Tacticismo dentro de una estrategia. Por Antonio de la Torre 

Tacticismo dentro de una estrategia.

«Y vamos con el tacticismo dentro de una estrategia a por la última semana de campaña. Dios sabrá qué nos espera tras el último invento del CIS»

Hemos vivido una semana en la que, aquella conocida frase de Adolfo Suárez, Puedo prometer y prometo… (“otra cosa es que lo cumpla”, le faltó añadir para emular al viejo profesor Tierno), ha quedado relegada ante el escándalo, dirigido e intencionado, que nadie lo dude, de incluir cuarenta y cuatro terroristas, siete de ellos, asesinos, en las listas de EH BILDU. Porque es evidente que, todo esto, forma parte de las tácticas electoralistas incluidas en la estrategia única de nuestro presimiente, el doctor Plagio cum Fraude, desde su asaltó al poder en junio de 2018, a caballo de una buena morcilla judicial. Recordemos –nunca está de más– que llegó gracias al apoyo incondicional del que luego sería su aliado Frankenstein y al del resto de enemigos de España –hasta 19 partidos o franquicias–. Y hemos visto que, desde ese momento, su estrategia de gobierno no ha sido otra que mantenerse en el poder como fuera, a costa de las cesiones y condiciones que sus facinerosos socios le exigieran. Así, la España que heredamos en 1975 que, con sus mejoras necesarias, parecía una nación unida, y que hizo una transición “ejemplar” (dicen algunos propios y no pocos extraños) ha mutado a un país dividido y, lo que es peor, enfrentado en muchos casos, gracias a la llegada, con sangre, de un tal José Luis Rodríguez Zapatero, hoy bolivariano confeso por el mundo; al paso, “sin romperla ni mancharla”, aunque su inacción ayudó a las dos cosas, de Mariano Rajoy, seguramente honradísimo como Registrador de la Propiedad y como persona, pero colaborador necesario en el desastre –no me voy a remontar más atrás, que se podría–, y a la citada llegada del “coleccionista de motes”, de la manera antes citada.

No tengo duda de que la inesperada, para los buenos españoles, irrupción de los terroristas de ETA en el escenario político, junto con la “promesa” –¿Quién se fía de la promesa de asesinos?– de que “no ocuparán sus concejalías en caso de resultar elegidos”, forma parte, de la estrategia que entronizó al showman Pedro Antonio Falconeti. Pero creo que estas circunstancias han cambiado, en parte, y esperemos que, para bien, el curso de esa tómbola electoralista que comentaba en mi último artículo

Ante las manifestaciones contrarias, y propuestas más con el corazón que con la cabeza –es como si desconocieran el marco legal real–, de destacados miembros de partidos de la oposición, no han faltado comentarios, muy tardíos, por cierto, y poco creíbles, del gobierno y de algunos “barones” del ya conocido como PISOE, tras la recientemente aprobada Ley de Vivienda, apoyada, precisamente, por BILDU. Porque esos barones que, a veces, actúan desde la aparente oposición a lo que su presimiente dice o hace, está por ver, una sola vez, que den instrucciones a los diputados de sus provincias para que, siquiera, se abstengan, no ya se opongan –¡Madre de Dios, oponerse!– a una de las aberraciones legislativas que el mentiroso compulsivo ha llevado al hemicirco de un supuesto “Poder Legislativo”, totalmente dominado y controlado por el “Ejecutivo”, cada día más, único poder que, si no lo está ya, se está conformando en España. Un poder, este último, que, a través del control de la Fiscalía General –¿De quién depende la Fiscalía, de quién depende…? Pues eso– y la reciente conquista del Tribunal Constitucional, ejerce buena parte del tercero de los tres Poderes de Montesquieu, el “Judicial”. Otra perversión más del que debería ser un pilar básico de cualquier democracia que se precie, la Separación de Poderes, pero esto, ya tratado en ocasiones y sobre lo que habrá que volver, no toca hoy. Esos barones, con “b”, porque de la homófona con “v”, que genéticamente les correspondería, hacen poca gala con esa sumisión leal a su jefe, edulcorada en lo formal, han dicho al unísono que no hubieran elegido como socio a BILDU. Porque así se han expresado, en sus feudos, el aragonés, Javier Lambán; el extremeño, Guillermo Fernández Vara; el asturiano, Adrián Barbón y, lo dejo para el final, el castellano manchego y discípulo aventajado de José Bono, el indiscreto Emiliano García Page, que ha ido un poco más lejos: Con estos, ni a la vuelta de la esquina. Pero es que vuestro partido, el PISOE, sí lo ha hecho, y vuestro silencio y sumisión a la hora de la verdad, el voto parlamentario, os arrastra y hace cómplices de esa macabra y traidora alianza. 

