La Colada en el Ensanche. Por Anna Castells

 

La Colada, alcaldesa de Barcelona, es más intelgente que el ingeniero Ildefonso Cerdà, diseñador de la estructura en cuadrícula de la Barcelona surgida en el siglo XIX (1860). Una de las características mas peculiares de ese proyecto era que los edificios finales de cada manzana, los que formaban los cruces de calles, terminaban no en ángulo sino en chaflán, esto permitía a los coches que circulaban por cualquiera de las dos calles del cruce, la vertical y la horizontal, ver con anticipación los vehículos que se acercaban por la otra calle.

 

Pero Colada es más lista y ha modificado este diseño prolongando las aceras hasta formar un ángulo recto, no para facilitar la circulación a los peatones sino para instalar terrazas que no solo dificultan la vida de los viandantes y residentes sino que impiden ver los coches que se acercan por la calle contraria. Para completar esta emboscada circulatoria en el vértice de esos ángulos ha plantado vegetación así que al conductor que se acerca a uno de esos cruces solo le queda sacar tímidamente el morro y… ¡rezar!

 

En aquellos cruces donde (todavía) no ha ensanchado la acera ha plantado unas enormes bolas de cemento que facilitan trabajo a los talleres de chapa y pintura y a los traumatólogos, ya que un roce de carrocería o un tropezón con una de esas moles de cemento garantiza una abolladura o una rotura de peroné.

 

¿Pensaban que ahí tal vez podrían aparcar un momento para ir a la tienda de la esquina? ¡Pues se j….!

Otra de las características positivas del proyecto de Cerdà era el ancho de las aceras y de las calzadas que permitian tres carriles en la mayoría de calles y cuando menos dos en otras.

 

Tampoco en esto acertó el bueno de Cerdà, ¿Qué sabría el? la Colada ha reducido los carriles a uno ( ¡y gracias!) destinando el resto a todo tipo de artilugios, cubos de basura, bloques de cemento… y otro a bicis, patinetes y cualquier artefacto que no sea un coche y que están básicamente desiertos la mayor parte del tiempo. Eso sí, ha conseguido que debido a los constantes obstaculos a la circulación los vehículos permanezcan circulando (y contaminando) mucho mas tiempo.

 

Otro logro genial de la Colada es que, ante la absoluta imposibilidad de aparcar un coche ni un minuto los ciudadanos abandonen esas calles “mejoradas” y sus comercios se hundan, a favor de las grandes superficies donde uno puede dejar su coche y no tiene que cargar con pesadas bolsas en plena canícula!