
«La Agenda 2030 es un secuestro de la libertad política colectiva, disfrazado en un lenguaje políticamente correcto, humanitario y ecologista»
Vivimos en el mejor país del mundo por muchas razones. Sin embargo arrastra problemas de calado, casi todos autoinducidos. Así, tenemos un gobierno que piensa que el dinero surge por generación espontánea y que con su escapada de gasto atolondrado va a comprometer a las generaciones venideras. También penden amenazas serias y crecientes sobre la unidad de la nación española y los pilares institucionales que sostienen nuestra democracia.
Pero este país tiene un problema muy serio que es el mal llamado progresismo, que nos quiere llevar al pensamiento único y quienes se resisten a aceptar ese rodillo y enarbolan la bandera del pensamiento plural, la libertad, la familia y el valor de la religión, la tradición o la propia vida humana son considerados extremistas y malos españoles.
El «progresismo» quiere situar al gran Yo individual en el centro y por encima de todo, arrumbando a Dios y depreciando las enseñanzas de milenios de civilización, o los lazos familiares de siempre, cuando en realidad siguen vivos y son connaturales al ser humano. De ahí que odien a la religión católica, que rían la familia o el pensamiento conservador.
No permiten nada que perjudique al nuevo Súper Yo, y por ello llegan a rechazar la innegable realidad de que en la naturaleza hay hombres y mujeres. Es decir necesitan que el individuo sea esclavo para que el estado sea libre. Por eso no quieren que se dé la batalla ideológica y cultural porque su chiringuito del Súper Yo se desmoronaría.
Por eso nos quieren imponer una agenda 2030 que no es más que un intento de aspira a lograr el mito del hombre nuevo por medio de la educación para la ciudadanía global, donde las personas son vistas en igualdad con los animales, que pueden ser amansados y pastoreados.
La Agenda 2030 es un secuestro de la libertad política colectiva, disfrazada en un lenguaje políticamente correcto, humanitario, ecologista, feminista, inclusivo y sostenible, desprecia la realidad social y la naturaleza humana, convirtiéndose en un documento ideológico diseñado para favorecer el mundialismo progresista bajo la hegemonía cultural de las doctrinas del Neo-marxismo.
Quieren convertir al hombre en esclavo y un ejemplo claro de esta misma Agenda es que anula el debate político discrepante, y prescinde de la democracia, al no dar cabida a opciones contradictorias con el plan trazado.
Si se dan cuenta todos los partidos políticos españoles excepto Vox han abrazado la Agenda 2030 como hoja de ruta para todas las políticas públicas.
Mariano Rajoy protagonizó la recepción en 2015. Ana Pastor, en su papel de presidenta del Congreso, en 2018 se comprometió a que el Parlamento “juegue el papel que tiene asignado en la implementación y supervisión de la agenda”. Y el resto de partidos políticos ya han incorporado los objetivos de la agenda a sus programas electorales, aunque Podemos y el PSOE son los que marcan el liderazgo moral e intelectual, la verdad.
No se dan cuentan que nos tratan como a ovejas a las que nos dirigen en qué camino tenemos que ir. Quien en la esfera pública no abrace esta Agenda, corre el riesgo de ser arruinado, humillado o marginalizado. Y eso es a lo que vamos. Si no reaccionamos, mal vamos a acabar. Porque lo que nos estamos jugando ahora mismo es si España va a seguir siendo tal o se convertirá en un reino de taifas de corte igualitario, o incluso en una república de taifas. Un país –o expaís– donde imperará la condena del esfuerzo, de la religión, la familia y el éxito personal para arribar a una suerte de anestesia colectivista, en la que seremos esclavos precisamente cuando más libres nos creamos.
Estas agendas globalistas lo que pretenden es la destrucción de las clases medias, la liquidación de la soberanía de las naciones y el ataque a la familia, la vida y las raíces comunes de Occidente. Es decir resumiendo se está produciendo un ataque a la religión católica y a la Cruz, a los valores de la familia, a la propiedad privada, a la libertad individual intentando crear un pensamiento único del que se mueva no sale en la foto. Por eso creo que que la agenda España que propone Vox es la única alternativa para que España y su gente tengan futuro.
Por ello hay que seguir dando la batalla cultural y estando en contra de todo aquello que nos quiere quitar la Libertad.