
«El precio de la subida de la factura de la luz y los precios de la alimentación, son soportados por el 100% de la sociedad civil y jurídica»
Permítanme que hoy por ser el último día del año me extienda un poquito más, por lo que me disculpo de antemano.
Termina el año 2021 con el Índice de precios al consumo (IPC) ascendiendo como la Inmaculada Concepción hasta el 6,7%, colocando al Gobierno y al Estado en el altar que se merece –ya explicaré porqué– El valor numérico en sí mismo nos retrotrae nada menos que hasta 1992 ¡Que jóvenes éramos…!
Este humilde miembro del club de la perseguida “generación de los baby boomer”, en la diana del ministro Escrivá para cobrar menos pensión aun que nuestros padres, por entonces rebosaba a tope unos índices de vitalidad y testosterona indescriptibles por los garitos de los bajos de Arguelles, los bares del pueblo de Humera a la salida del campus y por supuesto, por los pasillos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la U. Complutense de Madrid en Somosaguas. Recuerdo que a veces me cruzaba –mientras fotocopiaba libros enteros del ahora ideólogo golpista Ramón Cotarelo–, con jóvenes figuras legendarias como Emilio Butragueño o Manolo Sanchís, en su siempre más limpia, silenciosa y respetuosamente despiojada Facultad de Económicas y Empresariales.
Pasados los años muchos de los politólogos de mi promoción, llegamos a la conclusión que en el fondo, los del resto del campus miraban con envidia nuestros cristales blindados con sus marcos pintados de “naranja Guantánamo”, tan necesarios por el carácter peligroso de algunos de los moradores que deambulaban disfrazados de estudiantes por las instalaciones, sin estar matriculados en ellas y, más aun después del exilio forzado de Moncloa ya que la anterior facultad, estaba pared con pared del complejo presidencial.
Si me permiten la licencia, recuerdo que la gente normal lo mejor que hacíamos era sortear año tras año a los catedráticos socialistas y comunistas que pretendían lobotomizar nuestros tiernos cerebros. Ejercían como auténticos captadores de talento en busca de palmeros matriculados con o sin beca –a los que también había que sortear–, pues estaban siempre dispuestos a ejercer de amanuenses –a veces hasta en el peor de los sentidos y a puerta cerrada–, gratuitamente a cambio de recibir las tan necesarias matrículas de honor para en un futuro próximo formar –tomando un atajo–, parte de las filas del plan Erasmus. El resto de especímenes sospechosos, eran los lozanos aspirantes a políticos y/o sindicalistas; es más, alguno de estos “pajaritos y periquitas”, llegaron a adjuntos de departamento y hasta a ser profesores: sin duda hermanos mayores de los actuales que dejaron el camino expedito a las siguientes generaciones de “comunistas de salón y demás niños pijos con mala pinta y aspecto de guarros” que seguramente bien recomendados por los servicios prestados, han llegado a vivir del Estado.
En ese mismo año –y siguiendo con el tema de los favores–, salió presidente en EEUU Bill Clinton –famoso por la felación que le hizo su becaria–, y en España el PSOE de “Felipe el hermoso” (por lo gordo que se ha puesto el ahora “intelectual expresidente”)
Felipe, el de la chaqueta de pana y la chupa de ante para los domingos, volvió a ganar las elecciones aunque no pudo evitar un gran desgaste pues su carácter criminal y corrupto gestionando lo del GAL y la ETA así como la financiación ilegal de su partido lo pasó factura. Aun así alcanzó la mayoría simple logrando sacar la cifra de 159 escaños, dando de esta manera comienzo la V legislatura de España. Los del PP alcanzaron 141, IU 18, Convergencia 17, el PNV 5, Coalición Canaria 4 y el resto que formaba el grupo mixto, los otros 6 restantes.
Una vez hecho este breve resumen de lo que había por entonces, especialmente para que los más jóvenes –algunos hoy concejales, diputados autonómicos y hasta nacionales– sirva la presente para que vean, que los que hoy peinamos canas también padecimos lo nuestro. Para finalizar el año y mi colección anual de artículos en La Paseata, aprovecho el asunto más escabroso de hoy, es decir la inflación, pues es un tema gravísimo ya que recuerdo a “Sus Señorías”, que es el impuesto más letal para los pobres, las clases medias y hasta las más altas.
El precio de la subida de la factura de la luz –por mucho que descuente el presidente de forma soez la variable de la inflación–, y los precios de la alimentación, son soportados por el 100% de la sociedad civil y jurídica. Es decir lo pagamos las personas físicas y las empresas por igual. La inflación es el mayor reflejo de la incompetencia e inoperancia de un Gobierno sea del signo que sea, pues demuestra su indiferencia hacia el sufrimiento de la población sobre la que ejerce su potestad absoluta. Y en el caso español actual, si a ello le sumamos los índices recaudatorios resulta totalmente asfixiante, lo cual en cualquier estado civilizado haría caer inmediatamente al Gobierno de turno por inútiles.