Como decía antes, a la aparición tardía, a la salida sin logros de su agridulce visita a la Casa Blanca: Puede ser legal, pero no es decente, poco creíble en el showman peregrino, Falconeti, que nos ha soltado ya tantas mentiras, se han sumado también algunos miembros socialistas del gobierno.

Empezó la portavoz del PISOE, Pilar Alegría, paradójicamente, ministra de lo que más adolece, Educación: EL PP, de nuevo, se agarra de una forma indecente al terrorismo de ETA, con el único objetivo de arañar votos. A nadie nos gustan estas listas indecentes. Y lo dice después de que su jefe sacara a relucir en el Senado a Miguel Ángel Blanco y el 11-M –el detonador de la situación actual–, a falta de respuesta y argumentos a las claras preguntas de Alberto Núñez Feijóo. Porque el líder del PP fue claro en su rifirrafe con PinócHEZ: Si lo de Bildu no es decente, tampoco lo es que pacte con ellos. Garantice hoy que su pacto con Bildu se acabó. No se puede soplar y sorber a la vez, o rompe con Bildu o con la decencia. Creo que debió decir “…o ha roto con la decencia”, mucho más ajustado a esa conducta. Y llegó a mucho más el okupa de la Moncloa –puede que fuera legítima su llegada, pero no fue decente–: En el mayor atentado de la historia de España y Europa el PP mintió, mantuvo esa mentira y difamó a las víctimas. Hoy usted parece decidido a igualarlo. Lo dice el sucesor del que rompió la jornada de reflexión aquel 13 de marzo y el compañero del que, al parecer, por la tarde del trágico día en Atocha, le decía a su, por entonces, candidato: “Hemos ganado las elecciones”, como sucedió, contra todo pronóstico, poco más de 72 horas después de las voladuras de los trenes. Terminó bien Núñez Feijóo: ¡Qué soberbia ante los españoles y qué sumiso ante sus socios! Le ha faltado darles las gracias a los asesinos, qué pena. 144 años de historia del PSOE para acabar a disposición de BILDU. Sólo un matiz a esa buena intervención, esos 144 años de vida del PSOE son más de antigüedad que de historia, como ya he comentado en muchas ocasiones. Porque se conoce poco del periodo 1879-1910, salvo la creación, en 1988, del sindicato UGT; no demasiado, y nada bueno, desde su debut parlamentario, en 1910, hasta su acomodación a la dictadura del General Primo de Rivera; y nada, aparte de sus nefastas andanzas entre 1931 y 1936, que dieron lugar al mayor enfrentamiento civil de nuestra historia, y su derrota en 1939, hasta su retorno “triunfal” en 1976. 

Se sumaron después al mensaje oficial otros líderes, entre ellos, como no, el inefable Pachi “Nadie” López, el que haría “cosas que nos helarán la sangre”. También el candidato a presidir Madrid, Juan Lobato: “No se ha pactado ninguna investidura ni ningún gobierno. MAROTO SÍ LO HIZO”. Que no falte el “Y tú, más”, como argumento poderoso, no sin reconocer que, a mi juicio, Feijóo hubiera acertado prescindiendo de esa máquina de no conseguir nada que es el amigo Javier Maroto –así está el PP vasco–, como ha demostrado en sus casi 25 años de carrera política, la académica se quedó en un marco. Tampoco faltó el oportuno comentario de la viceprimera, casi “Nadie” Calviño: Es que, francamente, no tenemos ningún pacto. Me sorprenden este tipo de preguntas, porque se refieren a otro partido, cuya posición es diametralmente opuesta, como todo el mundo conoce y hemos venido demostrando

