Imagino que los miles de catalanes ecologistas, nobles luchadores por los derechos de los animales, verdaderos progresistas de bien y con sentido de la ética, que trabajaron durante mas de un año por la Inciativa Legistaltiva Popular (ILP) , reunieron mas de 180.000 firmas en contra de las corridas de toros en Cataluña y, en definitiva consiguieron que los políticos de la Cámara Autonómica votaran en contra de la Fiesta Nacional, amparándose en el maltrato animal, se han debido levantar esta mañana con esa amarga sensación de la resaca del borracho que no se acuerda de casi nada, tan solo de haber sido utilizado por una banda de ladrones para la comisión de un oscuro delito.
Deben sentirse fatal. Los políticos se quitaron ayer la careta y decidieron que una cosa es matar y, otra muy diferente, torturar. Que, en definitiva, en Cataluña no se puede lidiar a los toros bajo la bandera española, pero si se les puede quemar, cegar, ahogar…, bajo la bandera catalana y de paso, y mientras se hace unas risas se cohesiona la identidad nacional. Que asco.
Y en esta mañana, de resaca, insisto, para esos mas de doscientos mil bien pensantes, de corazón altruista, luchadores por la defensa de los animales y, estoy seguro, no meros pijos de izquierdas, descubro que la la plataforma de más de 150 asociaciones que lideró el proyecto abolicionista, Prou! declaró en el mes de Agosto que tras su victoria se sentía «técnicamente diluída» y aunque su corazón estaba contra los «correbous», esa era otra historia.
Resulta que en toda esta tramoya de intereses políticos y económicos se ha hecho famoso un curioso personaje, Leonardo Anselmi, el portavoz de Prou!. Un argentino de 34 años nacido en Rosario, estudiante de filosofía y sociología, guitarrista y graduado en marketing, que lleva ya ocho afincado en Barcelona y que, paradójicamente es asesor de algunos influyentes políticos catalanes. La investigación realizada por Carlos Ruiz Villasuso y publicada en Mundotoro con el título de «El negocio de los antitaurinos al descubierto», en diciembre de 2009, merece la pena cinco minutos de lectura.
Creo, en definitiva, que más allá de las banderas, los intereses políticos, las lealtades ciegas al corazón y la utilización de las personas, existe en esta sociología de la prohibición que ha exhibido Cataluña, una ausencia pasmosa de la ética, al mismo tiempo que la utilización de la semántica para ocultar todo tipo de intereses bastardos. Coincide el embrollo con la publicación de un nuevo libro del filósofo Fernando Savater. «Tauroética» se titula. Presumo que en sus páginas pueda haber alguna clave para comprender el desaguisado político. Mientras tanto, y fiel a la novela negra, sostengo que si lo que se quiere es solucionar un caso hay que centrarse en descubrir el móvil. E intuyo que don Leonardo Anselmi, al contrario que sus mas de doscientos mil correligionarios, esta mañana no se ha levantado con la dura resaca de los traicionados. No sería el único. Los nacionalistas, al menos parecen satisfechos.
Sobre la ética de los correbous y como esperaba, en el Parlament no han dicho ni «Mu».
La «investigación» de mundotrolo ha acabado en un expediente del Colegio de Periodistas, para su información.