
«No hemos visto a Narciso PinócHez hacerse una foto en los túneles del ferrocarril cántabro y asturiano, que tanto indignó a los presidentes autonómicos»
No es la primera vez que escribo sobre el narcisismo de nuestro presimiente y su único interés evidente: la continuidad en el poder, a costa de lo que sea, y ese enfermizo deseo de conseguir el mayor álbum de fotos posible, para recrearse en su “paso a la historia” que tanto le preocupa. Por si alguien no lo recuerda exactamente, refresco la memoria –la buena, no la “democrática”–con la definición que recoge el DRAE, de este término que acompaña a la mediocridad a menudo: “Excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades y obras”. No se puede negar que esta definición se queda corta, del todo, con nuestro personaje, cuya también evidente psicopatía obligaría a cambiar “excesiva” por “absoluta”.
Seria imposible citar en un solo artículo la infinidad de viajes sin rumbo ni logro alguno de Pedro “Antonio”, salvo la ampliación de ese álbum fotográfico, en su desesperación por aparentar una agenda cargada de actos, para ir rellenando su día a día de permanencia en el colchón de la Moncloa. Si hace poco nos sorprendía jugando a la petanca, en un “improvisado encuentro” con socialistas de Coslada –alcalde incluido–, también lo vimos haciendo running por la isla de La Palma o montando en bici por Valladolid. Días después, aparecía jugando a baloncesto en silla de ruedas para “empatizar” –palabra, junto con “resiliencia”, que no falta en sus vacuos discursos– con los disminuidos físicos que practican esa modalidad deportiva. Rizaba el rizo tomando café en un domicilio de Parla con “dos jóvenes elegidos al azar”, perceptores del SMI –salario mínimo interprofesional (que no falte el dadivoso eufemismo)– tras su clientelar subida. Uno de ellos, curiosamente también, hermano de uno de los mil asesores de Presidencia, secretario general del PSOE en esa localidad madrileña para más inri. Pero había que retorcerlo un poco más, al más puro estilo populista del canadiense Justin Trudeau, y tocó después cerrar, durante cuatro horas –de 9:00 a 13:00–, una de las, al parecer, siete bibliotecas públicas de Fuenlabrada, con ayuntamiento socialista para mayor abundamiento de datos, cuyo alcalde no faltó a la cita –se desconoce si había pisado antes el recinto–, para, de nuevo “casualmente”, reunirse con cuatro estudiantes perceptores de becas, justo para anunciar la dotación, al día siguiente, de 2.520 MM€ para esa partida.
Todavía nos faltaba una más esta semana. Cuando nuestro showman se enteró de que su deseado Joseph Biden había improvisado un viaje a Ucrania, debió pensar que no podía ser menos ni que se le adelantara otro colega y el jueves hizo lo propio. Se nos hizo “bidenclónico” y allá que se fue a Kiev a dar rienda suelta a su postureo e incontinencia verbal. De ser yo el presidente ucraniano, me preocuparía bastante ese “Volodimir, cuentas con mi apoyo”, que le dijo cuando le prometía cifras diversas de envíos de tanques Leopard –¿de aquellos que, según su “aguerrida” ministra de Defensa, Margarita Robles, estaban en “estado lamentable”?–. No sé si le explicó también que España fue el mayor comprador mundial de gas ruso, según el diario sanchista de la mañana, El País por importe superior a 3.000 MM€, he leído en algún medio, que no le vendrán mal a Vladimir Putin en su pretendido control de Ucrania. Pero no quedó ahí nuestro parlanchín plenipotenciario, sino que se creció a medida que charlaba y acabó dejando otra muestra de su ignorancia supina de nuestra historia: “El compromiso es firme, es rotundo, tenemos que hacerlo. Tenemos que hacerlo porque incluso si miramos hacia atrás en nuestra historia, cuán importante hubiera sido, en momentos muy difíciles también, de la historia en España, haber contado con la solidaridad internacional”. No sé a qué periodo se refería, pero si era a su obsesivo recuerdo de la Guerra Civil, demuestra desconocimiento supino también en esto. No se debe “acordar” el pobre, tal vez desmemoriado, ignorante de esa parte de la historia o, quién sabe, falsario, de las Brigadas Internacionales que apoyaron al bando republicano, organizadas en París bajo la batuta de los partidos comunistas ruso y francés. Si recordará, seguramente, que Alemania, Italia y Portugal apoyaron al “bando rebelde”.
