El “Motorista” se come a Motos: De un mitin a una entrevista. Por Antonio de la Torre

De un mitin a una entrevista. «El Sanchismo es una combinación de tres cosas: de mentiras, de maldades y de manipulaciones»

«El motorista quiso rizar el rizo de la ironía y dejó la mejor definición de Sanchismo: Una combinación de Mentiras, Maldades y Manipulaciones»

Sí, fue duro, pero aguanté el programa de El Hormiguero del martes, en el que nuestro showman Pedro Antonio continuaba esa gira mediática que se ha preparado para intentar llegar a los crédulos que puedan quedarle, una vez comprobado que la calle le es adversa y propicia el abucheo. El último del que tenga constancia, su mitin en Tenerife, que tuvo que ser interrumpido unos minutos para acallar a los críticos que tan poco le gustan a nuestro “predicador” –sin querer, me ha surgido un nuevo apelativo para nuestro indigno personaje, que ya colecciona unos cuantos–. Sólo le queda el apoyo zapaterino, al que clonó a su llegada y superó rematando sus políticas “progresista”, después de la “espantá” que dio uno de sus ministros, César Antonio Molina, pidiendo el voto para Núñez Feijóo: “Es el único sensato”, ha dicho el escritor que fuera ministro de Cultura del asesor bolivariano, un par de años –no aguantó mucho al lado de tan “cultivado” jefe–. Tampoco parece que le apoye mucho el iniciador de la deriva que algunas licencias constitucionales permitieron. Me refiero a Felipe González, del que circula un demoledor vídeo, con un título un tanto exagerado: “F. G. traiciona al PSOE”, que él matiza  y que sólo se suma a otros destacados socialistas, como Francisco Vázquez, José Luis Corcuera, Rosa Díez, Joaquín Leguina, Alfonso Guerra o Nicolás Redondo –por no extenderme demasiado–, que califican al “Sanchismo” como una “degeneración del Socialismo”, al que reivindican tras la deriva socialcomunista de ambos dos personajes, el citado PinócHez y el aludido Zapatero. Una pena que Mariano Rajoy, al que le dimos en 2011 una holgada mayoría absoluta, no se atreviera al entierro del PSOE. Se lo pusieron en bandeja, este último, su sucesor, la “joven promesa” Alfredo Pérez Rubalcaba (q.e.p.d., si se arrepintió de sus pecados y de la LOGSE) que lo llevó a 110 escaños y el actual okupa de la Moncloa, que lo siguió enterrando a 90 cuatro años después y a 85 a los seis meses. Pero nuestro “Registrador más joven de España”, no se decidió a unas terceras elecciones en las que la doble tendencia de junio-16 –ascenso azul y descenso rojo (también cayó el naranja)–, hubiera mejorado, en mi opinión sin duda, aquellos 137 escaños que no le sirvieron de mucho al PP y terminado de hundir a un PSOE descabezado tras la expulsión, el 1 de octubre de ese año, del ya descubierto tramposo, Sánchez. Esperemos que el próximo 23-J termine, en España, lo que don Mariano no se animó a rematar, borrando esta lacra de la humanidad que es el socialismo y sus derivadas extremas.

Dicho lo anterior, que nunca está de más repetirlo las veces que haga falta, volvamos con las apariciones en “prime time” de los dos únicos candidatos que podrían formar gobierno tras las elecciones de dentro de tres domingos. 

