El caso es que no hay manera de tener un día en paz aunque sea fiesta nacional. Y me río gracias a la caricatura de la revista El Jueves que consigue una vez mas, y gracias al humor, desatascar las espinosas cuestiones de un estado en crisis y cuesta abajo.
La polémica que ha suscitado el ministro José Ignacio Wert demuestra el nivel de artillería ideológica y deliberados movimientos de información que van saliéndole al paso, por todos los lados. Movimientos de peones y hasta de alfiles, torres y caballos: Ahí están, para la historia la portada del periódico ABC en la que aporta documentación sobre la catalanización de los colegios públicos catalanes y ese vídeo en el que niñas y niños catalanes expresan a cámara el porque necesitan a sus doce años que Cataluña se independice.
Lo que nunca imaginé es que el Rey se moviera a una casilla que hoy todos los jugones del ajedrez político, califican como de mala apertura. Porque ahí, en el medio del damero, el monarca está vendido.
Juan Carlos dio el paso y movió su ficha al final del desfile en la plaza de Neptuno, rodeado de cámaras de televisión, micrófonos, y un millón de ojos tras sus pasos. El escenario menos indicado para despachar importantes asuntos de estado con el Presidente del Gobierno.
Queda ahora esperar futuros movimientos para averiguar si ha realizado un falso gambito y, así con la entrega de un peón, pretende despistar al adversario o es que da por perdida la partida. Su hijo, el heredero, al declarar en voz baja para que todo el mundo le oiga, que en Cataluña no existe problema y que todo este delirante asunto es como la espuma del café, descubre que la Casa Real juega según las reglas de un entrenador que les escribe hasta los tonos de sus diálogos. Un ideólgo táctico que creo, conoce a los clásicos españoles y la famosa frase de Miguel de Cervantes: «Necio es y muy necio el que, descubriendo un secreto a otro, le pide encarecidamente que lo calle» y seguro también, ha leído a Boris Vian, y su obra «La espuma de los días» del que solo espero que acierte en su estrategia y, de paso, recuerde también el título por el que, el autor francés se hizo famoso en la literatura :»Escupiré sobres vuestras tumbas».