El arte de sentarse en España y la silla isabelina (El rincón andaluz del alfaquí). Por Arturo Luna

EL ARTE DE SENTARSE EN ESPAÑA
El arte de sentarse en España. Silla isabelina

«Es un arte el sentarse bien. Hay que hacerlo de manera cómoda y dejando espacio para que las cartucheras no se derramen por debajo de los brazos de la silla»

En un país como el nuestro, que tiene un refrán que reza: «Quién se fue a Sevilla perdió su silla», hay que andarse ojo avizor y pendiente de que no te dejen sin aposento de las posaderas.

Es un arte el sentarse bien. Hay que hacerlo de manera cómoda y dejando espacio para que las cartucheras no se derramen por debajo de los brazos de la silla. La pose ideal es la que usan los flamencos cuando van a ejecutar un cante grande. A saber. Posar la parte innoble de la espalda con la mayor suavidad posible en el listón delantero del asiento. Erguir la figura hasta que la espalda quede en paralelo con el respaldo del aposento, Levantar la cabeza y mirar al infinito.

Llegar a esa satisfacción es el sueño de todo español. Los curas sueñan con un buen sitial de coro de catedral, después haber pasado largos años calentando la dura bancada del confesionario. Los políticos sueñan con los bancos tapizados del Congreso o el Senado, y cómo mal menor, en cualquier sillón de la autonomías. Los nobles bastante tienen con no tener que vender las sillas que heredaron para tener moneda contante y sonante. Los pelotas, de los que hay legión, sueñan con que el peloteado se vaya a Sevilla.  ¿Y el pueblo?. El pueblo como siempre viendo como los que llegan a la silla les sacan los cuartos…

Aquí os presento una silla Isabelina. Aposento regio reñido con el arte funcional y el minimalismo. En su tiempo fue objeto de envidias, y hasta de intrigas palaciegas.

La única que he visto parecida la tenía un folclórico travestón y la estaban cargando en un camión dos agentes del juzgado el día que lo embargaron.

Esta debió pertenece a un monarca bajito. Lo digo por lo del taburete. Y Monarca de ese tamaño no lo ha habido por estos pagos desde Isabel II, que no se fue a Sevilla, sino a París, cuando perdió la silla.

En Sevilla estaba Montpensier, su pariente y consuegro. Que tenía muchas ganas de la silla, pero claro estaba en Sevilla, y allí de acuerdo a al refrán están los que han perdido el objeto donde se colocan la posaderas.

 

Arturo Luna

Natural de Pozoblanco, Córdoba, ingresé en el Centro de Formación de TVE en 1.966, y comencé mi carrera profesional escribiendo guiones junto a Arturo Ruiz del Castillo. Reportero fundador de Informe Semanal, autor de dramáticos y como tal ingresé en la SGAE en 1969, donde actualmente soy Consejero por el Colegio de Audiovisuales. Miembro de la Academia de las Artes y Ciencias Audiovisuales. he dirigido y escrito la serie “Oficios para el recuerdo” de TVE que consta de 79 episodios de media hora de duración. Además de tres series más de documentales. Como reportero he participado en una veintena de programas. El último en “Quién sabe dónde” y de su experiencia escribí el libro “Desaparecidos” publicado por Temas de Hoy. Actualmente colaboro en “El semanario La Comarca” periódico semanal que abarca la Comarca de los Pedroches, en Andalucía y la de Almadén y el Valle de Alcudia en La Mancha. Tengo una docena de libros sobre la historia, tradiciones y costumbres de mi tierra, con algunos de ellos he conseguido en tres ocasiones el Premio Nacional de Investigación Histórica “Juan Ginés de Sepúlveda”. Ha recuperado, transcrito y publicado íntegramente “El Catastro del Marques de Ensenada” de Pozoblanco. Uno más de los que prejubiló Televisión Española en el año 2003.

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