El “debate” sobre el “desastre de la Nación”. Por Antonio de la Torre

El debtae sobre el desastre de la Nación

«El debtae sobre el desastre de la Nación no iba a ser más que la demostración de la deriva en la que está el  contubernio socialcomunista»

La semana pasada terminó con más pena que gloria, después de la indignante “sublimación de la indecencia” que hiciera el presimiente del desgobierno, poco menos que equiparando a víctimas y verdugos del terrorismo. Por un lado, el viernes la vicepresidente chulísima, Yolanda Díaz, que presentó su proyecto estrella, que parecía querer “estrellar” a la izquierda y, por otro, la aparatosa manifestación del “orgullo gay”, remató el despropósito, dos temas que, para no alargarme más, pasé por alto en mi último artículo.

No sé si la celebración del magno y “chulísimo” proyecto, de nombre Sumar, en la Plaza del Centro Cultural Matadero, fue un acierto o un error de cálculo, al no prever que el nombre del recinto pudiera ser utilizado por alguien como una premonición de hacia dónde se dirige la extrema izquierda en España. El tiempo dirá qué rumbo tomará la iniciativa, pero el hecho de la “selección” de asistentes, deja duda de si se trata de una suma o de una división. Para empezar, utilizaba un “¡Comenzamos, compañeras!”, que dejaría pasmados a los compañeros y “compañeres” presentes. Tampoco faltó una frase polémica, cuando dijo que “tiene que hablar la gente, los profesionales, las cajeras de los supermercados…”, que no sé si encerraba una velada alusión a su compañera de Igual-da, Irene Montero, que saltó precisamente de una de esas cajas al ministerio, por el camino más antiguo del mundo, la cama compartida con el que no sé si aplaudirá la poco acertada referencia.

Respecto al cierre de la semana, poco que decir que no se haya dicho ya, pero entre el colgado de una grúa que practican algunos pueblos de esos que tanto le gustan a la izquierda, pero no se atreven a contradecirlos, y hablar de orgullo, hay un amplio trecho. En mi opinión, unos padres podrán estar orgullosos de cualquier logro o virtud de sus hijos, independientemente de su condición sexual, pero orgullosos, lo que se dice orgullosos, de lo que a bombo y platillo celebra ese colectivo, caracterizado por la estridencia, la suciedad y el destrozo, aparte de algún que otro acto o exhibición de muy mal gusto, dudo bastante que lo estén. Pero para gustos los colores y para jardines las flores.

Y llegó esta semana, con el “ansiado”, después de siete años, “debate sobre el desastre de la Nación” que, con este caldo de cultivo, no había que ser muy despierto para intuir que no iba a ser más que la demostración de la deriva en la que este contubernio socialcomunista y sus apoyos separatistas han sumido a España. Como evidencia de que algo falla es que la “gestión” que se “valoraba” y las propuestas de Pedro PinócHEZ, resultaban del agrado de Podemos, cuyo portavoz, el en mala hora “importado” argentino, Pablo Echenique, el ingenioso que cantaba eso de la “…minga Dominga, que vengo de Francia…”, calificaba de “medidas valientes”. Y presumía de que “El gobierno de coalición es un fruto del 15-M”. Aquello que acabó con el “Rodea el Congreso”, que dio lugar al final a una mayoría absoluta del Partido Popular, que no fue capaz de revertir lo que se veía venir de no hacerlo. “De aquellos polvos, estos lodos”.

El doctor Plagio cum Fraude, se presentaba, cual Robin Hood, “descubríendo”, también, a las clases medias que Francisco Franco presentaba en su día como su mayor éxito social, sobre el que se aseguraba la estabilidad de España después de su muerte –no está tan claro hoy–. Con un discurso mucho más político que económico y de gestión, Falconeti empleó la mitad de su intervención inicial hablando de otros países: “Vamos a seguir ayudando a Ucrania y castigando a Putin”. No faltó culpar a la adversidad, COVID-19, Putin, guerra en Ucrania, etc., de los datos negativos de España, sin un atisbo de autocrítica. Se erigía en el defensor de las clases medias, dirigiéndose más a contentar a su socio de desgobierno y a los partidos que le permiten seguir conservando la poltrona. Pero la realidad es que su política económica está esquilmando al sector productivo español, mayoritariamente personalizado en autónomos y empleados por cuenta ajena, cada vez con menos poder adquisitivo. Pero asegurando con su chulería característica que se va “a dejar la piel para defenderla”, supuestamente “con subvenciones”, previsiblemente con fondos que pretende sacar, vía incremento impositivo, ya veremos cómo y cuándo, “de los poderosos y millonarios del puro”.

