Hipócritas disfrazados de izquierdosos. Por Nacho Rodríguez Márquez

«He vivido casos e historias de estos hipócritas disfrazados de izquierdosos que realmente daban vergüenza. Todo eran mantras y patrañas en sus bocas»
Que socialistas y comunistas son burgueses camuflados no hay nadie que lo ponga en duda. Todos tenemos la mochila repleta de casos cercanos. Al principio, hace un par de décadas nos asombraban, hasta que la cotidianidad de los ejemplos dejó de deslumbrarnos. En todos los ámbitos llegaban casos de burguesismo extremo. Y muchos venían del lado izquierdista. Disimulaban a sabiendas que no se compadecía muy bien sus declaraciones de honradez e igualdad con su vida real.
He vivido casos e historias de estos hipócritas disfrazados de izquierdosos que realmente daban vergüenza. Todo eran mantras y patrañas en sus bocas. Ni una sola verdad en sus manifestaciones en relación con sus hechos cotidianos. Esa actitud falsaria y continua, me separaron de mucha gente. Su hipocresía me sigue ofendiendo sobremanera. Y a algunas personas las tengo cercanas. No se cómo pueden vivir en esa eterna contradicción. Hablan, vociferan en defensa de esa supuesta ideología progre para, a continuación, seguir con una vida burguesa, capitalista e insolidaria sin límites.
Les relato un caso entre miles, pero creo que es paradigmático. Se trata de Harry Villegas, mas conocido como Pombo. único que estuvo siempre al lado del Che Guevara en las guerrillas, ese asesino y perseguidor con saña de los homosexuales. No se puede decir que Pombo no era un verdadero revolucionario comunista. Pues bien este personaje, recientemente fallecido con el cargo de General de Brigada y Héroe de la República cubana, por orden de Fidel Castro marchó al Congo en compañia de Carlos Coello «Tuma». En premio, Fidel Castro les regaló un Rolex auténtico. Y me pregunto; ¿Porqué les donó uno de los objetos mas burgueses y capitalista? Pues porque, en el fondo, adoran el lujo, el vellocino de oro. Es un ejemplo de los miles que hay.
Por eso, mi compasión ya no da para tanto, les he aguantado demasiados años, y ahora les hago ver al minuto su hipócrita postura. Claro, al desenmascararlos se convierten, al instante, en enemigos acérrimos. Pero me da igual pues estoy mucho mas relajado, (feliz siempre lo he sido), desde que no aguanto cinismo alguno. Haced lo mismo que yo con los que os quieran vender la burra. No hay que aguantar su impostada superioridad moral. No se la merecen.