
«Ellos, ya se sabe, son más de dar apoyo a los tiranos vivos de allende el mar; líderes bolivarianos a los que en España quieren emular»
En todas partes
-ello es bien sabido-
abundan los gilipollas.
En el ámbito político
últimamente
se diría que los coleccionan
mientras tan divinamente
todos ellos se lo montan.
Fíjense en el Jaime
Celada ese del PP,
a quien le da por ponerse
a cantar -¡hay que joderse!
el ‘Cara al Sol’.
Tiempo le faltó,
a la izquierda ‘demodé’,
para ponerle una demanda
al tontaina que cantó.
Ellos, ya se sabe,
son más de dar apoyo
a los tiranos vivos
de allende el mar;
líderes bolivarianos
a los que observan con arrobo,
por ver si, uno de estos años,
en España los pueden emular.
Rememorar, empero,
con su himno infecto,
al vil dictadorzuelo
que la derecha maligna parió,
¿en qué cabeza cabe?
¡No, hija, no…!
¡Loado sea, pues, Sánchez
y su bendito sanchismo,
que para defendernos
de pestíferos himnos
la ley de la Memoria
Democrática perpetró
en este mismo siglo
-y de las garras (cadavéricas)
de un Franco bien sepulto
finalmente nos libró-.
«¡Ave, Pedro, ave»!,
es la consigna excelsa
de todo aquel que su culo
con fruición alguna vez besó!
¡Y qué mal andan las cabezas,
por Dios, por Dios!