Compruebo esta mañana en la tertulia que dirige Luis del Pino en esRadio, durante los fines de semana, que el fenómeno político de Podemos sigue al alza en el mercado del interés informativo. Y que sus líderes principales, los señores Iglesias y Monedero, consiguen amplificar cada una de las frases publicitarias que pronuncian ya sea en los medios de comunicación españoles o en lejanos foros peronistas empeñados en la corrupción y empeñar a su pueblo.
Coincide el interés de periodistas y politólogos con las conversaciones que surgen espontáneas en la barra compuesta de pinchos y cervezas frías del bar de Ángel. Aquí, en el mesón aperitivean mis vecinos votantes de Podemos que en esencia confían en sus modernos líderes marxistas, no por lo que dicen, y esta es la esencia del descontento, sino por lo que sueñan que significan sus palabras y promesas ya electorales.
Así para Germán el pequeño empresario de un concurrido bar de copas y futbolero integral, Podemos representa la posibilidad de que se acaben los chanchullos en la Federación española de fútbol. Para la tatuada y bella Isis, este es su nombre de guerra y los vecinos no conocemos ningún otro, solidaria con los okupas de la calle Magdalena y republicana de sujetador al aire por los agujeros estéticos que se ha hecho en su camiseta verde, Podemos significa la única singladura política que atenderá la necesaria revolución que clama la calle contra la propiedad privada. Y el señor Tomás, que todavía regenta una pensión, viejo votante socialista que tuvo que abandonar su negocio de ultramarinos en El Aaiún, tras la Marcha Verde, piensa que los líderes de Podemos retomarán la olvidada lucha en favor del pueblo saharui.
Y en el fragor del aperitivo sale en la conversación de la mano de la bella Isis, la señora de Podemos, la feminista, lesbiana, atea y anticapitalista Beatriz Gimeno y su propuesta de penetración anal de las mujeres a los hombres y, súbito, comienzan las despedidas amables con el deseo de un gran fin de semana.
No me da tiempo ni a meter de rondón en la conversación que ya se diluye la última frase con la que la señora subvencionada se define en Twiter: «La rabia puede llevarnos lejos» para introducir en la tertulia los interesantes conceptos de frustración y progresía. Pero no importa si , por ahora, todos somo progres y guais y necesitamos que nuestros sueños se conviertan en realidad.
Es evidente que esta mujer no ha tratado sexualmente a un numero suficiente de hombres, incluso por sus palabras se ve una experiencia bastante pobre en lineas generales en cuanto al placer. El problema es que considere al resto igual de falto de capacidades. Y lo peor, que en los demás asuntos que competan a su militancia esté igual de desinformada, y nos quiera mandar cosas.