Rodolfo Arévalo 
«¿El hijo de puta, cabrón, retorcido, aprovechado y chuleta, nace o se hace? Esta pregunta hecha respecto a un pulpo tiene una fácil respuesta, el pulpo nace»
Lo malo de intentar contar las cosas que pasan a tu alrededor en un país como España es que mientras que los comentarios sean sobre la vecina del cuarto, el conserje de la finca de enfrente, el bedel del banco y demás, todo está permitido. Hasta cantarles en los hoteles de costa y playa a los “guiris” aquello de “un poco de pasta basta”.
España además de por la fiesta, el cachondeo y hasta la desvergüenza, siempre ha sido famosa por el chismorreo de sus comadres de fincas urbanas. Cuando tu nombre no figura en ningún cartel de estrellas científicas, políticas o culturales, como el mío, no pasa nada. Nadie sabe ni que existes y si además estas jubilado y ya no molestas a nadie, mejor que mejor. Cada palabra que dices como particular, en cualquier medio de los que tienes a mano, como cualquier pastilla de caldo para enriquecer la sopa en el patio de tu casa, que se moja cuando llueve como los demás, no sirve para nada, son agua pasada casi de inmediato, porque ¿a quién demonios le interesa tu opinión? ¡Imbécil! tienes que agacharte como los demás, para dejar tus posaderas expuesta al aire del día o de la noche, sea este frío o caliente. Y lo tienes que dejar si es posible con las cachas abiertas para permitir que los matones de la sociedad muchos de ellos camuflados de políticos te endiñen sus ideas y leyes así, porque sí.
No deja de ser gracioso que el acoso escolar en los colegios e institutos, no se haya logrado erradicar. Esto no es más que la constatación de que la mala ralea que llega a las instituciones, es la misma que partió de la mas temprana infancia. ¿El hijo de puta, cabrón, retorcido, aprovechado, chuleta y las demás cosas, nace o se hace? Esta pregunta hecha respecto a un pulpo tiene una fácil respuesta, el pulpo nace. Si la pregunta la hacemos en un colegio o instituto también tiene fácil respuesta, algunos niños, jóvenes y adolescentes, son cabronazos de nacimiento. Son estos probablemente los que acaben en lo alto de la jerarquía social, porque los seres humanos somos como los monos, hacemos muchas monadas, una de ellas esta, entre los primates es así. ¡Que más da que llevemos pantalones y camisas de marca! el psicópata, abusón, retorcido y a veces torturador, es así, va de como dicen ahora de ”guay”, nace de serie.
Y pensaremos pero eso no se puede consentir ¿no? No efectivamente no se puede, pero como los matones de turno son jaleados por otros, no hay manera de evitarlo. Bueno sí, hay una, intentar entre muchos partiles los morros a esos seres chulescos que van de sobrados. Pero si se la aplicamos a un político, ahí ya la cosa no es tan simpe de contestar, porque ellos tienen detrás el respaldo de un numerosísimo grupo de incautos votantes a los que hasta les parecerán bien, las tontadas y agresiones de su patrocinado. Luego habrá quién se pregunte, ¿por qué comienzan las guerras?
La respuesta es de una simplicidad apabullante, cada cierto número de años el total acumulado de chuletas que se creen con derecho a manipular y machacar al resto de la sociedad es tal que los individuos tomados uno a uno acaban formando un grupo que no está dispuesto a tragar. Si hace falta estos grupos desenvainaran, como hizo el chico en solitario porque no tenía amigos, y estaba apartado de cualquier grupo, por la causa que sea y que no debiera permitirse, en un colegio. Ayer sin ir más lejos, y no viendo otra forma de venganza cogió los cuchillos de cocina de su madre y se lió a cuchillazo limpio contra los que le subyugaban. Menos mal que aquí no te venden armas de fuego semiautomáticas en un santiamén, porque nos íbamos a enterar.
No sé para que existen los profesores, psicólogos y no sé cuantas figuras más de autoridad en los colegios si en definitiva no protegen a los débiles antes de que estos digan: Se acabó me paso a cuchillo a todo hijo de su madre abusón que pille por el camino. Y suerte tenemos en España de que no pueda comprarse esta persona machacada por sus compañeros una ametralladora. Pero ¿de quién es la culpa? Desde luego no del individuo que está hasta la punta de la nariz de ser el objeto de burla e incluso de agresión, por parte de los más gallitos y chuletas jaleados por los demás.
Lo malo es que estos chuletas, por serlo, acaban en los puestos más altos de los partidos políticos, con gran peligro de que sean elegidos para cargo público, lo cuál no deja de ser muy peligroso. De ese tipo, de tipos de actitudes desafiantes, y retadores surgen los conflictos que en ocasiones pueden derivar hasta en guerras civiles. Menos mal que todavía hay gente en los propios reductos de esos hombres de colores oscurísimos que a veces, como debieran hacer los profesores y psiquiatras años antes los ponen en su lugar. Para ejemplo, lo sucedido a Almeida en el pleno de Ayuntamiento de Madrid. Esos individuos no aprenden sino es apartándolos de sus amigos y seguidores de sus gracias y es posible que muchos de ellos lo hagan por miedo al grupo del matón.
