Inexcusable cita hoy para despistar lo mundano, limpiar la caspa y hasta y mudar la piel podrida por la grosería cotidiana. Para estrenar el perfume olvidado y evocar así el talento, las profundas miras de músicos y pensadores. Cumple doscientos años Wagner, el músico pensador, el del escándalo eterno por intentar atrapar, con melodías, la propia esencia del mundo, al que amaron entre otros Baudelaire y Thomas Mann, y odió con toda su alma filosófica un joven Friedich Nietzsche, airado por esa voluptuosidad y pasional droga, arrebatadora del raciocinio que le suponía la música total.
Releo al filósofo Eugenio Trías las páginas dedicadas a este músico, que era también ensayista y escritor aficionado, en su imprescindible «El canto de las sirenas» mientras escucho «El anillo de los Nibelungos» y descanso por fin, de esa tempestad diaria a la que hemos etiquetado, como a los huracanes, en femenino y con nombre de mujer: Crisis.
Y resulta que hoy, en el aniversario del genio, y después de muchos años de incomprensión, entiendo los razonamientos del filósofo Nieztsche «que se quejó para siempre de una música que solo incitaba a «nadar» en ella, o a bracear en pleno oleaje de esa melodía que entumecía la mente y obnubilaba la razón».
Porque gracias a esa tabla sonora para surfear la razón que Wagner inventó, hoy olvido las portadas dedicadas a Aznar, las tonterías del gobierno asturiano sobre el cambio de nombre a la Navidad, los impuestos de Montoro, la izquierda «guerracivilista» y hasta las excusas de la Junta de Andalucía para dilapidar el dinero de todos en playas lejanas.
Wagner-Nieztse, Platón- Aristóteles… Cuánto hemos cambiado…ahora la cultura se la arrogan los progres-conservadores en la inmensidad de tertulias que no aportan nada bajo ese bla-bla-bla lleno de consignas…viva esa música que te deja nadar a tu manera…en el mar que te apetezca, gozando el privilegio metafísico del arte con mayúsculas…
Quizás Nieztse no quiso hacer una crónica razonada de la emoción que provocaba Wagner….no necesitaba ser políticamente correcto