Vaya usted a hacer gárgaras… Por Vicky Bautista Vidal

Vaya usted a hacer gárgaras. Ilustración de Tano y Pig
Vaya usted a hacer gárgaras. Ilustración de Tano y Pig

«Vaya usted a hacer gárgaras. Dicen que lavarse las manos es la defensa primordial contra el Coronavirus, pero, cuando hacen la prueba, toman las muestras de nariz y de garganta»

Vaya usted a hacer gárgaras. Dicen que lavarse las manos es la defensa primordial contra el Coronavirus, pero, cuando hacen la prueba a los afortunados a los que se la hacen con un material que no sea de esos con defecto que ha comprado nuestro brillante gobierno, toman las muestras de nariz y de garganta…

No esta mal una indicación, cada uno en sus posibilidades, para ayudar a sobrellevar esto de ser humano: masa “pagafantas” de los cuatro espabilados que en el mundo son. Suena a un antiguo insulto. Yo no sé si sigue siéndolo eso de que “vaya usted a hacer gárgaras”. Pero en los tiempos del Covid-19, la única fórmula que existe de momento para convertir al “Corona virus” en “Diadema virus”, es la exquisita limpieza.

Limpieza que ha sido efectiva, por cierto, en casi todas las pandemias que ha conocido el mundo en la historia. (A no ser, que sea usted un bebedor empedernido; que se dice que los borrachos fueron los únicos que salieron indemnes del Cólera y otros horrores pandémicos de la Historia).

«Y de gargantas y narices además de las gárgaras quisiera hablar, si me lo permite el paciente lector, comentando una experiencia propia»

Y de gargantas y narices además de las gárgaras quisiera hablar, si me lo permite el paciente lector, comentando una experiencia propia. Si alguien piensa que esto de las pandemias y las epidemias es algo nuevo anda un poco despistado y en peligro durante el siglo XXI, no de Oro ni de plata, sino de hojalata, cuando un virus muy tonto, según muchos, pero muy mortal para todos, anda matando gente, mucha gente, por el “mundo mundial”.

Y es que, ser tonto es lo que tiene: Acuérdense de Claudio, el emperador romano aquel que le pareció tonto a todo el mundo y que, gracias a ello, conservó la vida y llegó a emperador de Roma. Piensen en el ramillete de políticos actuales y saquen conclusiones también.

Ha querido el destino que, durante mi vida, haya viajado con cierta frecuencia en avión.
Hasta que saqué conclusiones acerca de que el aire que se respira en un avión, por muy purificado que esté, es el que pasa también por los pulmones de las cien, doscientas o trescientas personas que vuelan en él, incluida la tripulación, tuvo que pasar tiempo; y yo, varios “resfriados” inexplicables de mayor o menor importancia, para que empezara a sacar conclusiones de cómo salía yo de mi lugar de origen en perfectas condiciones, y pocas horas después de llegar, caía fulminada por algo a lo que yo llamaba resfriado y que, por fortuna, como se ve, no me ha costado la vida en todos estos años.

«La confirmación perfecta la encontré cuando una mini pandemia casera vino a azotarnos la cara, de a tres, hace ya bastantes años»

La confirmación perfecta la encontré cuando una mini pandemia casera vino a azotarnos la cara, de a tres, hace ya bastantes años. Un familiar y yo, fuimos a recibir a otro que llegaba para pasar unas pequeñas vacaciones en Mallorca, el sueño de muchos. Venía encantada la persona, feliz y sana cuando la recibimos en el aeropuerto. Las tres nos dimos los besos y abrazos de rigor y salimos para casa encantadas de habernos rencontrado. Felices por lo bien que lo pasaríamos juntas en la isla “preciosa”.

Mas o menos a las dos o tres horas de llegar a casa, comenzamos todas a sentirnos muy mal, a toser, a moquear… Y tuvimos que acostarnos para pasar el sorpresivo “resfriado” que habíamos cogido, ¡a la vez!, en ese momento inoportuno, y que fundió la mitad de las vacaciones de mis familiares.

Posiblemente las tres anduviéramos fatal de defensas. Posiblemente, ese día, cientos de personas llegaran a sus destinos y padecieran inoportunos “constipados” que no supieron conectar con el reciente viaje.

Este acontecimiento me hizo relacionar otras anécdotas parecidas sucedidas en alguno de mis viajes y no tuve más remedio que considerar que, a lo mejor, no eran casualidades las inoportunas enfermedades que sufriera tras algún desplazamiento aéreo, y que éstas, podrían tener que ver con los aeropuertos y los aviones por donde había pasado. No es ilógico deducir algo así dada la cantidad de miles de personas de distintos países que circulan cada día por aeropuertos de gran tránsito.

«Así que, desde entonces, cada vez que viajaba, me llevaba un frasquito con alcohol y disimuladamente, con un algodoncito, me limpiaba la nariz a cada rato»

Así que, desde entonces, cada vez que viajaba, me llevaba un frasquito con alcohol y disimuladamente, con un algodoncito, me limpiaba la nariz a cada rato. Tanto durante el vuelo como en las terminales de salida y llegada.

Cuando prohibieron llevar líquidos lo hice con toallitas refrescantes, que lo que importa es limpiar la nariz bien para no permitir que los virus o las bacterias se adhieran a las mucosas y vayan integrándose al organismo por la respiración o como quiera que se adhieran estos bichos infinitesimales que tanta pupita son capaces de hacernos. ¡Santo remedio! Desde entonces, se acabaron las enfermedades intempestivas coincidentes con viajes.

Por supuesto, he padecido después, como todo el mundo, resfriados y gripes, pero en tiempo y contexto normales. Conclusiones de la eventual “Doctora Canuta” que les habla: ¿Qué esperan entonces para irse a hacer gárgaras y para rebañarse la nariz limpiándola muy bien por dentro?… Con algo que desinfecte y lo antes que puedan. No desestime estas pequeñas acciones, imprescindibles en momentos como el presente, pero también, como método preventivo cuando andemos intercambiando nuestra respiración con multitudes.

Vicky Bautista Vidal

Nací en Madrid. Y como a casi todos los madrileños, todo el mundo me parece cercano y de casa: es el carácter de la ciudad. Esto me ha ayudado después para congeniar con toda clase de personas en los diferentes sitios donde viví. Soy curiosa, inquieta, autodidacta y un pelín dispersa, precisamente por que me siento atraída por muchísimas cosas, escribir es una de ellas. Lo hago al golpe de víscera, según el momento y me faltan algunas vidas para alcanzar a Cervantes o alguno de los inmortales.
Soy la primera sorprendida por que observo como últimamente me meto en berenjenales de opinión acerca de asuntos políticos, cuando en realidad, la Política, me importó un bledo toda la vida.
Puede ser sentido común herido o un amor recién descubierto por España y su unidad. No milite, milito o militare en nada. Pero estoy de parte de la razón y el sentido común.
Defenderé a cualquier gobierno que me facilite la vida y reprochare sin pausa a quienes me la incomoden.
La Libertad es para mi la única joya a lucir, la lógica una herramienta y creo que sin pasión por algo, poco se puede conseguir.

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