En las inmediaciones del Congreso de los Diputados las sombras desaparecen al acabar la tarde del domingo. Quedan pocos paseantes y los domingueros del Parque del Retiro hace rato que han cargado sus coches de carritos y bicis. El derby futbolístico del Camp Nou convertido en pantomima totalitaria por los políticos nacionalista acaba de comenzar. En la calle resuenan los comentaristas deportivos y me entretengo un rato hablando con la guardia policial que desde hace un mes custodia las calles que desembocan en el Parlamento. Les he perdido permiso para retirar dos de sus vallas azules que ocupan una plaza de aparcamiento y amablemente me han contestado que ellos no las han colocado allí y qué si puedo esperar ahora mismo me contestan porque deben consultar con su oficial. En esto un joven de unos 25 años vestido de indignado pasa a nuestro lado, se para y en modo chillido increpa a los dos policías, me imagino que a mi también porque formo parte del paisaje : «¡ No, No nos representan… Viva la tercera república !«. Los agentes se vuelven y se dirigen hacia él protestón y también educadamente le piden la documentación.
En escena entra una pareja de unos cincuenta años. Bien vestidos. De marca pero informales. Han presenciado la escena y como me acabo de quedar solo me comentan: !Qué barbaridad. Policía fascista. El joven tan solo ha expresado sus ideas.» Yo les contesto que la situación me parece surrealista y que, en todo caso el mencionado joven es tan solo un mal educado, pelín violento porque los policías de servicio pueden hasta sentirse ideológicamente mas cerca de la República que de la Monarquía y que no viene a cuento el desahogo en una tarde como esta.
Comprendo el posicionamiento de la pareja cuando ella que calza una chaqueta Perfecto Vulcano de la marca Custo que unos cuesta doscientos euros me dice : «Es que estos del PP van a acabar con todas las mejoras sociales que hemos conseguido en los últimos años».
Al darme la vuela aparece de paseo la señora Inés con su caniche viejo. A ella tampoco le interesa el clásico del fútbol. Tiene cerca de setenta y nos saludamos en buena vecindad desde hace ya mucho tiempo. Trabaja todo el día en una casa acomodada del barrio de Salamanca desde la posguerra y ha sacado adelante a dos hijas y cuatro primos. Es de un pueblo de Valladolid y de tanto trabajar le duelen los huesos y el alma desde hace ya mas de dos lustros. Me sonríe, como siempre y me espeta: «Que pena pero si ese chico está en tratamiento desde pequeñito… Ahora esta peor. El otro día le detuvieron en la calle Atocha porque comenzó a desnudarse mientras lanzaba botes a la policía. Yo conozco a sus padres de siempre. Los tiene que conocer. Los que tenían la última panadería de la calle León».
De vuelta para casa intento comprender la estrecha relación entre la Psicología y la Política. Entre la razón y las ideologías. La verdad y la mentira. Las derechas y las izquierdas. Y como conclusión tan solo descifro un nuevo gris entre el blanco y el negro de los dogmáticos.
¿Qué es la ideología? Alguien escribió que las ideas no son responsables del uso que las personas hagan de ellas.
Para mi los partidos políticos, los sindicatos, muchas de las instituciones e incluso religiones, no son otra cosa que ‘modelos de negocios’ en los que se apoyan sus promotores y agregados para procurarse un suculento medio de vida, a costa de la ignorancia y de la confianza de las diferentes clases sociales que producen la riqueza del país, que partiendo de su renta per capita, contribuyen a la generación del PIB nacional.
Que bien definió Ortega las ideologías políticas de su tiempo con el termino ‘Hemiplejía Moral’ (ver en Wikipedia) en el Epílogo de su versión en francés de ‘La rebelión de las masas’.
Ahora se lo que son las ideologías, ‘campañas publicitarias’ para engañar a tanto insensato dormido, y para mantener con ello sus ‘negocietes’ a flote.
Saludos
Precisamente hoy he contestado en un foro agitado de Facebook repleto de «indignados» con la famosa frase de Ortega sobre izquierdas y derechas.:
Finalmente llegamos a la conclusión de que nadie gana ni pierde a no ser que esté acomodado en los recovecos del Poder. Los demás sómos meros actores de un inmenso juego orquestado entre café y café o través de los pasillos del Congreso sin mirar ideología u otro interés que no sea la de la prebenda que supone vivir en el nuevo estado feudal español, donde los señores son politicastros de verbo fácil y la palabra nos ata cómo la tierra lo hiciera apenas hace cuatro siglos.
Un saludazo.