Decía al principio, que el principal beneficiado por esto es el Estado, y es muy fácil llegar a esta conclusión sencillamente porque a todo se le aplica el IVA –indiferentemente del rango tributario del impuesto–. La inflación degenera en el consiguiente desgaste del mercado financiero y este a su vez influye directamente en el de Crédito, por lo que es “la pescadilla que se muerde la cola”, ya que las familias cada vez más endeudadas necesitan pedir préstamos o vivir a crédito para comprar cualquier cosa, devolviendo los favores de las entidades financieras a mayor interés.

Si las empresas soportan más presión fiscal lo repercutirán en los precios al consumidor final. Estos al ir agotando sus ahorros y al ver como sus ingresos cada vez dan para menos, redundará directamente en el consumo por lo que termina –salvo que se cambie la tendencia reduciendo drásticamente la presión fiscal–, en lo denominado en economía como estanflación, que en cristiano significa que el estancamiento económico –con el 14-15% de nivel de paro estructural que tenemos–, y la subida de los precios, hace que el sistema económico y financiero reviente.
Como le pasó a Felipe González, posteriormente a José Luis Rodríguez Zapatero y previsiblemente le terminará sucediendo a Pedro Sánchez Castejón; los resulta indiferente dejar España como un erial y que el siguiente se las componga. A este último dictadorzuelo, la situación económica le terminará pasando factura y sacando por la fuerza de la Moncloa, demostrándose por tercera vez que el socialismo en España siempre trae miseria y corrupción –al margen de las denominadas libertades que cualquier otro partido sería capaz de favorecer y apoyar mínimamente, por el simple desarrollo de la sociedad en si misma–.
Por esto debemos coincidir en que en nada nos diferenciamos de otros países más o menos civilizados, si cada cierto tiempo caemos en el error de llamar a sus puertas, cuando los gobiernos de talante liberal, reconducen “a su manera” la situación económica apretando las clavijas al personal, reduciendo progresivamente el clientelismo resultante de los excesivos e innecesarios servicios prestados, en muchas ocasiones por triplicado por “el papa Estado”, “la mama Autonomía” y “el primo del Ayuntamiento”.
Ahora bien, el desgaste que cada calvario socialista bien con mayorías absolutistas, o coaligadas (soportadas), por los errores del sistema (comunismo y nacionalismo), permitidos en la C.E. en su día para aplacar especialmente el terrorismo vasco y catalán, ha provocado el deterioro absoluto de las instituciones, la sociedad y la cohesión territorial. Este desastre ha provocado que la democracia en sí misma desgraciadamente no se haya conseguido plenamente, por las cesiones constantes de quienes al estar preocupados solo por lo económico, no han prestado la debida atención a lo ideológico, siendo esta la necesaria argamasa para unir la diversidad bajo el mismo paraguas del concepto Nación. Las ideologías sirven para engrasar el perfecto mecanismo del Estado como garante de la democracia y no como parapeto para camuflar el totalitarismo y el sectarismo como está haciendo Sánchez y sus socios, aunque la dictadura de la actual partidocracia tampoco favorece el asunto.
En Madrid, CyL, CyLM y Extremadura, celebraremos casi con absoluta normalidad la salida y entrada de año. Solo esa parte de la sociedad española en la nochevieja del 2021 –con gobiernos del PP y PSOE–, disfrutarán de esa efímera sensación de libertad comiendo las uvas y brindando por ello por la calle si nos da la gana, sin restricciones horarias y de movilidad (derecho fundamental recogido en la C.E.) En el resto, unos también gobernados por el bipartidismo, otros rehenes del nacionalismo racista y golpista y los menos bajo el yugo de los caciques del peor regionalismo populista: NO.
Obviamente algo falla.
En fin, si los jóvenes nos lo permiten y se aprovechan de nuestra experiencia vital y laboral, trabajaremos a su lado con ellos asesorándolos en lo que sea necesario para remediarlo. Y si no nos lo permiten, los apartaremos a un lado sin problema sencillamente porque: somos más numerosos, porque aunque no se lo crean fuimos eficazmente más fecundos, somos mucho más listos y además y aquí está el “quid” de la cuestión: el 40% de ellos están en paro, aunque haya muchos bares manejados por expertos cuarentones y cincuenteros enseñándolos a servir cañas y vinos, o centros comerciales para atender a los que manejamos la tela, al margen de la capa social a la que se pertenezca…
Para terminar, y si mi querido editor Don Manuel Artero me lo permite: quisiera por la presente agradecer públicamente la oportunidad que me brinda –cada vez que así lo decido–, de expresarme con absoluta libertad en este su medio. Y a ustedes, mis queridos lectores (incluidos los maravillosos jóvenes a los que, igualmente amamos y por vosotros nos desvivimos), desearlos una feliz salida y entrada de año. ¡Larga vida a www.lapaseata.net!