
«Recuerdo gracias a la máquina de escribir a uno de mis escritores favoritos, Milan Kundera en su pequeño libro La lentitud»
En la vieja Underwood el ejercicio de la escritura requiere, además de las ideas, la presencia del cuerpo y fortaleza en los dedos. Hay que aporrear el teclado con precisión y fuerza. Así, el texto brota de una música que suena, en adagio, con ritmo de vals, fuga o rock,n,roll, dependiendo de la creatividad y soltura del escritor, obligado siempre a pensar en la presión de sus yemas con la misma intensidad que en la trama de sus ideas.
Recuerdo gracias a la máquina de escribir a uno de mis escritores favoritos, Milan Kundera en su pequeño libro “La lentitud” del que el autor dijo que siempre había deseado escribir una “Gran Tontería. Por puro gusto”. Por puro gusto de escribir y quizás, aporrear la vieja Underwood para hacerla sonar con ritmos imposibles de creación literaria.
“¿Por qué habrá desaparecido el placer de la lentitud? Ay, ¿Dónde están los paseantes de antaño? ¿Dónde estarán esos héroes holgazanes de las canciones populares, esos vagabundos que vagan de molino en molino y duermen al raso? ¿Habrán desaparecido con los caminos rurales, los prados y los claros, junto con la naturaleza?”
Milan Kundera “La lentitud”
Colección Andanzas. Tusquets editores. 1995