Hablar hoy del reportaje informativo para televisión significa lo primero deslindar del concepto a una infinita gama de productos totalmente alejados del ejercicio de la profesión periodística. A demasiadas cosas les llamamos hoy reportajes cuándo en realidad no lo son. Por ello, por mi tiempo pasado cultivando el oficio y por algunas peticiones que he tenido en este blog, comenzaré a publicar en sucesivos días, algunos de los capítulos, revisados, que engrosaron el manual titulado «El guión en el reportaje informativo. Un guiño a la noticia» que escribí y publicó el Instituto Oficial de Radio televisión Española en el 2004.
Quiero recordar en esta introducción al viejo reportero y también premio Nobel Gabriel García Márquez cuando aseguró que : “El reportaje es el cuento de lo que pasó, un género literario asignado al periodismo para el que se necesita un narrador esclavizado a la realidad. Y ahí entra la ética. En el oficio de reportero se puede decir lo que se quiera con dos condiciones: que se haga de forma creíble y que el periodista sepa en su conciencia que lo que escribe es verdad. Quien cede a la tentación y miente, aunque sea sobre el color de los ojos, pierde”.
El siguiente reportaje que ahora cumple dos años refleja en sus imágenes el mismo desastre que vemos estos días en los «telediarios». Este Otoño ha comenzado en el Levante Español con duras jornadas de «gota fría» y muchas poblaciones de Murcia y Alicante ven sus casas anegadas de agua y lodo. El trabajo fue emitido por Televisión Española en su programa Informe Semanal, y se centra en las consecuencias, no las causas, de la riada acaecida en Alcalá de Guadaíra el martes 2 de octubre de 2007, lo construí con el realizador Mikel Marín. Y su rodaje, realizado en veinticuatro horas, es un claro ejemplo de «Arte del encuentro», concepto que explico en el siguiente post.