La primera conclusión que saqué de la del que no miento, cambié de opinión, es que Pablo Motos se degradó a simple “Pedaleta” ante la canibalista avalancha sanchípeda, que se lo comió literalmente. El entrevistado invadió el espacio del entrevistador, incluso el físico y con cierta “agresividad”, y no lo dejó preguntar ante el preparado discurso mitinero, que tenía que soltar, sí o sí, en su intento de arañar algún voto de la audiencia. Empezó con un golpe de efecto, felicitando al presentador por su programa 1879, el año en el que se fundó el Partido socialista Obrero Español en Casa Labra. Pero se le “olvidó” añadir “clandestinamente”, que ya empezaba con su característica transparencia el partido de “los cien años de honradez”. Le voy a sugerir a Motos que me invite a su programa 1910, el año que su fundador, Pablo Iglesia Posse, se estrenó en el Congreso, con amenazas a Antonio Maura. Y tampoco estaría mal recordar, en El Hormiguero número 1934, el golpe de Estado en Asturias y Cataluña, dado por ellos y uno de sus socios históricos, respectivamente. No sé cómo tratará estos episodios esa nueva Historia de España que en su ley de desmemoria democrática empieza en 1812. Posiblemente, su mayor grado de desfachatez fue cuando, tras dar una “lección” sobre la diferencia entre opinión pública y opinión publicada, la primera dividida más o menos al 50% entre progresistas y conservadores, se despachó diciendo que el 90% de los medios son conservadores. Creo que se refería a El País, la Cadena SER, Público, Infolibre, Eldiario.es, 20 minutos, RTVE y TVE2, La SeCta, Antena 3 –esta con algún ramalazo crítico de Vicente Vallés y poco más–, Telecinco, Cuatro, etc., etc., todos acreditados por su conservadurismo extremo.

Perdió una gran oportunidad Motos cuando, en un alarde de chulería de los suyos, el doctor Plagio cum Fraude comparó la gran mentira del PP “que atribuyó el atentado del 11-M a ETA, sabiendo que no fueron ellos”. Le pudo preguntar ¿Qué sabía el PSOE del atentado de Atocha? –Por ejemplo, Zapatero, Rubalcaba o Pepiño Blanco, del que se dijo que comentaba aquello de “hemos ganado las elecciones”, ese día, por la tarde–. O ¿por qué ese gran político que destacó por sus “aportaciones” a la Educación, rompió la jornada de reflexión el 13 M, llamando a asaltar las sedes del PP? Otra buena pregunta hubiera sido si ¿Seguimos los españoles sin estar preparados para saber la verdad? Y ya, por último, hubiera sido un gran remate dejarle caer ¿Qué sabe Marruecos de usted para haberle regalado el Sahara Español? Pero claro, apabullado como estaba el “inexperto” presentador ante la brillantez expositiva de su democrático maestro, es comprensible que no le saliera pregunta alguna. 

Junto a esa, apabullante, insisto, demostración de su dominio de las tablas y de los medios, eso sí, sin periodistas molestos y con espectadores seleccionados y entregados, como está haciendo en el improvisado plató Ferraz TV con ya tres de sus ministros, en un “espontáneo” intercambio floral y el aplauso en primera fila de mi Marisú Montero, no faltaron sus auto alusiones como presidente del gobierno y a ese término de Sanchismo que, en el fondo, tanto le gusta. Después de referirse a él, con un intento de toque irónico, como “el monstruo de las siete cabezas”, me parece que le salió el tiro por la culata a “su sanchidad” con esa definición 3M que se le ocurrió, probablemente traicionado por su subconsciente. Quiso rizar el rizo de la ironía y dejó la más breve y mejor definición de Sanchismo que podría hacerse: Una combinación de Mentiras, Maldades y Manipulaciones. Lo bordó. La segunda combinación 3M después de aquella de  Mujer, Médico y MadreMuMeMa para simplificar– con la que se definió la lideresa de Más Madrid. Se ve que lo de las “M” no le da el juego esperado a esta izquierda pijoprogre española, tendrán que practicar más y mejorar un poco.

Por cierto que, esa definición 3M del Sanchismo, dejada para la antología por Falconeti, fue el brillante arranque del protagonista de la siguiente sesión de El Hormiguero. Como diríamos en plan coloquial, Sánchez se lo puso a huevo a Núñez Feijóo y el gallego no iba a desaprovechar la oportunidad. La repitió y se limitó a decir Yo estoy de acuerdo, para qué vamos a discutir.

