
«Este Gobierno se ha convertido en el mecenas de todo aquel que esté a favor de menoscabar el estado de derecho con tal de mantenerse en el poder»
Aún recuerdo con cariño las controvertidas palabras de mi profesor de Hacienda pública y política fiscal, cuando todavía deambulábamos algunas personas normales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Complutense de Madrid en Somosaguas. El catedrático en cuestión cuyo nombre no recuerdo desgraciadamente para hacerle justicia, decía: “cuando recibáis la visita de un inspector de Hacienda, ponerle sobre la mesa tantos papeles que no se le vea la cabeza, y probablemente os dará el OK”. Desde luego aprecio no los tenía, bueno; ni a ellos ni a ningún burócrata…
Siempre creímos que tarde o temprano vendrían desde Bruselas los hombres de negro a cantarnos las cuarenta y fiscalizar nuestra ineptitud, pues bien: Mónika Holmeier es como se llama la jefa del equipo fiscalizador que a finales de febrero, vendrán a investigar donde está y para qué se está utilizando el montante que la UE en forma de Fondos Next Generation está destinando a España, pues hasta ahora y a menos de un año para el final de la legislatura, de los 30.000 millones de € recibidos hasta ahora sólo se han transferido 9.500.
Aunque desde el Gobierno se diga lo contrario, por Bruselas están ojo avizor, pues la oposición a Sánchez afortunadamente está denunciando a diario las tropelías del autócrata. Desde luego el triunfalismo que desde el Gobierno se está trasladando a la opinión publica, no sirve para los técnicos de las diferentes instituciones y organismos internacionales, que con datos encima de la mesa opinan lo contrario por mucho que Sánchez trate de vender como un charlatán de feria, su versión de los hechos (como sucedió el pasado miércoles durante la primera sesión de control, a la oposición desde el Gobierno en el Congreso).
El temor de que una jugosa parte de esos recursos se pierdan por el camino en el entramado de la corrupción socialista, verdaderamente preocupa y mucho, pues este Gobierno simplemente se ha convertido en el mecenas de todo aquel que esté a favor de menoscabar el estado de derecho español con tal de mantenerse en el poder. Es mas: la degeneración legislativa de estos últimos tres años así lo demuestran aunque hay que reconocer, que eliminar delitos como la sedición por intereses partidistas, o reducir otros como el de la malversación, con la falaz excusa de que fuera de nuestras fronteras también es así, en Europa parece que no han hecho la menor gracia.
En materia laboral sucede lo mismo, pues desde el Ejecutivo se han propuesto convencer a diestro y siniestro, de que todo va perfecto, cuando es obvio que están manipulando los datos del paro mes a mes, y así se demuestra con los datos de la EPA –como en la última de 2022–, echando por tierra todos sus bulos. Más a más, desde Bruselas no se creen tampoco las afirmaciones de la ministra de trabajo –Yolanda Díaz–, cuando asegura que su reforma laboral no necesita ir acompañada de partidas presupuestarias, sino solamente de iniciativas legislativas, encaminadas a regular el mercado laboral.
La opacidad en la gestión de la información es tal, que a día de hoy Bruselas acusa a la administración española de no haber aportado aún ningún dato contable, sobre la gestión en la adjudicación de los fondos. Este hecho hace presagiar lo peor teniendo en cuenta los socios con los que Sánchez ha decidido ir de la mano, para la ardua tarea de reconvertir el sistema político español en otra cosa diferente. El riesgo de poner la convivencia y la paz social en jaque como ya ha pasado en algunos países iberoamericanos es una posibilidad que preocupa.

Las turbias conexiones de Podemos con sistemas donde la democracia brilla por su ausencia, siendo miembro del Gobierno desde luego no ayuda, pero que Felipe González tenga una fortuna en Santo Domingo (donde está nacionalizado por ello), o el comportamiento indigno del expresidente Zapatero, a la sombra de narcotraficantes y corruptos (caso de Venezuela, Brasil o Méjico), hacen aún más difícil la confianza en un ejecutivo manchado por el caso de corrupción más importante en Europa, que es el escándalo de los ERES de Andalucía; asunto maltratado y tapado, dejando caducar miles de expedientes desde las instituciones judiciales controladas por el PSOE, de manera extraterrestre para Bruselas.
Desde España la duda existe y el tratamiento por lo menos curioso desde la UE hasta ahora, demostraba sin embargo lo contrario. Obviamente si comparamos la repercusión de España en el marcó internacional respecto a otros países de la unión, que si son una y otra vez reprendidos –pese a ser frontera con Putin–, supuestamente por menoscabar los principios democráticos tan admirados en la liberal UE, podría hacer pensar que las altas esferas aceptan que habrá un relevo en el Gobierno a finales de este año, dando ya por amortizado a quien se despedirá previsiblemente de su cargo como presidente de España, y de la UE al mismo tiempo.
La etapa más ignominiosa que se recuerda superando con creces la de su predecesor y maestro José Luis Rodríguez Zapatero deberá tocar a su fin, aunque eso no es óbice para que los hombres de negro dirigidos por Monika, no nos corten el suministro de fondos antes si se da el caso. No seré yo el que desee que pase tal cosa para que no se diga que estoy a favor de acabar con el Gobierno poniendo palos en las ruedas, con la finalidad de que por orden de arriba, se tengan que adelantar las elecciones generales porque a estas alturas no sucederá, para evitar daños colaterales en ambas administraciones, aunque espero y deseo que a los burócratas de Bruselas no se dejen confundir fácilmente ante el aturullamiento, al que se verán sometidos por las toneladas de documentación que les van a poner sobre la mesa. Como seguramente pensaría mi profesor, esperemos que sean dignos de su cargo y no salgan por peteneras, dando oxígeno a este maldito Gobierno, sin escrúpulos que nos desgobierna si no se lo merecen, y de ser así: caiga sobre ellos todo el peso de la Ley, aunque siguiendo la línea argumental de inicio: hecha la Ley, hecha la trampa.