¡MUY BUENOS DÍAS!
Hoy, siendo jueves, cuento con la colaboración de José Antonio Marín Ayala.
Os contaré del artista que se formó en la Escuela de Arte Urbino, continuando sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Florencia. En 1979 colaboró con el Centro de Investigación y Difusión de la Técnica de las Artes de Mario Donizetti en Bérgamo. Ha expuesto en las principales ciudades italianas y extranjeras. Ha pintado al fresco para un total de unos 500 metros cuadrados de paredes. Tiene una magnífica capacidad gráfica y su uso del color es exquisito.
Claudio Sacchi. Pessaro (Italia) 1953. Retratista. Pintor figurativo. Contemporáneo.

“De la tierra al cielo. Olvido” Por José Antonio Marín Ayala
Entre bolsas de basura y elementos de desecho
impropios de una sociedad,
como esta nuestra mal llamada del bienestar,
alejado de esa vida civilizada tan propia de la humanidad,
en la sierra el eremita encuentra la hondura de la paz espiritual,
la que se desprende de las sagradas escrituras,
tras leerlas, pensar en ellas y meditar.
Le ofrece la alta montaña la inestimable coyuntura de la aspereza
terrenal, el rudo clima que en ella reina al caer la oscuridad,
los animales que por ella se aventuran y su apacible soledad;
y cuando alce sus ojos, lentamente y con dulzura,
hacia el cielo estrellado contemplando y admirando la obra de la creación
y su vasta inmensidad puede que halle una caprichosa,
bella y errabunda luna que con manifiesta complicidad
en las largas noches su compañía le prestará,
y en alguna de sus muchas y agradables conjeturas
la inspiración divina le brindará.
“De la tierra al cielo. Olvido” Por Mila Soyyo
Algo real, irreal, yo no sé, mundos distintos
conjugan un mismo lugar, la textura, las formas, el lienzo , tal vez
es el paisaje, otro tiempo, las piedras, ruinas, el hoy, el ayer ¿es lo mismo?
Pobre, bohemio, errante, pertenencias han quedado
en unas bolsas cerradas, sin profanar, no hay nada más
salvo las ruedas quebrantas de coches sin esas llantas
cuyo valor se perdió sin premura, un paréntesis en el lugar.
Sin electricidad, no hay potencia, el poder de la fuerza que da
la corriente, ese paso energético de un cable,
donde queda un teclado olvidado, pantalla sin luces de volverse a usar.
Ligera bocanada de humo, un aura en su entorno, sabio en pensar.
La biblia en sus manos, fe en este mundo olvidado o anclado,
tal vez se dé cuenta, gentil sutileza es su rostro, un trocito de cielo
que le hace al mendigo ser rico en bondad.
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La Paseata os desea un… ¡Fantástico jueves!
MMB