
«No voy a abundar ni a cansar a los lectores en el vital tema de la sanidad con cantidades abrumadoras y datos públicos por todos conocidos»
No voy a abundar ni a cansar a los lectores en el vital tema de la sanidad con cantidades abrumadoras y datos públicos por todos conocidos: que estamos a la cola en todos los parámetros de calidad y atención sanitaria, entre las CCAA con mayor deuda sanitaria, de menor inversión per capita, de camas por habitante, etc, sino en cosas concretas y comprensibles para por todos.
En nuestra tierra en el siglo XXI, el 40 % de los niños andaluces no son tratados por pediatras sino por médicos de familia, llegando ser en Huelva del 60%. Por un lado, tenemos los mayores tiempos de espera para pruebas diagnósticas, primera cita y operaciones, recortes draconianos, mayor déficit de recursos humanos (enfermeros, médicos de Atención Primaria, de especialistas); por otro lado, la mayoría de los CHARE -centros hospitalarios de alta resolución- prometidos en legislaturas anteriores, nunca han llegado a construirse o algunos continúan a medio construir (por cierto, infraestructuras pagadas al 80% por los fondos FEDER, no por la Junta). En materia de salud y seguridad laboral, podemos ver que hay vacaciones y bajas de los trabajadores sanitarios sin cubrir, plantillas escasas que hacen que los sanitarios trabajen al 150% con muchas más guardias de las que la ley permite -esto, con contratos y sueldos precarios, favorece la fuga de profesionales-. Respecto a mejoras sanitarias inmediatas y urgentes, no hay unidades de íctus suficientes ni completas (Sevilla y Huelva tienen la tasa más alta de muertes en España, pero en Huelva sigue sin haber trombectomía), que podrían salvar miles de vidas. Y somos testigos del programa de La Sexta “¿Te lo vas a comer?” sobre los comedores hospitalarios y en concreto el de Jaén, donde se evidencian las muy deficientes condiciones alimenticias de los pacientes andaluces, para vergüenza de la Junta de Andalucía y de todos nosotros.
En la misma línea, hay 36.000 pacientes con quienes se incumplen el Decreto de Garantías de la propia Junta, helicópteros cuyos servicios se han eliminado, muertes presuntamente evitables en el SAS -todos recordamos la decapitada en el Hospital de Valme-, cierre de alas hospitalarias, habitaciones con tres camas, fusiones y desfusiones no completas, zonas hospitalarias abandonadas como la Sierra de Huelva, 310.000 pacientes andaluces en lista de espera, hospitales abandonados como el militar de Sevilla, la gestión compartida, las ECA -equipos de coordinación avanzada sin médicos presenciales-, el proyecto de Ley de Sostenibilidad que legalizaba todos los desmanes anteriores, etc.
Si desolador es el panorama descrito en los párrafos anteriores, les animo a que busquen el vídeo completo de esta noticia: hace un mes la presidenta de la Asociación del Defensor del Paciente, Carmen Flores, en su comparecencia ante la Comisión de Salud del Parlamento de Andalucía, denunciaba la situación caótica de la Sanidad andaluza: la falta de medios, casos sangrantes de pacientes y fallecidos andaluces, el desamparo de los trabajadores del SAS ante la Administración, las urgencias, las listas de espera mortales, las agresiones a los sanitarios por la infradotación de personal, el transporte sanitario con un conductor y sus demoras, la falta de asepsia en hospitales, etc. Testimonios como el anterior, se han hecho habituales en algunos medios informativos en años recientes y en redes sociales, rompiendo el silencio en materia sanitaria.
«Ante esta situación límite de la sanidad, durante estos dos últimos años, se han sucedido movimientos ciudadanos y políticos, manifestaciones, concentraciones, paros, huelgas y un activismo impensable y sin precedentes en Andalucía»
Ante esta situación límite de la sanidad, durante estos dos últimos años, se han sucedido movimientos ciudadanos y políticos, manifestaciones, concentraciones, paros, huelgas y un activismo impensable y sin precedentes en Andalucía. Movimientos como Justicia por la Sanidad, Huelva por una Sanidad Digna, Basta Ya Málaga, La Marea del Cucharón en Jaén, las distintas mareas blancas de diversas provincias, etc, han conseguido unir a profesionales sanitarios y a la ciudadanía andaluza en un objetivo común: la Sanidad pública. La de todos, pagada por todos pero mal gestionada por unos pocos.
En este contexto, cobra mayor sentido la huelga actual de médicos de Atención Primaria de Málaga y Huelva – por el incremento de efectivos médicos, la ampliación, de hasta diez minutos, el tiempo que tienen los médicos y pediatras para ver a sus pacientes y la disposición de pruebas diagnósticas – a la que Granada y Sevilla han confirmado su adhesión y Cádiz posiblemente se una esta semana -este extremo no ha sido ratificado-.
«Escándalos que no cesan»
Enumerar los escándalos sanitarios en exclusividad daría no para un artículo sino para un libro, por lo que nos remitiremos a los últimos: ambulancias que llegan tarde y pacientes fallecidas como la señora de Aracena y la de Ayamonte, las muertes de dos trasplantados de riñón por virus VHS, las falsificaciones masivas de méritos para acceder a las bolsas de empleo del SAS -la nueva baremación no será efectiva hasta el 2020-, que están siendo investigadas por la Fiscalía, el «error de impresión» en el examen de Nefrología de la Oferta de Empleo Público del SAS, según distintos medios.