Pues miren ustedes si hubo pactos que, sin ánimo de ser exhaustivo, como diría César Vidal, les voy a citar algunos, empezando por el apoyo a Sánchez en la moción de censura de 2018 y su abstención en la segunda investidura tras las elecciones de noviembre de 2019, que prosperó por dos votos. Recordemos aquella foto para el recuerdo de la ignominia entre los socialistas Adriana Lastra y Rafael Simancas y los bilduetarras Merche Aizpurúa, Oscar Matute y Gorka Elejabarrieta, con la que se sellaba la estrategia que iba a marcar el rumbo de España desde ese momento. También en la Ley de Memoria democrática que BILDU votó a favor en el Senado, ante la abstención de ERC. Acordaron con el gobierno el reconocimiento a las víctimas de violaciones de Derechos Humanos hasta 1983, como si la democracia no hubiera llegado a España hasta entonces. La semana anterior, EH Bildu también se distanció de ERC y apoyó al PSOE para modificar el Código Penal. En agosto de 2019, se abstuvo en Navarra para propiciar el tripartito PSN-Geroa Bai-Podemos, con la “justificación” de Arnaldo Otegui, que dijo que lo hacían “para evitar un peor escenario”, la coalición UPN-PSN. El traslado de presos etarras a las cárceles vascas, “cinco a la semana”, que impulsó su ministro del Interior, “Marlascón de popa”, terminado el pasado 23 de marzo, tras 379 traslados, sobre los que el citado Otegui expresó su «alegría contenida». Gracias a la abstención de EH-BILDU, salió adelante el fondo público de pensiones del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, así como el decreto ley de medidas urgentes de apoyo a económico y social por la invasión de Ucrania. El decreto anticrisis, para la rebaja del precio de la luz, del combustible y la limitación de la subida de los alquileres –previa a la Ley de Vivienda– se consiguió con el apoyo de Bildu, por el distanciamiento producido con ERC tras el caso Pegasus de escuchas telefónicas. También la Reforma Laboral de Yolanda Díaz contó con el voto favorable de EH Bildu y el no de ERC, además de con el “despiste” de Alberto Casero del PP. No menos importante fueron los apoyos de EH-BILDU a los dos últimos Presupuestos Generales del Estado que me llevaron desde entonces a llamarlos PGETA, a cambio de cesiones, como las competencias de Tráfico a Navarra –con la consiguiente salida de esa región de la Guardia Civil– y, también, las de los nuevos impuestos banca y energéticas. Por último, en esta relación de pactos más importantes, la Ley de Vivienda se aprobó con el voto de EH-BILDU y ERC, llegándose al extremo de que el, desde ese día PISOE, cedió el protagonismo y fueron esos partidos socios los que comparecieron en rueda de prensa para su anuncio. En definitiva, doce pactos, si no he contado mal, para consolidar a EH-BILDU como ese “partido de Estado” que decía Otegui, tras cumplirse la promesa de Zapatero: Si abandonan el terror, tendrán acceso a las instituciones.

Pero continuaron las promesas, después de los tres bofetones al ego del presimiente, el ya citado de su visita a USA, en la que el “amigo” Joe Biden no se dignó a comparecer en la rueda de prensa posterior a la entrevista, que tuvo que dar en solitario, y los dos que le ha dado su otro “amigo” Volodimir Zelensky, que se ha paseado por el Vaticano, Alemania, Inglaterra, Francia y la cumbre de los siete y no visitó a nuestro showman, del que debió pensar que “Éste se viste también de guerrillero y, como es más grande, sólo se le ve a él y me roba plano”.

Volviendo a lo anecdótico de la campaña y a las ofertas de esta tómbola electoralista, tenemos la nueva copia del doctor Plagio, cine a 2€, los martes, para mayores de 65 años, como ya hizo Esperanza Aguirre en 2006, con su “Mayores al cine”, entonces, por 1€. Eso, además de crear un Comité para vigilar los beneficios de las empresas, dentro del Observatorio de márgenes que prepara. Y 50 MM a la República Dominicana, el nuevo país de Pepe Bono y Felipe González ¿será para irle preparando la llegada al generoso presimiente? Ahí lo dejo.

“Espectacular” el anuncio de la secretaria de Estado del Ministerio de Igual-da, Ángela Rodríguez Martínez –nunca entenderé de donde sale el apelativo Pam–, que lanzará una aplicación para contabilizar las tareas del hogar que realizan los distintos miembros de la familia. Así, el tinglado de Irene Montero, conocerá las horas de trabajo doméstico de mujeres y hombres. Me imagino cómo se habrán quedado en Ginebra tras la presentación del IX Informe periódico de España ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW). Y termino con la, quizás, promesa más sorprendente, hasta ahora, que ya es decir en este desbarajuste de ocurrencias. Me refiero a la de la vicesegunda, Yoli la chulísima, que esta vez da un triple mortal con tirabuzón y medio: Vamos a adaptar las condiciones meteorológicas a los puestos de trabajo. Sin despeinarse. Ni la panda de meteorólogos actores que nos tratan de asustar cada día, varias veces, en los telediarios, se atreverían a tanto, pero nuestros políticos, son así. 

Y vamos a por la última semana de campaña. Dios sabrá qué nos espera tras el último invento del CIS.

 

 

Antonio de la Torre

Aficionado a la política, decepcionado con mi corta experiencia en ese mundo, y preocupado con la situación de "España, S. A.". Modesto tertuliano y articulista de opinión. Comparto inquietudes y propuestas, tratando de ayudar a crear opinión para mejorar el pervertido sistema político que nos ningunea.

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