
«El Ególatra, prepotente y encantado de haberse conocido llegó a presidente. Su meta era disfrutar a todo trapo. Su gozo en un pozo: está en medio de un pifostio con 20.000 muertos y rodeado de menguaos que el cargo les viene grande, muy grande. Los peores en el peor momento»
Más quisiera, Sánchez, que ser Superlópez:
con él, nos cabría aún alguna esperanza.
Por cierto que su nariz proclama buena holganza,
además de ser estupenda espada de Damocles:
la que penderá sobre todos los españoles
mientras nos siga gobernando una morralla
que no presagia sino HECATOMBES!