
«Así, con este gobierno y descaradamente, hemos pasado de «la erótica del poder».., al más puro sadismo de poder… Vergonzoso»
Sí.., nos crean agitación, alteran nuestro sistema nervioso… Nos provocan excitación, calentura, ardor, escalofríos…
Es tal la obscenidad, que la calentura nos recorre todo el cuerpo, dispara los latidos del corazón y aflora la impaciencia en nuestra piel… Palpitamos… Invocamos…
Nuestros deseos están desbocados, nuestra lujuria desenfrenada…
¡Lástima que nuestra fogosidad no sea calmada y, no «podamos» llegar al zenit! Porque no, con este gobierno y demás socios, nunca habrá frenesí, nuestros deseos jamás serán calmados…
Incitan, estimulan, inducen.., pero no satisfacen. Es tal su inmoralidad, que solo despiertan neurastenia…
Así, descaradamente, hemos pasado de «la erótica del poder».., al más puro sadismo de poder… Vergonzoso.