Se olvida hoy la denuncia en el Parlamento europeo de Daniel Cohn-Bendit que nadie aplaudió, cuando todavía Papandreu toreaba a Europa y a sus ciudadanos. Las verdades del barquero, las diga Agamenón o su porquero. «El rojo» , superviviente del mayo del 68, tildó de hipócritas a los políticos europeos, y dio la solución que, nadie ha hecho caso: Promover el desarme en la zona.
Resulta que Grecia se ha gastado casi toda la pasta que le ha traspasado Europa en comprar armas, por el conflicto secular que mantiene con Turquía. Mientras en un país de once millones de habitantes, mas de un millón, son funcionarios que han incrementado un 73 por ciento el valor de sus nóminas. Añádase unos gramos de picaresca mediterránea para falsear las cuentas entregadas a Europa y unos sindicatos subvencionados, al igual que los españoles, para amasar la tarta de la ruina y ahí lo tienen: Un parlamento reunido y la calle en llamas. Al menos los griegos, y esto también se olvida, no han malvendido el oro que guardan en su Banco Central, como si hizo el impresentable Zapatero. Un amigo me recuerda esta mañana que si prestas dinero al amigo ludópata del barrio, es de tontos esperar cobrarlo.