
Se cumple en Siria el viejo axioma de que la mentira es la madre de la guerra, pero los sirios que sufren y ven morir a diario a sus seres queridos nunca entenderán que la verdad es mas importante que la paz.
Leo las informaciones y no comprendo nada de nada sobre las armas químicas en manos de unos o de otros. El papel de Irán, supuestamente derivando misiles de largo alcance capaces de alcanzar objetivos israelitas. O La dejadez del Primer Mundo con los integristas musulmanes que en sus planes de futuro lo que verdaderamente ansían es atacar a Occidente. Solo entiendo la vieja frase de los grandes reporteros que nominan a la verdad como la primera baja mortal a consecuencia de los disparos y la destrucción.
Hoy nadie recuerda, o parece que quiere recordar, que el Gobierno Baaz de Hafed el Hasad se decantó como aliado de Occidente durante la Primera Guerra del Golfo de 1990 y que con su mano dura, totalitarismo definimos en Occidente, mantuvo a raya a los integristas musulmanes y no dudó en pasarlos a cuchillo en ese mundo tan sencillo como cruel de los buenos contra los malos. Hoy treinta años después todo está mucho mas confuso y Occidente no sabe donde están ni los unos ni los otros, pero mientras, la muerte, escondida entre las mentiras de la guerra, se ha enseñoreado de Siria.
Sr. Artero, cuanta razón se manifiesta en su artículo sobre Siria; Efectivamente ese Oriente Próximo donde nunca se ha sabido quienes son los buenos y cuales los malos, me recuerda el vigor y claridad del origen que se manifestaba durante la Edad Media en Europa.
Es de temer, que con ese prolífico pueblo musulmán tan peligrosamente fanático, un día no lamenten y maldigan nuestros hijos/nietos europeos la actual decadencia de valores, y el relativismo.moral y cultural que nos invade, que ha promovido con el «buenísmo» de una increíble «Alianza de Civilizaciones», la confusión y el peligroso desmoronamiento de la tan necesaria fortaleza en la defensa de nuestra civilización judeocristiana.
Saludos muy cordiales
José de Málaga
Un honor leer sus palabras don José. Gracias por el comentario.
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