La cotidiana imagen de Ana Obregón en posado veraniego ha pasado ya a la historia de chicle con que nos castigamos por aquí. Una historia, falsa y subvencionada, a la que por ejemplo, Jordi Pujol añadió el término de ancestral para denominar un periodo de algo más de 25 años.
Y así con tamaña impostura atávica estamos confusos por el cambio que nos ha llevado desde las olas cálidas del mediterráneo agigantado por la Obregón en bikini al esplendor verde de la abadía de Montserrat y el Pirineo de Gerona en el que aparece con jersey erl adalid de la independencia catalana y la corrupción.
El señor Jordi Pujol que se ha dejado ver en la localidad gerundense de Queralbs, donde tiene una residencia de vacaciones, propiedad de la familia de su mujer, Marta Ferrusola. Un pequeño municipio de poco más de 200 habitantes limítrofe con la Cerdeña y muy cercano a las localidades francesas dónde sus hijos tienen segundas residencias y que por su influencia se ha convertido en el destino de todos nuestros paparazzis.