El delegado del Gobierno en Almería, Andrés García Lorca , que es además catedrático de Geografía en la Universidad dice que avisó que la zona de Vera arrasada era inundable, pero para decir eso no hace falta nada mas que un poco de sentido común. Es algo conocido por los españoles y se comenta en todas las conversaciones familiares, cuando de vez en cuando vemos en los telediarios las imágenes de tragedias enfangadas por el barro. Los coches impulsados por la corriente y las casas inundadas porque se han construido en los cauces de los ríos. Recuerdo la riada de Badajoz. En 1997 murieron 21 vecinos del barrio conocido como «cerro de los Reyes» , llamado así porque Reyes fue un simple vecino de la ciudad y su cerro, un terreno que vendió parcela a parcela para que decenas de familias humildes pudieran edificar su casa.
Pero en en la última desgracia causada por una gota fría se suman al horror dos otras paradojas relacionadas con los políticos y sus decisiones. Desde el Ayuntamiento de Vera, ahora gobernado por el PP y antes por el PA, se ha instado a la Junta de Andalucía durante los últimos 7 años a limpiar el cauce del río Antas para prevenir desgracias. Pero la Junta socialista ha coqueteado con sus asesores ecologistas y la teoría, digamos de la «vida salvaje» en honor a unos cuantos patos y una tortuga del lugar. Y ahora, después de la riada los del ayuntamiento se ha quedado sin depuradora y los ecologistas sin patos, porque el barro se lo ha llevado todo.
Agrava la insensatez política que la mencionada Junta de Andalucía ha desviado una importante cantidad de dinero para sus programas de «solidaridad internacional» para paliar en Marruecos los efectos de las riadas.
Es el claro ejemplo de las duplicidades de nuestras comunidades autónomas, de la incompetencia institucional y del derroche político con las subvenciones que se dan a sí mismos.