Hago un paréntesis porque, en estos días de la penúltima farsa sanchista, se han cumplido dos aniversarios importantes. El primero, el del “comienzo” de la guerra de Ucrania que “sorprendió” al mundo el 24 de febrero de 2022, justo cuando la “plandemia covidiana” ya no daba más de sí. Una guerra/invasión que iba a durar, como mucho, 72 horas, según los “expertos” diplomáticos, políticos y militares, que parece que no lo eran tanto –ni el “profeta” sanitario, Fernando Simón, lo hubiera mejorado–, supera el año, aunque en realidad empezó con el Euromaidán de 2013/14, como una guerra civil que no paró desde entonces, con más o menos intensidad.
El segundo aniversario de esta semana, que ha pasado prácticamente desapercibido, ha sido el cuadragésimo segundo –42º para víctimas de la LOGSE– del intento de golpe de Estado del 23-F, febrero de 1981, todavía con “sombras” sobre su cerebro y finalidad. Seguramente, como dijera Javier Gómez Bermúdez, aquel juez de “mente despejada” que instruyó el juicio del 11-M, “los españoles no están preparados para saber la verdad”, tampoco, de aquello. Recuerdo que, ajeno a lo que vendría cuatro décadas después, poco después del asalto al Congreso, comenté que debió haber durado, al menos, un par de días, para que el miedo llevara a sus señorías a no descuidarse demasiado. Sin duda, esa “cura” no hubiera sido suficiente, vista la recaída.
Volviendo al álbum, todavía tuvo tiempo nuestro eterno viajero para otro publirreportaje. En esta ocasión, una visita al Colegio Lope de Vega de Badajoz, seguramente elegido “al azar” también, cuyo director declaró que “Ha ido todo muy bien y los niños se han comportado de manera muy espontánea. Eran incapaces de llamarle presidente, le decían Pedro Sánchez y algunos hasta le han pedido autógrafos”. Y, cómo no, con su habitual derroche de medios, un Airbus 310 a la ida, en el que, al parecer, regresaba de su periplo europeo desde Polonia, y, de nuevo, el famoso Falcon, para la vuelta. Es decir, uno se volvió a Madrid de vacío y otro voló así desde la capital hasta la base de Talavera la Real para recoger al ilustre pasajero. En el entretanto, una caravana de nueve coches oficiales para la comitiva al colegio y posterior mitin. No se tienen noticias de que el “beligerante” Guillermo Fernández Vara, le expusiera alguna queja por los apoyos de ERC o BILDU ni, tampoco, de que se deslizara por alguna alcantarilla en su proceso de licuefacción cuando se encuentra con el amado líder.
