
«La vuelta al mundo en un dedal: Estrenó Sánchez, en Ferraz, un nuevo y apasionante formato: El Zoco del Tito Pedro»
(a)
Fiel a su estilo, lidió don Narciso,
en ‘Casa Alsina’, con la humildad que le caracteriza
y con ese talante grave, sereno, sobrio y conciso
que su credibilidad y su natural empático más aún enfatizan.
(b)
Estuvo el hombre, pues, afable, sincero y comedido,
sin darse apenas importancia por los logros alcanzados:
-Sin duda algunos errores hemos cometido;
pero naderías, al cabo, si con los éxitos lo comparamos.
-¿Sigue sosteniendo que la economía va como una moto?
(c)
-Habría querido decir como un cohete a reacción;
pero, que la modestia me puede cada día más, me noto.
-Ya. ¿Y entiende que la gente se enfade
porque miente usted más que habla?
-¿Qué mal hay en cambiar de opinión
por hallar una nueva y mejor solución
(d)
a los males que por culpa del PP y de Vox
aquejan a mi amada y admirada patria?
¡Y ni siquiera agradecen mi contribución!
-Desagradecida que es la gente, ¿verdad?
–No pase cuidado, mi ilustre amigo Carlos:
la historia, a ambos, nos sabrá justificar.
-No me preocupa demasiado.
(e)
-Claro, claro: lo mismo que yo,
nació Ud. con el don de la humildad.
-Será eso, sí. ¿Y qué siente Ud. cada vez
que le llaman pedazo de felón?
-Enamorado como estoy
de las bondades de la democracia,
me resisto a denunciar los viles complots
urdidos contra mí por la maquinaria facha,
(f)
lo mismo en la prensa escrita que en Televisión.
¡Pregunte Ud. al pueblo: jamás gobernante alguno
tantas muestras de admiración y de simpatía recibió!
-Luego, ¿por qué sale Ud. tan poco a ‘pisar la calle’?
-Por culpa de Almeida y de Ayuso,
el tráfico en Madrid está imposible.
(g)
¿Y no querrá Ud. que atropellen al presidente
o que sufra algún lamentable percance?
-Ya. Que yo sepa, hay muchas más ciudades en España.
-Hay que delegar… en las cosas de menor importancia.
-Entiendo. ¿Y alberga usted esperanzas
de renovar la confianza del sufrido ciudadano?
(h)
-Ningún ciudadano sufre tanto como yo;
y créame que jamás confié en mí mismo tanto.
-Pues sí: bien que noto su rictus de dolor.
Quizá le ayudaría una temporada de reposo
en Doñana… o en algún pabellón psiquiátrico.
-¡Ah, amigo Carlos, es usted muy bondadoso!
(i)
Pero España me necesita todavía demasiado:
¡Cómo podría yo fallarle en momento tan delicado!
-Ya. Y bien: si quiere usted añadir algo.
Por supuesto:
¡Ciudadano: el 23-J,
sanchismo vota,
no me seas idiota!
Recuerda que el pepero gallego
muy grande tiene el ego
(j)
pero se mueve a ras del suelo.
Mi ego, en cambio,
va en Falcon:
¡se mueve siempre por el cielo!
¿Quieres, pues, un ego rastrero
o uno que vuele cada vez más alto?
¡Huye de fachas… y vota a Pedro!
-…
¿Cómo lo vio, Carlos?
-Vaya. Me ha dejado deslumbrado.
¡Qué digo: casi ciego!
(k)
-Imagine, pues, al pueblo llano,
que es una minucia humana, a su lado.
-Bueno, yo no diría tanto:
procuro guardar respeto por el ciudadano.
-No pasa nada, amigo Carlos:
De heroico me tratará, a mí, la historia.
Y, a usted, le tomará por santo.
(l)
-Vaya. Tiene Ud. ocurrencias
de verdadero genio.
-Ego aparte, estoy de acuerdo.
¿Puedo volver mañana?
-Pásese, mejor, por ‘El Intermedio’:
Podrá decir y hacer, allí,
lo que le dé la gana.
–Ya; conozco al director;
pero no sé si está o no muy cuerdo.
(m)
-Tranquilo: hágase Ud. el majara
y ríale todas las gracias:
nada agradece tanto,
ese cara de mochuelo,
como que le magreen el ego
y le besuqueen el trasero.
-Eso puedo entenderlo.
En fin: todo sea por contentar
al pueblo chabacano y plebeyo.
-En efecto: de eso va ‘El Intermedio’.

(n)
(Y, a los pocos días, estrenó Sánchez,
en Ferraz, un nuevo y apasionante formato:
‘El Zoco del Tito Pedro’
-en homenaje a Mohamed VI- :
Clases Magistrales de Resiliencia.
Cada día, como invitado,
uno de sus insignes ministros:
(o)
heroicos compañeros suyos
durante algún tramo
de su gloriosa y épica contienda.
Ni que decir tiene que todos ellos
desbordarán optimismo y ensalzarán a su titán…
tito Pedro con la mayor reverencia;
así se les hunda el zoco o les caiga
algún foco en su puta cabeza.
