Los sindicatos agrarios Coag y Upa que conforman lo que ellos mismos han definido como «Alianza para la Unidad del Campo» no deben encontrar grandes problemas a solucionar en el mundo rural y sus gentes, que por cierto, cada día cobran menos por los tomates, corderos o la leche que producen, cuando apuestan por apoyar al alcalde socialista de Cudillero en Asturias, el señor Francisco González que ha tenido la ocurrencia de exigir a la Real Academia Española (RAE) que elimine la segunda acepción de la palabra «rural». Y así, comienzan hoy a trabajar en una campaña para promover el «orgullo rural». Precisamente hoy, cuando se ha hecho pública la última encuesta de la EPA que nos muestra sus resultados como un verdadero bofetón a la cara de todos los españoles: el número de parados se ha incrementado en 213.500 personas en el primer trimestre del año, con lo que la tasa de desempleo aumentó hasta el 21,29%, y el volumen total de parados marca un nuevo récord al rozar los cinco millones. Y esto, lo de las exigencias y las ofensas al «alma rural» por los estereotipos que expresa la Academia, en mi pueblo, orgulloso y culto como todos los pueblos de España, se llama distraer, distraer la atención de lo que de verdad importa: esa «frontera de las desigualdades» que ya muestra el mapa autonómico del desempleo en España, como he podido ver esta mañana en Impok, la Red social financiera de la que formo parte hace ya varias semanas.
El Diccionario de la RAE define «rural» como «perteneciente o relativo a la vida del campo y a sus labores» en primera acepción y como «inculto, tosco, apegado a cosas lugareñas» en segunda. Y esta sería la definición que los sindicatos. junto al alcalde, quieren a partir de hoy borrar.
Y se olvidan unos y otro que la Lengua la crean y la utilizan las personas y no la Real Academia y menos los sindicatos y los alcaldes, pero sobre todo olvidan el uno y los otros, todos socialistas, que la realidad y su percepción no se pueden cambiar desde las acepciones del diccionario. Que en España nadie utiliza la segunda acepción del diccionario porque, en mayoría, se asume con el orgullo innato de nuestros genes, y no con la moda impuesta de la política corrección, las cualidades culturales del «rural power», su idiosincrasia, sus necesidades, aciertos y belleza. Pero claro, me temo que si triunfan con su política de la distracción y la ingeniería social, conseguirán colocar a sus acólitos en las, digamos, «brigadas de defensa de la moral rural» que ya sueñan, seguro, con instaurar en el Ministerio del ramo. Y eso, por ahora, no va a poder ser con el dinero de todos. Ya no queda.
Perfecto 😉
Saludos