Se trata de la batalla de las ideas pero que a la postre mata igual que los fusiles kaláshnikov. Esa lucha fratricida que nos lleva a la muerte por nuestras culturas aprendidas y que por supuesto no estamos dispuestos a rendir. Para muchos españoles la valla fronteriza de Melilla no representa nada mas que la muestra de la insolidaridad y los agravios contra los derechos humanos de los seres que malviven en el monte Gurugú en camino hacia el primer mundo.
El imprescindible Arturo Pérez Reverte afirma que «es contradictorio e imposible (y peligroso) disfrutar de las ventajas de ser romano y al mismo tiempo aplaudir a los bárbaros” y una amplia mayoría no atiende a la historicidad de sus palabras porque todos estamos ya cansados de las palabras. Agotados, en esencia de la caducidad de los conceptos, repetidos hasta la saciedad.
Pero mientras aquí nos peleamos por las grandes ideas en Ucrania, Gaza e Iraq los vecinos mueren en guerras a los que los civilizados tratamos de racionalizar en un ejercicio inútil de comprensión y teorías….
Porque en esencia queremos obviar que la guerra y en todo su mortífero despliegue de variables ha llegado a nuestras fronteras.
Para muchos españoles ,no. La valla de Melilla sólo avergüenza a los mismos de siempre: burgueses izquierdistas de mierda y traidores de clase,vividores ONGetas y gentuza falsa e hipócrita con muchos complejos de culpa que repite el discurso dominante en los medios para que no le llamen los anteriormente citados, facha.
Son o ellos o nosotros.
Gracias a la inmigración masiva , la sociedad y el mercado laboral está desecho, otra cosa es que la gente lo vea gracias a esa autocensura impuesta por los medios y la inquisición progre.
No hay nada mást onto que un obrero proinmigracionista.