En Cartagena de Indias hay una estatua homenaje y un barrio caribeño tiene su nombre: don Blas de Lezo y Olavarrieta. Además, un grupo de historiadores, entusiastas e intelectuales colombianos han localizado su tumba y esperan la documentación pedida al Archivo de Indias en Sevilla para iniciar la exhumación y así recordar al mundo “el día que Cartagena derrotó a Inglaterra” y quién fue el almirante Blas de Lezo, el medio hombre que no solo tenía una pierna de palo sino que su voluntad de lucha era de roble, como recuerda el profesor Sabas Pretelt de la Vega.
Y aquí en España, a pesar de que últimamente se han publicado varios libros sobre Blas de Lezo, un mayoritario desconocimiento de su gesta, nos recuerda que los españoles tenemos la rancia costumbre de olvidarnos tanto de nuestra historia como la de nuestros héroes. Resuenan en mi memoria las palabras del historiador Jesús María Ruiz Vidondo que al respecto escribió que mientras los ingleses están orgullosos de la suya, a los españoles, que tenemos una historia mucho más rica que la británica, no nos interesa nuestro pasado, y solamente lo utilizamos para tergiversarlo o utilizarlo políticamente.
El almirante nació en Pasajes un tres de Febrero de 1689 y representa como quizás ningún otro héroe español el valor, la nobleza, la entrega, la capacidad de mando y la injusticia oficial. En sus días le llamaron Patapalo y Mediohombre por las heridas que sufrió en su vida militar, y por la que en la actualidad está considerado como uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada Española.
Murió pobre a causa de una traición palaciega pero sabemos que sus amigos, sus hombres de armas y su familia nunca creyeron las falsas acusaciones que le tildaron ante la Corona de “ínfulas de escritor, muestras de altanería y falta de acatamiento”.
Por diferentes motivos los españoles repetimos machaconamente nuestras derrotas sin acordarnos nunca de las grandes gestas de nuestros conquistadores y marinos. Por eso hoy, envueltos como estamos en una profunda crisis de los valores, no existe otro gesto de valor mas grande que la suscripción pública que ha hecho posible la estatua que mañana se inaugura oficialmente en la Plaza de Colón en honor de este Capitán General que llevó siempre a sus hombres a luchar desde la primera línea de fuego.
Porque mañana al recuperar su memoria, engrandeceremos la nuestra, inflada hasta la náusea por chivatos, ladrones y traidores.