La vuelta al mundo en un dedal (Capítulo 3) Por Guirong Fu

LA VUELTA AL MUNDO EN UN DEDAL (Capítulo 3)

«En mi corazón, y en mi pensamiento, son los niños más sagrados que el Dios del Cielo»

(a)

No esperemos piedad alguna

en aquello que no existe para tenerla;

aunque nadie entienda por qué demonios

tuvo Dios a bien darle existencia.

¡Cómo si no fuese ya bastante jodida

y dura la vida a la que el ser humano llega!

(b) 

aún hay quienes osan llamar ‘milagro’

a que, empleando sacrificio, maña, paciencia, y fuerza,

rescaten, de tarde en tarde, a algún pobre desgraciado

de las garras a menudo aterradoras

de esa ‘bondadosa Madre Naturaleza’

que a sus propios ‘hijos’, impávida, destroza.

(c)

Y, encima, una y otra vez el incorregible ser humano

provocando sus propios ‘seísmos’ a todas horas.

¡Cómo, por Dios -o sin Él- podemos ser tan gilipollas!

…No; nunca voy a reprocharle a Dios,

para conmigo, ningún ‘castigo’,

(d)

aunque viva en el convencimiento

de no haberlos nunca merecido.

Sin embargo, toda mi vida he sabido

que nunca habré de perdonarle

-y de ello no me arrepiento-

ni una sola lágrima derramada por un niño:

en mi corazón y en mi pensamiento,

son, ellos, más sagrados que el Dios del Cielo.

Son, ellos, más sagrados que el Dios del Cielo

guirong fu

Tengo 60 tacos; es decir, una linda juventud... prolongada.
Catalán y ESPAÑOL de Barcelona, en donde ahora vivo feliz,
pues, TENIENDO SALUD, no me falta de nada.
Guirong Fu, en Twitter, decidí hacerme llamar;
y todos saben que es Nietzsche quien puse en mi avatar.
No hay en mí afán de ocultamiento,
pero va con mi talante el anonimato.
De otra suerte, aunque les pusiera mi retrato,
no habrían de reconocerme ustedes un pimiento.
Den todos por bien seguro, sin embargo,
que, siempre que se trate de defender MI DIGNIDAD
y EL HONOR de quienes me honran con su amistad,
no habré de ocultar de mí ni un solo dato.
¿Mis intereses? Los mismos que siempre tuve:
El humanismo, la buena literatura y el ámbito entero de la psicología.
Y aunque en la política no siempre demasiado me entretuve,
los años me han llevado a querer tomarle la medida:
Me duele su arbitrariedad, su falta de sentido común, sus dislates.
Su ambición soez, su arrogancia, su desvergüenza, su hipocresía.
Me indigna que me deslumbre con sus lindos 'escaparates'
y que cuando entramos a 'comprar' no nos dé más que porquería.

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