Pese a todo, llegó el cuadragésimo cuarto aniversario. Por Antonio De la Torre

Pese a todo, llegó el cuadragésimo cuarto aniversario

«Pese a todo mantengamos la esperanza de que el 45º aniversario llegue en otro contexto de Estado que el que nos deja el cuadragésimo cuarto»

Por tercer año consecutivo, y con motivo del aniversario de la Constitución Española de 1978, quiero compartir con mis posibles lectores, mi creciente preocupación por la integridad de la Carta Magna.

Comencé en 2020, casi un año después de que, tras su llegada en 2018, a caballo de una mentira, consustancial con el personaje desde sus comienzos y reafirmada desde entonces, no pocas veces, conseguía formar gobierno, al segundo intento electoral. Recordemos que sacó adelante su moción de censura, cual “caudillo” de la lucha contra la corrupción, que presentaba “para convocar elecciones, lo antes posible, por el bien de España”. Pero no lo hizo hasta 10 meses después, sin el resultado apetecido, lo que le llevó a repetir fortuna, igualmente sin éxito y, después de año y medio de estirar el chicle, viendo que se le escapaba su sueño, se desdecía de lo que negaba en sus campañas. En 48 horas escasas y aún sin cerrar definitivamente el resultado de las elecciones de aquel 10 de Noviembre de 2019, se fundía en un abrazo con el que “no podría dormir por las noches”, que se deshacía en lágrimas de incontenida emoción. Tras esa coalición, y los apoyos que recibía en su investidura, de aquellos, los de ERC, en los que “no dejaría la gobernabilidad del Estado”, de BILDU y demás comparsa, teníamos servida la versión Siglo XXI del frente popular, que tanto daño hizo a España en los años 30 del pasado siglo.

Eso me llevó a que, con motivo del cuadragésimo segundo aniversario de la Constitución, dejara constancia de mi preocupación, preguntándome si ese sería el último, porque, aunque el “paraguas” europeo pudiera retrasarlo, veía un camino muy parecido al que siguió Venezuela. No voy a repetir lo dicho entonces, que dejo a la voluntad del lector, recordarlo. Lo titulé: ¿Habrá cuadragésimo tercer aniversario…?

Pasó un año más, en el que todo lo anterior se acentuó, especialmente cuando el hoy Pedro “Antonio Narciso… el histórico” –hoy le correspondería más “el histriónico”—se apoyaba en BILDU para aprobar los Presupuestos Generales del Estado, que desde ese momento bautice como PGETA. Los mismos que se repiten hoy. Entonces, Diciembre de 2021, dejaba una nueva reflexión sobre esa preocupación, cada vez mayor, con un nuevo artículo  que, como en el caso anterior, tampoco voy a repetir su contenido y dejo al arbitrio del lector su recordatorio, si así lo decide.

Y aquí estamos, 6 de Diciembre de 2022, celebrando un nuevo aniversario de la Constitución Española, en un día festivo que, paradójicamente, celebran como no laborable los que no ocultan su intención de acabar con ella, que las fiestas no se perdonan. Y, como no puede ser de otra manera, me vuelve a asaltar la misma duda que dos años antes dio título a mi reflexión: ¿Habrá cuadragésimo quinto aniversario? Porque, claro, después de ver en el último año la espiral de despropósitos, leyes “adulteradas” ad hoc para adaptarlas a la exculpación o minoración de penas a delincuentes “amigos”, cuando no su indulto a medida, las nuevas concesiones de competencias, como compra de votos, el nuevo paso atrás en la educación, etc., queda poco margen para la esperanza, si no se produce de una vez el golpe de timón que España necesita. Un golpe de timón que no puede esperarse de los que han llevado a esta situación a nuestro país y que cuesta trabajo entender que la máxima magistratura del Estado esté contemplando sin la activación del escaso margen de actuación que, precisamente esa Carta Magna, le deja, a mi juicio, y que, también en mi opinión, debió ejercer cuando le tocó proponer candidato a la Presidencia del Gobierno que, si no interpreto mal su Artículo 99.1: “Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno”, no veo que diga que el candidato propuesto tenga que ser el número uno de la lista del partido más votado, aunque fuera lo usual. En la situación que atravesaba el país, siempre en mi opinión, claro está, seguramente se debió proponer a alguien de reconocido prestigio para un gobierno de transición –algo que ya propuse cuando Mariano Rajoy se dio el gran batacazo en las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015  Sin duda, mi nula formación jurídica, me induzca, obviamente, al error en esa interpretación. Pero el sentido común así me lo dicta.

Por el contrario, tenemos que aceptar las recientes declaraciones del líder del partido etarra, sin el prefijo “filo”, Arnaldo Otegui, condenado como tal en su día, que dice, sin despeinarse, que «se da la gran paradoja de que no habría Gobierno de progreso de izquierdas en el Estado sin el sostén de las fuerzas de izquierdas que quieren marcharse de él“. Como la del representante del otro soporte, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián –mala jugada del destino ese apellido—que, con la misma impunidad y desparpajo afirma que: “Desgraciadamente, en muchos casos, tenemos que utilizar ‘palancas de fuerza’ –es decir, chantajes— para que el PSOE se mueva en compromisos que, de hecho, son suyos. Conviene recordar que el presidente Sánchez se comprometió a derogar el delito de sedición y se iba a acabar la legislatura y no lo hacía”. Y es que, estos dos, a diferencia del doctor Plagio cum Fraude, no mienten nunca y desnudan la triste realidad, que Mr. Falconeti prostituye, con tal de seguir “a bordo” un tiempo más.

Termino, con otro “pese a todo…”, mi felicitación en este día para los españoles de bien –tras la generosidad de los que triunfaron en su día– que, sin duda, promovieron aquella Constitución con la sana intención de cerrar heridas, con la intervención de algunos que aprovecharon las puertas que se dejaron sin cerrar bien, por contentar a “todos” –en realidad a unos pocos–, para reabrir los odios que se querían desterrar. Mantengamos la esperanza de que el 45º aniversario llegue en otro contexto de Estado que el que nos deja el 44º. No sé si atreverme a decir, en sus manos estamos, Don Alberto (Núñez Feijóo), porque no hay otra alternativa. Y mucho ojo, porque la otra que se postula, le interesa al enemigo de España que siga lo suficientemente fuerte como para dividir el voto, algo que ya le salió bien en 2019.

 

 

Antonio de la Torre

Aficionado a la política, decepcionado con mi corta experiencia en ese mundo, y preocupado con la situación de "España, S. A.". Modesto tertuliano y articulista de opinión. Comparto inquietudes y propuestas, tratando de ayudar a crear opinión para mejorar el pervertido sistema político que nos ningunea.

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