Gracias a la revista El Jueves me río esta mañana de la resaca sentimental.
Reconozco que ayer me pasé al marearme por los abismos que mostró la realidad política española.
Y es que pasaban de las doce y todavía los helicópteros de la policía sobrevolaban el paisaje de la batalla aquí en el centro de Madrid, junto al dios Neptuno. Un ruido insoportable pero incapaz de insonorizar los alaridos de ese berrinche social que se va a vender como churros al menos durante esta temporada de otoño que acaba de comenzar .
Y me río flojito, también lo reconozco, porque quizás la situación no está para bromas.
Y Artur Mas lo debería saber, porque a él por lo menos le pagan para ello. Mira que decir en su discurso secesionista de ayer que le avala la historia y su democracia es la mas antigua. Faltaron las risas en el Parlamento Autonómico ese, petado de quimeras.
Esas risas, únicas para sosegar las fiebres. Esas risas que nos sugiere, y nos provoca, una de las pocas publicaciones españolas que se puede uno comprar en el kiosco con la confianza de que no invierte en publicidad encubierta: El Jueves que, esta semana, entra en el olimpo del humor europeo de primera línea de la sátira política con su portada magistral sobre otro berrinche mas grande que el nuestro: el de los musulmanes en erupción por cuatro imágenes y un par de chistes.
Quizás Rajoy que lleva dos días. haciéndose fotitos, debería haber mostrado al mundo, desde su tribuna en la ONU, la portada de El Jueves.
Obama, los franceses, los alemanes y los ingleses, que ya están quedando para ir a la guerra, se lo hubieran agradecido.