Como indicaba en el título, Motos pasó del mitin a la entrevista y con el presidente del PP sí ejerció de presentador. Estuvo acertado Feijóo cuando le preguntó sobre su predisposición a los debates: Resulta que el que pide seis debates, durante los cinco años que ha estado de presidente ha hecho un único debate del Estado de la nación. No voy a entrar en el detalle de lo que varios millones de españoles vieron, que por cierto fueron más que los que siguieron ese programa el día anterior, pero sí quiero resaltar algo de lo que dijo que, en mi opinión, fue muy convincente. Creo que se mostró como un verdadero hombre de Estado frente al que quiere hacerse dueño del Estado para su uso personal. Fue rotundo cuando afirmó: Yo creo en la Constitución de mi país. He trabajado para mi país toda mi vida y, el tiempo que me queda, voy a seguir trabajando para España. Y, aunque ha dejado clara su intención, más bien deseo, de gobernar en solitario, con lo que yo estoy absolutamente de acuerdo que sería lo ideal y lo mejor para España, hoy, se mostró sensato respecto a una posible necesidad de pactar con VOX: Si un partido respeta la Constitución española, si un partido respeta los derechos y libertades que consagra la Constitución, puedo discrepar con él, tendré que acordar cosas que no estoy de acuerdo, pero la Constitución y los derechos libertades de la Constitución, no son negociables. Creo que se puede decir más alto, pero no más claro. La clave va a estar, y así me gustaría a mí, en que, como le sucedió a Isabel Díaz Ayuso en 2021, sume más votos que la coalición de izquierdas y allegados nacionalistas y separatistas, en cuyo caso VOX tendría que aceptar la investidura o, en todo caso, abstenerse. Porque, si votara en contra, como ya ha hecho en ocasiones, al unísono con la izquierda, forzando unas nuevas elecciones, precipitaría su “defunción”, que yo le tengo anunciada en una presencia testimonial, al más puro estilo Podemos, con el natural desfase al haber “resurgido” cuatro años después de la eclosión morada. Al fin y al cabo, esa presencia residual, le permitiría a Abascal satisfacer el único deseo que supera el de fastidiar al PP, seguir viviendo de la política y así podría jubilarse como diputado si no hay un fuerte estallido interno, que tampoco sería descartable en el medio plazo. También estuvo claro respecto a la moto en la que va España según nuestro “motorista volante”: Las familias españolas tienen menos renta que en 2019, hemos perdido poder adquisitivo y, el 26% de los españoles, están en riesgo de pobreza. Si eso es ir como una moto, comprenderá que no puedo, en ningún caso, aceptarlo. Respecto a esa moto sin ruedas, dejo una muestra más de que no parece que responda a la realidad de la situación de España a la que, incluso nuestra vecina Portugal, nos pasó por la izquierda. Y remató esa parte diciendo: Yo les digo a los españoles, si me eligen, yo no les voy a mentir. No tiene sentido. Ya sé que algunos de los desencantados con el PP de 2015, que se agarraron, cuatro años después, al clavo ardiendo de VOX, me dirán que también Rajoy prometió cosas que no cumplió. Cierto, y lo pagó –lo pagamos– muy caro, pero yo espero, sinceramente, que eso no se va a repetir con su paisano, al que considero bastante más aplicado y estoy seguro de que aprendió la lección, aunque no hará lo que a los más extremos le gustaría, entre otras cosas porque, con el marco social y jurídico actual, no sería posible hacerlo. También dejó un mensaje para los españoles que tanto hablan de esa España vaciada, que llaman ahora: “Si los españoles quieren, puedo ser el primer presidente del Gobierno, nacido en la España rural”. Sólo tres semanas nos separan de saberlo y yo animo a todos a que tengan presente la prioridad para España en este momento: ECHAR A SÁNCHEZ EL DÍA 23 y que piensen quién puede hacerlo, Alberto Núñez Feijóo, mejor sólo que en compañía de otros, porque como dijo hace algún tiempo: Mi mayor preocupación no puede ser cómo llegar a acuerdos con mis socios de gobierno, como está pasando con el gobierno actual. Pues eso y que nuestro Santo Patrón, en cuyas vísperas nos pondrán las urnas, nos ilumine y ayude. Narciso Michavila, presidente de GAD3, la sociométrica que más se acerca siempre a los resultados, parece tenerlo claro en la entrevista que le hacía Cristina López Schlichting en COPE. 

 

 

Antonio de la Torre

Aficionado a la política, decepcionado con mi corta experiencia en ese mundo, y preocupado con la situación de "España, S. A.". Modesto tertuliano y articulista de opinión. Comparto inquietudes y propuestas, tratando de ayudar a crear opinión para mejorar el pervertido sistema político que nos ningunea.

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