¿Hay desabastecimiento de medicamentos tras su decimotercera edición? Sí, pero la Consejera en la materia, Marina Álvarez, dice que debemos tener “tranquilidad”, que aunque el problema es principalmente andaluz, también se da en otras CCAA. Que tengamos tranquilidad cuando hay laboratorios adjudicados y prohibidos en los EEUU, que no cumplen con sus compromisos de entrega, produciendo desabatecimientos y dificultando la adherencia al paciente y con incumplimientos de contratos.
Veamos el problema grosso modo: por los costes de seguros sociales y laborales, de controles de calidad del medicamento, impuestos, elaboración, etc., un laboratorio español vende, por ejemplo, a 6 euros un medicamento, pero en la subasta de medicamentos, un laboratorio asiático lo vende a 4 euros. La Junta lo compra al menor coste y el laboratorio español, al no tener posibilidades en la subasta andaluza, tiene que buscarse mercados externos, con lo que si Vd, como particular, va a comprar el medicamento español porque el genérico no le sienta bien y se encuentra con que no hay en el mercado. En algunos casos hay genéricos sustitutivos pero en otros no, como Hemovas, Apocard, o Aterina.
¿Hay desabastecimientos entre los medicamentos asiáticos de la subasta andaluza? Sí, y muchos. En abril hubo un desabastecimiento del 54% de medicamentos, a mitad de agosto hubo 399 medicamentos genéricos no disponibles. Además, surgió otra más a mitad de octubre y la de hace unos días. Así, queda demostrado que no tienen los laboratorios asiáticos capacidad de cubrir nuestra demanda, a lo que se suma que los especialistas dudan de su efectividad, etc.
Unas preguntas que nos inquietan son: ¿cuántos cientos de millones se ahorra la Junta de Susana Díaz a costa de nuestra salud? Dice la Consejería unos 540 millones ¿Dónde están esos millones y en qué se invierten desde el 2012? ¿Quién los fiscaliza? ¿Merecen esos 41,5 millones, por subasta, la salud de los andaluces? ¿Cuántos cientos de millones se gasta Susana Díaz en publicidad institucional donde riega a los medios silentes? La última cifra fue de 600 millones.
«Respuesta de la Administración de Susana Díaz»
El famoso aparato propagandístico de la Junta de Andalucía se ha encargado de maquillar, con dinero público, todos y cada uno de los escándalos que han ido surgiendo en Sanidad como la negación de la realidad, relativizar, nacionalizar y generalizar los problemas, o declaraciones del tipo “divergencias en los criterios”, justificaciones de “ orden técnico”, “irregularidades administrativas”, “errores puntuales”; usar un neolenguaje para ocultar los recortes, obviar y ningunear a las asociaciones y sindicatos, atacar a los denunciantes, mentir de manera descarada como la campaña de desprestigio por los sueldos de los sanitarios, dividir a las asociaciones, etc.
De especial mención es la justificación del maquillaje de las listas de espera y su manipulación, diciendo la Junta de Andalucía que eran “leyendas urbanas”. Ante ese grado de mendacidad y falta a la verdad, tanto profesionales, como sindicatos y asociaciones salieron a desmentir tal afirmación con datos y testimonios. O poner coches mercedes de juguete para que los niños onubenses fueran al quirófano, cuando no hay cirugía pediátrica. Lo que no pudo maquillar ni esconder fue el bochornoso caso del Hospital de Ronda donde no cabían las camas en los ascensores.
Asimismo, es costumbre el lanzamiento de campañas con amplia repercusión mediática de autobombo como la gratuidad de las televisiones en los hospitales, cuando no es cierto -solo en algunos hospitales- o planes como “Primaria Avanza” sin asidero real en la atención de los pacientes, mientras hay actualmente una huelga y paros en Atención Primaria; o como los cinco famosos sillones para acompañantes de un hospital de Huelva, cuando además no los ha pagado la Junta de Susana Díaz sino la Fundación La Caixa. O la ridiculez extrema de la enésima “piedra” -en sentido figurado- del CHARE del Condado en el BOE, después de trece años de su anuncio.
En resumen: la gestión de la Sanidad andaluza es un problema político de Susana Díaz con la perversión de las unidades de gestión clínica, los 25 aceleradores que donó Amancio Ortega a los andaluces sin instalar, la libre designación de altos y medios cargos con sobresueldos, protocolos ineficientes, el agujero negro de la Administración paralela de la Sanidad, un presupuesto sanitario mal administrado, las famosas listas de espera mortales, subastas de medicamentos con criterios economicistas sin prevalecer la calidad de los mismos, desabastecimientos en las farmacias, externalización de servicios como las cocinas hospitalarias, fusiones hospitalarias como la de Granada y Huelva -esta última no revertida-, una saturación en Atención Primaria sin precedentes, la nefasta política de contratación de los sanitarios, que no mejorará hasta que no cambien las retribuciones y garanticen estabilidad, sacando oposiciones; infraestructuras insuficientes y las de reciente creación son debido a los fondos FEDER. Hablamos de nuestra salud y nuestras vidas, ni más ni menos.