No lo hemos visto, sin embargo, hacerse una foto en los túneles del ferrocarril cántabro y asturiano, que tanto indignó a los respectivos presidentes autonómicos, Miguel Ángel Revilla y Ángel Barbón, hace unos días. Concretamente, el portador de anchoas a Zapatero, comentó que “No he visto nada igual hace 40 años”. Digo yo que, dada su edad, podría haber dicho, sin equivocarse tampoco, que no lo había visto en 65 o 70 años. Claro que eso sería remontarse a una época en la que, tal vez, algún malvado periodista hubiera aprovechado para sacar del baúl las fotos con camisa azul de cuando ejercía como delegado Comarcal del Sindicato Vertical de la comarca de Torrelavega. Al final, reaccionó el ministerio con dos ceses vestidos de dimisiones, algo insólito en España, esto último, y menos simultáneamente. Adiós al amigo de Falconeti, Isaías Táboas, como presidente de RENFE y a Isabel Pardo de Vera como secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Esta última, por cierto, hermana de Ana PdV, periodista del diario Público, que fundó Jaime Roures, colaboradora de la tertulia de EvaRisto Meijide y autora de “La maleta de Zapatero”, crónica de sus viajes entre 2007 y 2010, por lo que no necesita más presentación, para situarla ideológicamente. Sus sustitutos, respectivamente, han sido Raúl Blanco, PSC por PSC, que hay que contentar a los socios catalanes, y un histórico del PSOE, David Lucas, que ya estaba en ese ministerio, como Secretario General de A. U. y Vivienda, desde la llegada del nuevo frente popular en 2020 y había sido senador y alcalde de Móstoles, aunque no destacó demasiado en esos puestos. Sí recuerdo haberlo visto hace unos años en una tertulia de El Cascabel, con Antonio Jiménez, sentenciando sin rubor alguno que “Gracias a Felipe González, en España hay Sanidad y Educación públicas”, sin que el director del programa ni algún tertuliano “diestro” reaccionara al respecto.
Tampoco creo que se arriesgue a hacer el viaje en tren entre Denia y Alicante, un trayecto que necesita dos trasbordos porque algunos puentes no resisten el peso de los tranvías, otra proeza de nuestros políticos y sus asesores “técnicos”.
Pero no todo es del color de rosa que le gustan las fotos a don Narciso, y algunas se le están emborronando.
Por un lado, una de las comparsas del, a veces socio, partido de la ultraderecha nacionalista catalana, Junts por Cataluña, Miriam Nogueras, quita la bandera de España que presidía la sala del parlamento en la que comparecía “porque le molesta” y no pasa nada, señora Batet. Pero este atropello a la legalidad puede pasarle factura, si los españoles demuestran un poco de sentido común en las urnas.
Por otro, las “fotos” que dejan las comisiones del Parlamento Europeo que nos han visitado esta semana, pueden levantarle algún dolor de cabeza y estropearle el “espejo” al que le gusta mirarse. Mientras él y los suyos no salen del mantra de que España va bien y batiendo récords económicos, la comisión que vino a investigar el destino de los fondos europeos, esos de los que VOX, con su abstención, dejó la distribución en manos de su “repescador” Sánchez, parece que no opina lo mismo. Su responsable denunció la falta de transparencia encontrada, que impide ver adónde va el dinero, y se despidió diciendo que “Me preocupa que los contribuyentes europeos den fondos sin precedentes a España mientras su gobierno rebaja el delito de malversación”. Por su parte, la comisión que llegó para evaluar las consecuencias de las políticas de igualdad, ha comprobado que la ley del “Sólo sí es sí” puede favorecer a 5.000 delincuentes sexuales, casi 60 ya excarcelados, y ha tenido que recordar a la ministra, Irene Montero, que los jueces, para los que pedía formación, lo que hacen es aplicar las leyes que aprueban los políticos. Y, para rematar la inquietud que deja el “fantasma” europeo de las “damas de blanco”, la fiscalía comunitaria ha abierto una investigación a España por los citados fondos de la UE. Tres cosas que pueden amargar las giras preparatorias del semestre triunfal que se está preparando el viajero Falconeti para su semestre de presidencia Europa y preparación de su paracaídas político para el futuro.
Y escuchaba el viernes a Rosa Díez, que hacía referencia a un trabajo que publicó la revista Mente y Cerebro, sobre algo que los psicólogos denominan “La Tierra oscura”, un síndrome que recoge tres rasgos que se ajustan perfectamente a la personalidad de este personaje. El primero, que es autocomplaciente y arrogante, el segundo, agresivo y brutal, y el tercero, insidioso y ávido de poder. Tres rasgos que son los tres ingredientes del mal carácter: Narcisismo, psicopatía y maquiavelismo, exactamente lo que resume la personalidad enfermiza del doctor Plagio cum Fraude. Y advertía la expolítica vasca de que “hay que tener cuidado porque, un personaje así, morirá matando”. Pues que se preparen sus oponentes, que el que avisa no es traidor.