Del todo a la nada. Por Manuel Montes Cleries

Del todo a la nada.

«Los mayores descubrimos con sentimiento que nuestra capacidad de influir en los demás pasa, como por ensalmo, del todo a la nada»

Parece mentira. Pero tres días después de la jubilación pasas de ser D. Juan a ser juanillo. He conocido el hecho, protagonizado por un altísimo ejecutivo de una importante empresa, de un jefazo que se encontró que, una semana después de su cese, el chofer que le había acompañado y peloteado constantemente, le ignoraba por completo.

Mientras te encuentras en el candelero, surgen a tu alrededor aduladores e individuos de poca clase que ríen tus gracias y ensalzan tus hechos. Se adhieren inquebrantablemente a tus decisiones y deseos y besan el suelo que pisas.

Cuando se pierde el “sillón”; cuando pasan los años; cuando dejas de ser influyente; también pasas al segundo plano. Ya te llaman menos por teléfono, ya aceptan menos tus errores y dejas de ser imprescindible, para pasar a convertirte en un ser oscuro, incómodo y perfectamente prescindible.

Los que son inteligentes, tardan poco en asumir la nueva situación. Los que no se han preparado para ello, van de decepción en decepción y acaban deprimidos. Como dice el Evangelio: “cada día tiene su afán”. En la tercera parte de tu vida (el segmento de plata), descubres cuales son tus verdaderos amigos, que no te acompañan por lo que
eres, sino que lo hacen por como eres.

Creo que esto lo entienden muy bien los políticos, que, por lo que pueda pasar, se agarran al sillón como a un clavo ardiendo, preparan el desembarco en otros puestos y se preocupan de alcanzar una buena jubilación. A ser posible en la poltrona de un consejo de administración. (Me ha salido una rima).

Los “pringaos”, que hemos pasado por puestos de mediana responsabilidad, descubrimos que toda nuestra fuerza como líderes se diluye como un azucarillo en un vaso de agua. Pero nos queda la satisfacción del deber cumplido y el regusto que recoge maravillosamente la frase del “Divino Impaciente”: La virtud más evidente, es hacer sencillamente… lo que tenemos que hacer. Lo demás, es “viruta de Puertollano”.

Del todo a la nada. Te conviertes en invisible. Los “amigos” dejan de serlo. Pero lo aceptas con dignidad.

Manuel Montes Cleries

Soy un apasionado del periodismo y de la comunicación en general. Al estar jubilado tengo todo el tiempo del mundo para ponerme a redactar mis experiencias y mis opiniones sobre un mundo del que me considero un espectador interesado. Me siento más cómodo entre las buenas noticias y en las que se refieren al mundo de los mayores que vivo en plenitud. Me gusta hacer hincapié en el campo de los valores, especialmente el de la familia como escuela de aprendizaje. Mi formación académica pasa por el Peritaje y el Profesorado Mercantil, Licenciatura en Comunicación Audiovisial y doctorado en Periodismo. Llevo muchos años en la radio y la televisión locales haciendo programas sobre la solidaridad. Si quieren saber algo más sobre mi persona lo pueden ver en mi página de face-book y en mi blog “Periodista a los sesenta”.

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