Se nota a la legua que es sabedor de que está falseando la verdad y nos está intentando engañar para seguir en el poder y perpetuarse si es posible.
Conversaciones en el andamio. Cara de cemento. Por Francisco Gómez Valencia

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Se nota a la legua que es sabedor de que está falseando la verdad y nos está intentando engañar para seguir en el poder y perpetuarse si es posible.
No hemos visto a Narciso PinócHez hacerse una foto en los túneles del ferrocarril cántabro y asturiano, que tanto indignó a los presidentes autonómicos.
– Sanchezpromesa cumplida- Qué desagradecido es ser político, Presi… Hemos pasado del vapor al carbón y al populacho le parece insuficiente.
Terminamos la semana pródiga en gestos de la concordia progresista con tres master de Yolanda Díaz, -la mejor Ministra de trabajo como la bautizo el compañero Pablo- que ha mentido en su Curriculum Vitae
Los barones socialistas, tan chulos en los medios de comunicación, son serviles al amo Sánchez en el Comité Federal del partido. Son unos cantamañanas
Hubo quien creyó que Susana Díaz, no solamente iba a ser la salvadora de Triana, sino que además estaba llamada a representar y a dirigir a la social democracia española
Consejos vendo…” Así empieza un conocido refrán español que continúa con esta segunda parte: “…que para mí no tengo
Hablamos de Extremadura con Fernando Molina, concejal del PP en el ayuntamiento de Mérida, uno de los cargos públicos con más solera de toda la región
Si existe una muestra representativa del fracaso del socialismo en España, de mala gestión, de despilfarro, de derroche, de corrupción, de fraude generalizado es Extremadura
Mucho y muy variado es todo lo que andamos leyendo y escuchando sobre el PSOE y sus errores y adversidades desde el 20-D, con los peores resultados de la historia, con Pedro Sánchez al frente, que aún empeoró los registros electorales socialistas el 26-J. No obstante, aún a pesar del desastre electoral del pasado junio, el entonces todavía Secretario General del PSOE, prepactaba durante septiembre un Gobierno con y otros, al tiempo que la formación morada iba noqueando tanto al ex Secretario General del PSOE como, lógicamente, al partido. Lo que nunca le había pasado al PSOE, al menos por el frente de la izquierda. Ni con Izquierda Unida ni con el Partido Comunista.
El PSOE de hoy, tan desgarrado como necesario e imprescindible, se encuentra en un callejón de muy complejas salidas. Más allá de lo que digan y vaticinen los partidarios y los detractores de Pedro Sánchez, que ahora vacaciona en Los Angeles, mientras Javier Fernández, presidente de la gestora, y sus más cercanos colaboradores, entre los que se encuentra Guillermo Fernández Vara, a quien cuestionó la anterior ejecutiva cuando trató de discrepar mínimamente contra el alto mando de entonces, tratan de predicar una compleja y laberíntica pedagogía entre una militancia muy dividida y con riesgo de fractura.
El PSOE se fue incendiando poco a poco por su propia falta de debate interno, por su alejamiento del escenario de la realidad social, por la inmensa fuga de votantes y militantes, por la política de una dirección autárquica que se distanció de las demandas de la gente de a pie. Por eso, siendo partido de oposición, y mientras el PP perdía sesenta y dos diputados el 20-D, un PSOE errático se dejaba en la gatera 25 diputados, respecto a las elecciones de 2011. Y, por su empecinamiento, los socialistas pasaron a perder 5 escaños el pasado 26-J mientras el PP ganó 13. Si bien Podemos, a pesar de su alianza con Izquierda Unida, se dejó un millón de votos en el recorrido electoral.
