de la seda, artista de los pinceles y maestra del diseño. Pequeña comerciante desde que decidió abandonar el mundo de las finanzas donde pasó mas de veinte años apostando en el corto del intra día en un importante y prestigioso chiringuito de inversión de millonarios clientes.
Yo sabía que doña Silvia decidió dar un cambio radical a su vida después de sobrevivir a un infarto pero desconocía hasta hoy que es la Presidenta vitalicia de su pequeña comunidad, porque todos sus vecinos son venerables ancianos y así se lo han pedido. Me ha explicado que desde que Bankia embargó dos buhardillas y un principal, la comunidad está a punto de la bancarrota, y al mes que viene no va a poder pagar ni el recibo de la luz de la escalera, porque el banco, Bankia, no paga sus pequeños recibos comunitarios.
. Pero ¿Sabes que es lo que mas me duele Manuel?
– No. Dime.
. Pues que el otro día, hable con el director de la sucursal donde están domiciliados los recibos y con una voz penosa el tal señor, me pidió que tuviera paciencia, que debía comprender que estaban pasando un mal momento.
– Qué fuerte! Como Rajoy.
Y al menos, los dos nos hemos reído un poco antes de despedirnos.