Los linchamientos sociales de ciudadanos anónimos promovidos desde las instituciones son un síntoma inequívoco de la degradación democrática.
Contrapunto en la propaganda electoral. Por Rafael Gómez de Marcos

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Los linchamientos sociales de ciudadanos anónimos promovidos desde las instituciones son un síntoma inequívoco de la degradación democrática.
Y vamos con el tacticismo dentro de una estrategia a por la última semana de campaña. Dios sabrá qué nos espera tras el último invento del CIS.
En este bonito pueblo, La Carolina, en cuanto a política, mucho debían aprender de Carlos III, aquel monarca que le dio nombre a la villa.
Como me dijo una vez una persona muy sabia, hijos pequeños, problemas pequeños. Hijos grandes, problemas grandes.
La Bego no quiere dejar el palacio y la vie en rose. – ¡Peter, espabila que nos desokupan! – Es por la morralla de nuestros socios…
¡También anunció, mítines atrás, que ampliaría el número de convocatorias de MIR en 5000 más! No entiendo nada… ¿De quién depende la Sanidad?
Comenzamos la mañana de este domingo con «Un solo instante», una ilustración de Tano, un colaborador de esta revista y un gran amigo.