
«Una especie de nuevo poder feudal detentará el poder y moverá los hilos que nos atan, seremos nuevamente siervos de la gleba»
No parece que tengamos arreglo los Españoles. Los más parecidos a nosotros son los Italianos y ellos no han puesto ningún reparo, ni pega, a que la presidenta de la nación, sea Meloni, una mujer de un partido de ultra derecha. Aquí parece que, todavía, la costra guerra civilista no nos la hemos quitado de encima y eso que estamos a punto, como quién dice, de cumplir el centenario de aquello. Los muertos, están muertos y los vivos están también muertos o a punto de estarlo dada sus edades. Pero nosotros ¡hala! erre que erre, con que si Franco, con que si el apoyo de Stalin, etc… y no nos dejamos vivir, cuando para el noventa y pico por ciento de la población todo aquello no es más que historia, la historia de nuestros abuelos.
Yo nací de hecho en el cincuenta y cuatro y desde luego esta historia de Franco, me pilló solo una pequeña parte de la vida hasta que cumplí los veinte. No me afectó en nada, solo quizás en un control, ya muy laxo, de los contenidos televisivo, cinematográficos y literarios, pero desde luego nada impactante y que pudiera marcarme como persona. Pero al parecer a gente por encima de los setenta sí parece que les afecta, de refilón eso sí. Está claro que tan malo y nefasto como tener un gobierno dictatorial de derechas es igual de nefasto o peor el tenerlo de ideología de ultra izquierda, y esto no parece causar problemas a una parte de la población porque, pobrecitos, la izquierda es buena, los más de ciento treinta millones de muertos, por el comunismo son daños colaterales por llevar la ¿igualdad? A todos y entre todos los seres humanos.
Para mi que esa igualdad se traduce en cárceles y tumbas. Seamos objetivos y realistas, esos pensamientos políticos pudieron tener algo de justificable en unas sociedades post comienzos del siglo veinte en el que grandes partes de las poblaciones vivían en la más absoluta miseria, pero desde luego, no hoy en día en que las sociedades occidentales cubren en gran parte la desatención o la falta de recursos de muchos individuos. Las sociedades de este milenio nada tienen ya que ver con las de principios del siglo XX y tratar de usar esos supuestos para estar enganchados al machito del puesto político, ultra izquierda, es hacer el ridículo, porque todo eso se consigue con las socialdemocracias tanto de derechas, como de centro o de izquierda. Pasarse de ahí resulta un poquito anacrónico y desde luego los votantes lo ven como algo residual, vamos lo mismo que ser fascista pero a la inversa.
Afortunadamente digo, porque en las sociedades futuras que están a la vuelta de la esquina y dado el infantilismo que nos domina, por tener la mayor parte de las necesidades cubiertas, no será tan fácil no caer en dictaduras, pero estas realmente sutiles y malintencionadas. No dependerán de seres humanos, sino de programas previamente elaborados para los robots, de todo tipo que nos rodean.
Esas sociedades no están tan lejanas como pueda parecer, el límite de los cincuenta de este siglo parece una buena aproximación dado que la tecnología avanza geométricamente y nosotros solo lo hacemos paso a paso. De hecho la manera de pensar de la generalidad de los pueblos sigue en niveles de andar por casa. ¿Quienes pueden decir que son capaces de diseñar programas de ordenador que controlen su entorno, para no acabar siendo esclavo de lo mediático? ¿Quiénes son capaces de renunciar voluntariamente a medios de control como la televisión, la radio, internet y los móviles en pro de los libros de pensamiento e incluso de técnica? Muy pocos, la gran generalidad de la población no, esa se deja arrastrar por lo que les dicen y por lo que pueden ver o les dejan ver y oír en los mass media.
O sea que según yo lo voy viendo, y cada vez más claro, el futuro no es humano, el futuro es de unos pocos que sepan manejar la tecnología informática y robótica, los demás estaremos, porque tiene que haber de todo. Una especie de nuevo poder feudal detentará sin que seamos conscientes el poder y moverá los hilos que nos atan, seremos nuevamente siervos de la gleba.
Por eso en vez de machacar al personal con historias de hace noventa años, deberíamos estar más interesados en como hacer para aprender a controlar nuestro futuro, porque el pasado, por mucho que nos empeñemos no tiene vuelta atrás. No parece que tengamos arreglo los Españoles. Los más parecidos a nosotros son los Italianos y ellos no han puesto ningún reparo, ni pega, a que la presidenta de la nación, sea Meloni, una mujer de un partido de ultra derecha. Aquí parece que, todavía, la costra guerra civilista no nos la hemos quitado de encima y eso que estamos a punto, como quién dice, de cumplir el centenario de aquello. Los muertos, están muertos y los vivos están también muertos o a punto de estarlo dada sus edades. Ojo que el futuro puede traer dictaduras de espanto.