Persecución lingüística. Por Unai Laño

Persecución lingüística.

«El supremacismo xenófobo impera en Cataluña tejiendo a sus futuras generaciones con la persecución lingüística en la educación»

No cabe mejor reflejo de la podredumbre moral en la que se ve envuelta la sociedad española que en pleno siglo XXI en un Estado social y democrático de derecho se pretenda acosar, apedrear y marginar a un crío de 5 años y a su familia por querer estudiar en el idioma de su país. El único símil de señalamiento parecido que se me viene a la mente de tal magnitud, son las referencias a la imposición de la estrella de David en la solapa de un pijama de rayas hace ya más de medio siglo en mitad de una guerra mundial.

 

¿Su único pecado? Solicitar poder recibir en castellano el 25% de sus clases, tal y como consagró el Alto Tribunal Supremo, rechazando así el recurso de la Generalitat contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de diciembre del año pasado que instaba a todos los centros educativos a dar este porcentaje en castellano, ya que consideraba que el uso de esta lengua era «residual» en Cataluña.

 

Aunque el caso tiene como escenario el centro Turó del Drac, en la localidad barcelonesa de Canet del Mar. Escuela que aboga por una inmersión lingüística absoluta, con una enseñanza 100% en catalán, contraviniendo las normas del Estado. Este centro es tan solo uno de tantos laboratorios nacionalistas de menores mediante los cuales el supremacismo xenófobo impera frente a los disidentes ideológicos y lingüísticos, tejiendo así sus futuras generaciones ideales para su futuro estado idílico, a la vez que racista y excluyente.

 

Para contextualizar la situación, en Cataluña los niños de 0 a 6 años no reciben ni una sola hora de enseñanza en castellano. Los de 6 a 12, dos horas a la semana y en secundaria y bachillerato, tres horas semanales. Todo deriva del proceso de inmersión lingüística iniciado ya hace casi 30 años, durante el cual, todos los gobiernos han mirado para otro lado, a cambio de cesiones a los nacionalistas con tal de lograr apoyos en las sucesivas investiduras o aprobaciones de presupuestos. Hoy en día con más notabilidad dada la fuerza que tienen los partidos separatistas para condicionar al Gobierno de la nación. Prueba del abandono a la familia del menor por parte del Ejecutivo central, es la negativa intención de crear una comisión de delitos de odio que sin ir más lejos sí que permitió de urgencia en menos de 24 horas por la supuesta e irreal una agresión homófoba de Malasaña, por unos supuestos cánticos machistas de unos adolescentes de un Colegio Mayor o por el estribillo de una canción irónica.

 

 

A la vez de la prostitución institucional mediante la cual, el entonces candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid y hoy Defensor del Pueblo, (órgano independiente), Ángel Gabilondo, esgrime “no conocer suficiente” el caso para poder actuar en defensa de libre elección de enseñanza del niño. Como si la manifestación en contra de la enseñanza en castellano que arrancó, precisamente, del centro donde estudia el menor, el señalamiento público al negocio familiar, el acoso en redes sociales, las amenazas y el linchamiento de otros padres del centro, el resignamiento por parte de la Generalitat a acatar la decisión del Tribunal Supremo o los mensajes de grupos de WhatsApp de padres en contra de estos, no produjesen suficientes hechos de constatación para ello. Claro está queridos lectores que nada cabe de esperar de un ejecutivo que mientras la enseñanza del español se potencia en Bulgaria, China, Eslovaquia, Hungría, Polonia, República Checa, Rumania, Rusia, EEUU y Latinoamérica, en España pacta con los separatistas incumplir poder estudiar en español en España. Una vez más la realidad supera a la ficción.

Unai L. Matas

Mi nombre es Unai Laño Matas, tengo 20 años y resido en el País Vasco, doblemente por ello español. Defensor del constitucionalismo y la unidad de España en estas tierras hacen que mi lucha se convierta en obligación más que afición. Siempre he considerado pilar básico fundamental la batalla cultural y la no sumisión ante la izquierda. El verdadero español no lucha porque odia, sino porque ama lo que tiene detrás.

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