Y un millón de votos, que se dice pronto, es lo que ha perdido el PSOE desde el pasado 1 de octubre, cuando una mayoría de miembros del Comité Federal se impuso con sus tesis y tras una votación democrática a los criterios de la hasta entonces dirección socialista, donde –a falta de muy escasos días para que finalice el plazo de convocatoria de nuevas elecciones– Pedro Sánchez pedía unas primarias express, para el 23 de octubre, sin tiempo para que surgiera un candidato y poder llevar a cabo una campaña de relieve por todo el país, en igualdad de condiciones con el ex Secretario General, y un Congreso, también express, para mediados de noviembre. Y, también, mientras tanto, el mismo Pedro Sanchez, mintiendo el 4 de septiembre señalaba que no se postulaba para nada, si bien días después anunciaba públicamente que lo iba a intentar. ¿Qué iba a intentar?
La historia ya la conocemos. Como conocemos la historia del 1 de octubre cuasi televisado en directo durante dieciséis horas. Como conocemos que el desaparecido César Luena había preparado una urna tras una mampara para un ilógico voto secreto y que hasta firmes partidarios de Pedro Sánchez, como Josep Borrell o Patxi López, cuestionaron hasta conseguir que se votara a mano alzada. De resultas de la votación del orden del día propuesto en la dirección socialista por Pedro Sánchez, el mismo, pues, dimitió.
Y, mientras, el PSOE, y nadie más que el PSOE, un partido necesario e imprescindible, se enfrenta a su propio debate, al que se negaba Pedro Sánchez. Y ahora, a expensas del debate del próximo Comité Federal, sus miembros, con la libertad lógica existente en el seno del partido y en sus determinaciones democráticas tendrán que decidir si abstenerse en una investidura del candidato popular, ir a nuevas elecciones o hasta tratar de pactar y formar Gobierno con entre 176 y 180 apoyos (la distancia existente entre los 170 que apoyaron a Rajoy y el resto hasta los 350 que conforman el Congreso de los Diputados). Y escribo estas lineas desde el respeto y desde la seguridad de la libertad de conciencia de todos y cada uno de los componentes del Comité Federal que cumplirán con lo que consideren adecuado en conciencia.
Hace unos días, precisamente, a través de Facebook, participé en un hilo o conversación con personas incrustadas en el PSOE. Y donde se podían leer argumentos como que el IBEX 35, la Iglesia y otros poderes fácticos habían provocado la caída de Pedro Sánchez.
Y a ello, añadí, modestamente que como es posible que un partido de tanto asentamiento social (aunque cada vez menos) podría contar en sus filas con tantos infiltrados de tanto poder, desde el IBEX 35 y la Iglesia, como se citaba, como para, primero, forzar la dimisión de la mitad más uno de los miembros de la ejecutiva, y, posteriormente, torcer, tumbar y derribar al ya Secretario General y hasta poder despedazar al PSOE. Como consecuencia todo ello tendría que haber ido acaeciendo sin que ninguno de los miembros de la anterior dirección del PSOE hubiera caído en la cuenta de la extensión de los tentáculos del IBEX 35 y la Iglesia, al compás que Podemos sigue acechando con el sorpasso y tratar de liderar la oposición ante un partido que hoy se encuentra en la crisis más convulsa, probablemente, de su historia.
Muy seguramente ha faltado tanto debate interno que la pérdida de poder y las seis derrotas electorales bajo el mando de Pedro Sánchez le llevaron, acorralado por la fuerza de la mayoría, como ya estaba en el Comité Federal, a dimitir ante la mayoría de dicho órgano. Un Pedro Sánchez, por cierto, que, salvo error u omisión, sin consulta alguna a la militancia, estaba a punto de consolidar en el Congreso de los Diputados un Gobierno con Podemos, Compromís y las fuerzas secesionistas.
Y España, tras el 20-D y el 26-J necesitaba, probablemente, un Gobierno constitucionalista, lejos de veleidades populistas, de antisistemas y de fuerzas independentistas.
