
«Vox y la Agenda España han llegado para recuperar la ilusión de millones de españoles que nos hemos sentido abandonados»
Desde mi juventud estuve luchando desde las trincheras con Santi Abascal, codo con codo; compañero de penurias en la etapa más dura que sufrimos en aquel calvario que suponía el necesitar escolta frente a los cachorros de ETA, compartiendo principios y valores; esos mismos principios que han sido objeto de renuncia irreversible en pro de la Agenda 2030, por aquel partido donde milité desde las trincheras del norte de España.
Confieso que me equivoqué -y ahora me doy cuenta que fue como un espejismo en la travesía del desierto- inicialmente con un golpe de timón cuando Pablo Casado fue elegido presidente; la culpa fue mía y nada más que mía. Si te engañan una vez, la culpa no es tuya; pero si te engañan dos veces, la culpa es mía. Y no lo voy a negar, pequé de ingenuo, como muchos otros que tras los acontecimientos han procedido a su baja en el Partido Popular, afiliándose a Vox, donde han sido recibidos con los brazos abiertos: en efecto y como expresa el famoso hashtag “Solo queda Vox”.
Los que me conocen, saben que nunca perdonaré ni daré el brazo a torcer frente a los que asesinaron a mi abuelo D. Javier Ybarra (Q.E.P.D.), además de tantas otras víctimas: me parece canallesco -tras leer el artículo de Rafael García Ortiz– enterarme que a los del tiro en la nuca a su hermana Ascen y a su cuñado Alberto hayan sido acercados a las cárceles vascas, tras la negociaciones políticas. Rafael, cuenta con mi apoyo incondicional. No soy yo quien ha cambiado de principios y valores, sino aquél partido que no lo conoce ni la madre que lo parió -como dijera, Alfonso Guerra-.

Sé que muchos no me perdonarán -no me importa: me importa sólo España-, pero mis sentimientos se encuentran dentro de mi alma, y, el alma sólo es de Dios: Me confieso defensor del humanismo cristiano y de la unidad de España. patriota, español y vasco, y, por tanto, como he oído muchas veces repetir a mi amigo Santi -que es como le conozco desde mi juventud: «Yo soy vasco y, por eso, doblemente español«.
Sí, en efecto, he tropezado, amigo Santi, pero el sentimiento sobrenatural y el lazo que me une a ti como vasco y, por ello, doblemente español, lo pongo como garantía de mi apoyo incondicional: solo tú y VOX podéis -y, si me dejáis ayudar, como de antaño contigo- librar a España del yugo del globalismo elitista de la diabólica Agenda 2030, a la que no estoy dispuesto a arrodillarme porque Dios nos hizo libre y quien suscribe, sólo se arrodilla frente a Dios.
De otra parte, y de lo correlativo, estoy convencido de que Vox es un proyecto político para el fortalecimiento de la vida democrática española con el objetivo de cohesionar la Nación, conseguir la eficiencia del Estado, mejorar la calidad de las instituciones, garantizar la honradez de los responsables públicos e impulsar el crecimiento económico en beneficio de todos los ciudadanos.
Me voy a parar aquí: Actualmente la vida democrática española está en horas bajas con un presidente de gobierno que ha llegado mintiendo a los españoles diciendo que no iba a pactar con los comunistas de Podemos y menos aún con el brazo político de ETA y con ellos gobierna. Por eso es necesario un partido como Vox que les recuerde todos los días e impida que puedan quitarnos este gobierno nuestra libertad que es lo que pretenden.
Frente a esto que viene impulsado por todos los partidos políticos excepto los de Vox que es una hoja de ruta perfectamente marcada por esa “Agenda 2030”-a la que me he referido más arriba- que quiere quitarnos nuestras libertades y la soberanía de España, frente a la que hace falta otra agenda; la agenda de la libertad y la defensa de la plena soberanía española-elemento característico de un Estado libre y soberano conforme a la Carta de NN.UU.-, para lo cual apoyo todos los puntos de la Agenda España de Vox.

España atraviesa una crisis múltiple y profunda de carácter sistémico que afecta a su economía, a sus instituciones, a su unidad nacional y a su moral colectiva.
Un enfoque meramente economicista de nuestras dificultades es insuficiente y nos lleva al fracaso, sin olvidar la desidia y expoliación por el Estado hipertrófico de las clases medias, autónomos y pymes -más del 90% del tejido industrial y comercial-, y el sector primario español: agricultura, ganadería y pesca.
Si las ideas que nos conducen son equivocadas, si las concepciones morales que nos inspiran son débiles, nunca conseguiremos volver a la senda del crecimiento material. Por eso es tan necesario Vox y su Agenda España.
Los españoles ya pueden elegir qué España quieren. Si una España dividida, derrotada y sometida a las élites globalistas, o una España unida y próspera donde los españoles sean dueños de su futuro.

Por último, hay que defender la unidad nacional frente a la división promovida por las autonomías; la libertad y defensa de la propiedad privada para poder ser libres e independientes de subvenciones; la igualdad de los españoles; la democracia de verdad, que sean los españoles los que decidan su futuro y el de sus hijos. Basta ya de agendas de sumisión que siguen el PP y el PSOE. No quiero extenderme más.
Decir para finalizar que esta y muchas razones ideológicas y programáticas hacen que apoye a Vox, porque en mi opinión Vox ha llegado para recuperar la ilusión de millones de españoles que nos hemos sentido abandonados y para sembrar una nueva etapa en la que nadie se sienta abandonado.
Nunca unas élites políticas han estado tan alejadas de los intereses reales de los españoles. Por eso hay que acabar con esa Agenda 2030 tan nefasta para España. Y como podemos derrotarla: pues que en las próximas elecciones llenemos las urnas de votos del cambio real en España que es VOX. Y para ello: SÓLO QUEDA VOX.
Un fuerte abrazo, amigo Santi y a tu disposición: «Yo soy vasco y, por eso, doblemente español».