
«En la configuración cerebral de las derechas existen las mentiras, pero La palma de las mentiras se la lleva la hostil configuración mental de las izquierdas»
Antiguamente, sin ir más lejos hace apenas unos cincuenta o cien años, los políticos también mentían a los oídos crédulos de los que les escuchaban. Esto ha sido, es y será así a lo largo de la historia, es un asunto de listillos, no de inteligentes, pues se coge antes a un mentiroso que a un cojo.
El inteligente siempre estará por encima, pues interferir con él es factible pero no combatir su intelecto. En general el personal se deja engañar por no sufrir con la contemplación de las miserias humanas que les rodean y les pertenecen. “Nada de lo humano me es ajeno” (Eugenio D´ors). Es más, me da a mi en la nariz que muchos desean que les engañen para no enfrentarse a la verdad, y a la responsabilidad que, como ser pensante, tiene.
La igualdad no existe entre seres pensantes, porque la base de partida no es la misma para todos. Algunos son mucho más inteligentes que otros y otros son muchísimo más torpes que algunos. También me vale esta reflexión para lo físico, algunos tienen cuerpos “Danone” y otros tenemos cuerpos muy perjudicados desde el punto de vista de la belleza animal, que es lo que somos por excelencia. Esto es así, aunque algunos esgriman lo de racional para no sucumbir entre el sudor, el olor y la base original de nuestra genética.
No somos más que una ameba evolucionada por el transcurso del tiempo y las mutaciones. Y no es ninguna deshonra, ya lo dice el refrán: “honra merece quién a los suyos se parece”. No nos parecemos a amebas, pero portamos millones de células que empezaron siendo iguales y simples cuál ameba o menos. Hoy día la cosa sigue igual, pero con una pequeña diferencia. En la configuración cerebral de las derechas existen, como en todas partes, las mentiras y las medias verdades, pero La palma de las mentiras se la lleva la hostil configuración mental de las izquierdas.
«La base de su ideología, al ser tan falsa de partida, no permite que su deseos, basados en ella, pueden tener ni un ápice de realidad»
No sé si es que están programados para mentir, o es una característica a destacar de su selección natural. Pero si que sé es que la base de su ideología, al ser tan falsa de partida, no permite que su deseos, basados en ella, pueden tener ni un ápice de realidad por lo que el resultado no puede ser otro que la arana.
Por mucho que la izquierda se empeñe, los seres humanos somos diferentes unos de otros, y aunque en origen todos debamos tener los mismos derechos y obligaciones, está claro que en el transcurso del tiempo unos tendrán más cualidades y serán más que otros, se argumente la ideología que se argumente, siempre habrá un nivel uno, un dos, un tres y hasta un cuatro o más, porque la naturaleza es así, es competitiva para garantizar la supervivencia de las los genes más aptos para la perpetuación de la especie. Tratar de forzar esto en una dirección que no es posible solo va a causar más problemas que ventajas.
Desde luego no vamos a permitir que los que no llegan a los mínimos desaparezcan, por eso nos denominamos humanos, pero nunca estarán en la misma situación del que destaca y se vale por si mismo de forma suficiente o espectacular. Desde luego la mayoría de los hombres y mujeres no son adalides del lanzamiento de jabalina o de cualquier otro deporte, porque eso exige una serie de cualidades que no todos tenemos, pero al igual que esto, pasa con la inteligencia. El que lo es más, lanza más lejos y alcanza mejores metas, y el que lo es menos, pues no. Esto no debe de ser tomado como un agravio, cada cuál es como es.
Hay que luchar con las cartas que te reparte la naturaleza. Sí, es cierto que no podemos dejar tirados por el camino a otros, muriéndose de hambre o de asco, pero siempre teniendo en cuenta que la tribu cercana es la que más nos atañe, precisamente por esa proximidad genética que nos une a ella. No es igual ayudar a un colega del pueblo de al lado, al que probablemente nos unen lazos afectivos y genéticos cercanos, que a un ser que habita el lago Titicaca, pues sus lazos con los nuestros son mucho más distantes.
Esto que estaba claro cuando el mundo era inmenso para la mayoría de los poquísimos humanos que lo poblaban, ya no lo es tanto cuando las comunicaciones lo han reducido al golpe de ratón del ordenador. Pero lógicamente, cada grupo, pueblo, ciudad, país o civilización, depende de los suyos, y de cómo sean empáticamente con los demás. Por eso gran parte de la culpa de las desigualdades las tienen los integrantes de cada civilización específica.
«Los postulados de la izquierda, nunca funcionarán de por sí, si son impuestos, porque los seres humanos no somos así, como ellos quieren»
Tenemos la suerte de pertenecer a una parte del mundo en que la civilización ha organizado a los integrantes de una manera, más basada en los sentimientos, que en otro tipo de cohesión, y esto es bueno para la gran mayoría, aunque como en todo pueda haber excepciones. Esta organización no puede ser algo impuesto, porque luchar contra la libertad y la variedad de individuos es un acto abyecto que va en contra de la propia esencia de la evolución. Por eso los postulados de la izquierda, nunca funcionarán de por sí, si son impuestos, porque los seres humanos no somos así, como ellos quieren, somos múltiples y variados, y contra lo que es no se puede luchar.
Siempre lo digo y siempre lo diré: “las cosas son como son y no como queremos que sean”. Todo esto se puede controlar con las leyes hasta cierto punto, rebasado el cuál, nadie atacará lo que se imponga, o estará obligado a hacerlo si transgrede su libertad. Si algo tiene de bueno el ser humano, que le ha permitido llegar hasta este grado de evolución, es que tiene libre albedrío y de su responsabilidad depende hasta dónde pueda llegar, por eso antiguamente, sin ir más lejos hace apenas unos veinte o treinta años, los políticos también mentían a los oídos crédulos de los que les escuchaban, con el alevoso ánimo de engañar y llevarse el gato al agua. Esto ha sido, es y será a lo largo de la historia lugar común, es un asunto de listillos, no de inteligentes, pues se coge antes a un mentiroso que a un cojo. En general el personal se deja engañar por no sufrir con la contemplación de las miserias humanas que les rodean y les pertenecen, pero esto, debe de ser consecuencia de la empatía con los otros nunca de la imposición, porque acaba con la esencia humana.
Todo lo anteriormente expuesto, no es ni bueno, ni malo, simplemente es. Da igual como lo quieras reconocer o retorcer la realidad es dura y no cede nunca. Es la base, del mundo físico que habitamos.