Por supuesto, no faltó su estribillo, no exento de falsedad: “Parece que la derecha y la ultraderecha no pueden olvidar a ETA, después de 10 años de su desaparición”. ¿Desaparición, cuando BILDU sigue dirigido por un etarra condenado en su día por secuestro e intento de asesinato? Y, sorprendentemente, nadie, que yo oyera, le replicó que, para la izquierda y la ultraizquierda, el comodín sigue siendo Franco, después de 47 años de su muerte y la Guerra Civil, que terminó hace 83.

Tampoco faltó su elogio a la Agenda 2030, cuya insignia lucía orgulloso en su solapa. Así, preguntaba retóricamente en su réplica “¿Cómo se puede negar a cosas tan buenas como las que dice la Agenda 2030?”. Y, con su demagogia habitual citaba algunos de los epígrafes de los 17 puntos de la Agenda. “¿No está de acuerdo con el fin de la pobreza? ¿Con acabar con el hambre en el mundo, con fomentar la salud y el bienestar, con una educación de calidad…?

Sin embargo pasó de puntillas en lo que debía ser lo esencial en un verdadero debate sobre el estado de la Nación. Nada prácticamente sobre las cifras del crecimiento de nuestro PIB que, a duras penas acabará 2022 con 4% y, como presumía, que estará “por encima de la media europea en 2023”, que ya ha bajado al 2’1% este incremento. Tampoco hizo alusión a que España es el único país, entre los más desarrollados, cuyo PIB todavía no ha superado el que tenía en 2019, antes del efecto del confinamiento que produjo la mal llamada pandemia. Con suerte, los más optimistas dicen que España igualará ese PIB en el tercer trimestre de 2023. Eso sí, presumía de que “En 2018, cuando llegamos al gobierno, habían llegado a España 64.298 inmigrantes irregulares y en el año 2021, 41.945, es decir, un 65’24% menos”. No sé quién le hará los cálculos y cómo se lo redactarán, pero sí que no sabe nada de estadística si, todo un “doctor en Economía” es capaz de leer que los irregulares de 2021 son “un 65’24% menos” que los de 2018, sin que le llame la atención ese “menos”, que habría sido correcto si la cifra de irregulares de 2021 hubiera sido 22.353.

Se atrevió a preguntarle al líder de VOX “¿De qué museo salen ustedes?”, después de que Abascal había calificado de “Porquerías legislativas” la abusiva producción de decretos ley de su gobierno. Y, en referencia a lo que se celebraba el fin de semana anterior, se desahogaba con “Hay que seguir celebrando el orgullo, para devolverles a ustedes al armario de la historia”.

Se remataba el famoso debate con lo que ya era la crónica de una muerte anunciada, la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, con el apoyo de BILDU que, pasa de verdugo asesino a juez “indultador” de asesinos, sin un conato de arrepentimiento ni disposición a esclarecer los 350 atentados que siguen pendientes de juicio.

Pero no contento con eso, el viernes se reunía con el presidente de la generalidad de Cataluña, Pedro Aragonés –escribo en Español–, que sigue sin enterarse de que ese cargo le confiere ser el máximo representante del Estado español en esa región. Una reunión que se anuncia como anticipo de otra de “mayor rango” que se prevé para final de mes. De momento, el líder de ERC se ha descolgado planteando a su sanchidad “indultos masivos, como exigencia fundamental para la mal llamada mesa de diálogo entre Cataluña y el gobierno”, es decir, entre el separatismo y el frente popular.

Y ya crecido, no tuvo reparo en asegurar que iba a completar la legislatura y que se iba a presentar a la reelección “para impedir que ustedes puedan llegar al gobierno”.

¡Que Dios nos coja confesados! y que se cumplan esas encuestas que apuntan a un crecimiento sustancial del PP, después de que la llegada de Alberto Núñez Feijóo haya zanjado, en tiempo récord, la crisis que abrió el tándem Casado-García Egea, que parecía complicado. Y puestos a pedir, aunque no todos estarán de acuerdo, que, como pasó en Madrid y en Andalucía, que no sea imprescindible la ayuda de este VOX.

Felices vacaciones a los afortunados que las empiecen ahora y que los calores, que, “de Virgen a Virgen”, siempre han sido muy altos en esta época del año por nuestras latitudes, no afecten demasiado. Como decía José Ortega y Gasset: “La ciencia consiste en sustituir el saber que parecía seguro, por una teoría, o sea, por algo problemático”. Con permiso de los “sorprendidos” hombres –y mujeres– del tiempo y de sus alertas coloreadas que alimentan los miedos de esas manadas manipulables. Sobre todo, que se controlen los incendios y se reduzcan al máximo. Pero no olvidemos un viejo proverbio africano: “Cuando un anciano fallece, una biblioteca se quema”, tal vez, el peor de los incendios.

 

 

Antonio de la Torre

Aficionado a la política, decepcionado con mi corta experiencia en ese mundo, y preocupado con la situación de "España, S. A.". Modesto tertuliano y articulista de opinión. Comparto inquietudes y propuestas, tratando de ayudar a crear opinión para mejorar el pervertido sistema político que nos ningunea.

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