Restan tan solo tres semanas para que finalice el plazo para disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones generales. Y, a pesar de todo, la conformación actual del Congreso de los Diputados posibilita al PSOE un juego de alianzas o entendimientos de vital importancia en el marco parlamentario. De resultas de la cual los socialistas tienen que llevar a cabo un ejercicio de una extraordinaria honradez con el país y con el partido. Pues de ellos depende que se inicie, por fin, el recorrido de la legislatura o tengamos que pasar por las urnas el próximo 18 de diciembre. Y hasta lo pueden llevar a cabo en el marco de una determinación de acuerdos. O no, como se suele señalar ahora. Aunque el escenario de una próxima confrontación electoral no parece augurar el mejor de los escenarios para el PSOE. Y que ahora puede exigir una legislatura (con una duración de tiempos predeterminados) con la seriedad que requiere la situación de emergencia del país, y con los planteamientos que consideren idóneos.
Y tras tanto runruneo de consultas o no a la militancia, mientras el PSOE se sigue desangrando, lo que tal vez pudiera engordar a Podemos, aunque las encuestas tampoco vaticinan subida alguna de la formación morada, los órganos de la dirección socialista debieran decidir quiénes, por qué y para qué y hasta qué grado de responsabilidad conforman sus respectivos cuadros directivos, qué tema y cuándo se debe consultar a la militancia, y no mirar para otro lado.
Pase lo que pase, desde ese asunto que afecta a la fontanería y a las cañerías internas del PSOE, que bajo la dirección de Pedro Sánchez no ha sabido abordar el relieve de la pérdida de tantos escaños, que dieron lugar a una fuerte presencia de Podemos en el escenario electoral nacional el pasado diciembre, los socialistas se enfrentan a una toma de decisiones de tanta importancia que Antonio Hernando, una de las manos derechas de Pedro Sánchez en toda su trayectoria, sigue al frente del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados.
Lo que demuestra que el Partido Socialista Obrero Español es un partido autónomo, independiente de otros organismos e instituciones, con decisiones propias en sus estructuras orgánicas propias. Y que se debe a sus criterios ideológicos, a sus dinámicas organizativas, a sus responsabilidades de dirección, a su militancia y a sus votantes.
Evidentemente el PSOE, un partido necesario e imprescindible en la democracia, que ha gobernado el país durante veintidós años, dispone de una capacidad de actuación profunda y seria como la requiere, actualmente, el país. Y el PSOE, de paso, se puede conformar de la suficiente dinámica de actuación en la que no influye nadie ajeno al mismo. Salvo, claro es, error u omisión.
Y, al margen, o además de ello, el PSOE, de lo que tendrán que responder sus cuadros, de ayer y de hoy, dispone de la suficiente capacidad de maniobra como para decidir –más allá de sus debates internos– qué es lo más conveniente para el país, la sociedad española y el propio partido.
Perderse, ahora, en esas premisas de la presión de poderes fácticos, que de ser cierto debiera conllevar a la depuración y expulsión de tales militantes del partido, no parece el camino más adecuado.
Más allá de los criterios de responsabilidad que adopten sus dirigentes, que para eso lo son, no cabe la menor duda que por el bien de todos, con la conciencia y la consciencia debida, los máximos responsables del partido como toda la militancia tratará de encontrar las fórmulas adecuadas para que el PSOE encuentre de verdad su camino más correcto y acorde, claro es, con sus principios.
Pedro I el Traidor, el breve, el judas y el sin vocales cada día revuelve mas. Y ya le falta muy poco para llevar al PSOE a la mas absoluta de las miserias políticas. Está claro que tiene una concepción propia del instinto de supervivencia y la lealtad, aunque algunos días olvida la diferencia entre arriba y abajo, cerca y lejos, gordo y flaco, o enemigo y contrincante
Acabo de oír al presidente de la Junta de Extremadura , el señor Guillermo Fernández Vara, decir que a él no le gusta que alguien tenga que vender una vivienda al heredarla para pagar el impuesto de sucesiones, pero que no puede bajarlo porque si no recauda tiene que hacer recortes. ¿Se le ha ocurrido que podría empezar por recortar en los gastos de la Junta?