(XXXIII) La insoportable vecindad: Guerra civil y Transición

Lorca con bufanda, galletitas y tabaco. Foto: Juls

 

 

«Hoy acaba sus palabras asegurándome que la Transición fue una estafa y que su odio social le viene de ahí, de «esa chapuza» de los ganadores, más que de la propia Guerra civil en sí»

 

 

 

En mi paseata de hoy encuentro al poeta Federico  García Lorca decorado otra vez. En esta ocasión algún desaprensivo le ha colocado en las manos de bronce dos paquetes de galletas y un cigarrillo. Al cuello le ha colocado una bufanda. Hoy voy bien acompañado. El autor teatral, que no quiere que diga su nombre  dice que estos son los síntomas de una juventud sin camino claro y ni tan siquiera ilusiones. Mi admirado Rodrigo, empachado de ideología, nos asegura:  » Lo de la bufanda no me  molesta tanto. Quiero pensar, por ser optimista esta mañana, que se trata de alguna ofrenda, algo así como un gesto de cariño en estos días de frío, pero las galletas y el cigarro no vienen a cuanto. Otra gamberrada de esos malditos roedores.» Y mi amigo Macaón, por su lado y con su prosa poética me aconseja que le deje en paz, al maestro Rodrigo, que ese empacho de ideología que tiene, el áspero resquemor, el resentimiento que corroe, el rencor contra el mundo vivo o muerto, es lo poco que le queda. Sin aprecio ni reconocimiento y la soledad mordiéndole qué importa que empache. Sólo le queda eso.

Y se que los tres tienen razón, pero en los temas importantes la razón no me importa. Prefiero el cariño. Y por eso hablo con Rodrigo, aunque sus palabras, a veces, son afiladas como cuchillos. Porque le gusta, porque intuyo que necesita  que alguien le escuche y así no estar solo veinticuatro de veinticuatro, todos los días. Hoy acaba sus palabras asegurándome que la Transición fue una estafa y que su odio social le viene de ahí, de «esa chapuza» de los ganadores, más que de la propia Guerra civil en sí.

Llego a mi casa y abro los periódicos, y todavía con el comentario en mis neuronas alucino al abrir Babelia, el suplemento cultural de El País. En su página 7 titula «La guerra Civil aún no ha terminado» a unas pocas preguntas a Javier Cercas, Almudena Grandes y Agustín Fernández Mallo, como complemento a una entrevista-debate sobre los derroteros de la Literatura española en el siglo XXI .

El titular es bueno, sorprende, llama la atención pero como todos los falsos titulares decepciona cuando se lee la información, porque ninguno de los tres escritores expresa su contenido en las respuestas.  Quizás sean tan solo claro ejemplo de que el viejo concepto de línea editorial se interioriza, hoy en día, en muchos profesionales, al ritmo machacón del reloj de la ficha laboral de cada empresa. A Rodrigo, creo, le gustaría. El quiere que la barbarie se repita y así poder ganar la guerra que perdió. Porque ya lo he dicho, escupe sobre la Transición como los jóvenes de hoy se ríen de Federico García Lorca, al colocarle galletitas y un cigarro en las manos. Seguro que ni saben que Lorca no fumaba, pero antes de morir pidió unos cigarrillos a sus verdugos en la última noche respirable.

Espero  que los periodistas expertos en titular con fuerza, no piensen también en volver a la guerra para así poder ganar, y que al menos hayan leído a sus entrevistados.  Javier Cercas, en «Anatomía de un instante», al perfilar a dos de sus personajes reales, Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo, los dos únicos que junto con Aldolfo Suárez no se tiraron al suelo del hemiciclo para refugiarse de las balas de Tejero y su pavíada de guardias civiles,  dice así, para referir la Transición:

«…el pacto fue un acierto, porque su resultado fue una victoria política de los vencidos, que restauraron un sistema en lo esencial idéntico a aquel que habían defendido en la guerra (aunque uno se llamase república y el otro monarquía, ambos eran democracias parlamentarias), y porque quizá el error moral hubiese sido intentar ajustar las cuentas a quienes habían cometido el error de ajustar las cuentas, añadiendo oprobio al oprobio: eso es al menos lo que pensaron los políticos que hicieron la transición, como si todos hubieran leído a Max Weber y pensaran como él que no hay nada éticamente mas abyecto que practicar una ética espuria que solo busca tener razón, una ética que, «en lugar de preocuparse de lo que realmente corresponde al político, el futuro y la responsabilidad frente a él, se pierde en cuestiones por insolubles políticamente estériles, sobre cuáles han sido las culpas en el pasado». Pag. 109. Op.Cit.

¿Alucino o el escritor describe, y profundamente, la política oficial que ronda sobre los españoles, «pavíada» por el poder político y su corte de maniseros intelectuales.?

Manuel Artero Rueda

Manuel Artero Rueda ha dedicado toda su vida profesional a la televisión en la empresa pública RTVE donde, en los últimos veinte años, y después de haber trabajado como ayudante de producción y realización. ha realizado su oficio de periodista como reportero en el programa Informe Semanal, para el que ha realizado mas de trescientos reportajes. Licenciado por la Universidad Complutense, es autor del libro "El reportaje para televisión un guiño a la noticia" , un práctico temario con el que ha impartido clases tanto en el Instituto Oficial de RTVE como en el máster de periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. Desde el ERE inventado por Zapatero para TVE, dedica su esfuerzo y trabajo esta "La Paseata" un sencillo blog personal que con el paso de los últimos años, se ha convertido en una modesta revista electrónica en la que colaboran un grupo de amigos a los que une el amor a España.

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4 comentarios

  1. No me fío de esta derecha. No me fío. Y tu colega de Santa Ana tampoco. Hace bien. Fueron los militares y sus adláteres de la derecha los que cometieron pecado de felonía provocando la guerra civil, fueron los militares y sus adléteres de la derecha quienes instauraron durante más de 35 años situación de pavor, venganza y sangre. Muerto el protervo general fueron los militares y sus adláteres de la derecha quienes usaron las pistolas para intentar que nada cambiase… No me fío. Y tu colega tampoco. Cuenta Aristóteles en su Ética que la justicia no es una virtud sino la virtud en su totalidad, y la injusticia no es un vicio, es el vicio en su totalidad (sic). Diga Cercás lo que tontamente o no quiera. Ni tu colega ni yo nos fiamos. Es de justicia saber, aclarar, por qué sucedió tanta sangre y odio (el dolor se olvida, la injusticia no). Remover toda la verdad o la mentira que haya que remover. Ni tu colega ni yo jamás cogeremos una pistola (por mucho que nos apunten con ella), pero no nos fiamos de ciertos adláteres (los que aún piensan que esta tierra y su trono les pertenece). Que no se repita. Más injusticia y dolor no, por favor.

    1. Es evidente, Sr. MACAON, que sabe usted de gramática y filosofía. Sólo le falta repasar un poco de historia. Gracias.

  2. Yo pertenezco a una generación donde no debía haber habido el ajustar cuentas . Nada debíamos a nadie. La historia fue lo que fue y dio estabilidad a España . Una España donde todos se masacraban hace casi 80 años y contentos debíamos estar de que nuestros padres no cayeran en las garras de Hitler ni del comunismo ,
    En la Transición no se debía haber aflojado y dar café para todos . Hay partidos que solo buscan un odio infundado y rancio que huele a podrido y una confrontacion , haciendo renacer demasiados viejos cocomochos , Podemosos , batasunos… que nada aportan , solo restan y ensucian nuestra Historia y nuestro día a día.

  3. ¡ Magnifico artículo Manuel!

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