Es en esta paseata diaria denuncié hace unos años la crisis que veía venir del PSOE. Mis fundamentos pasaban por las conversaciones que mantenía entonces con algunos socialistas de carnet y visa oro a cargo del estado español, con mando en el gobierno del inútil Zapatero.
Eran tiempo felices para ellos, negando la crisis en ese infinito apostar por la deuda estatal y el fomento del gasto público que les llevó a firmar, con la sangre de todos, el plan E, monumento inconmensurable a la insensatez política que, en realidad y justicia, debería estar denunciado ya en los Altos Tribunales de La Haya, o los que corresponda para ajusticiar a los malos gobernantes.
Algo así como lo de lo pinganillos del Senado, pero a lo grande y con la alevosía de la sinrazón multiplicada por un millón, y para mayor surrealismo premiada con los falsos laureles de la libertad de expresión «como nunca la ha habido».
En esa alianza de las civilizaciones de consumo interno que alentó Zapatero mientras pagaba, y con dinero prestado debo insistir en ello, a la otra inventada en las antiguas paredes de la bodeguilla de la Moncloa que le llevó a protagonizar un par de discursos en la ONU, en la que participaron los sindicatos amarillos, la mayoría de los artistas e intelectuales subvencionados con el dinero publico que España no tenía, y por eso pedía a los mercados internacionales, se mimaba, sobre todas las cosas, a los asuntos ideológicos del «buen rollito» y así, en la ola subvencionada, una legión de periodistas, progres oficiales, voceros y vendedores de humo, anunciaban al mundo la llegada de la utopía socialista en la que hasta los independentistas canarios tendrían dinero público para editar el nuevo diccionario de su lengua oficial y colocar a sus allegados en los planes quinquenales de la nueva e isleña inmersión lingüística.
Y recuerdo a mis Canarias querida porque ayer por la noche, coincidí casualmente con un histórico de las siglas del principal partido de gobierno desde la muerte de Franco. Un hombre del aparato y con altas responsabilidades de gobierno durante el largo mandato de Felipe González, al que conocí en la las Palmas de Gran Canaria, durante el último ejecutivo regional y discotequero de Jerónimo Saavedra. Y cariacontecido me dijo que que el PSOE, su PSOE, se estaba vaciando en los sumideros de las cloacas del estado, las mismas que le auparon tras el 11M.
Y es que debió ser fácil para las mentes infantiles del equipo socialista que llegó al poder tras el aquelarre terrorista de ese oscuro 11M, valerse de la economía capitalista de mercado para pedir dinero prestado y apostar por la revolución interna de la sociedad, el cambio social y la reinvención tanto de la historia como de un futuro prometedor atascado de coches eléctricos, energías limpias y alternativas, desalinizadoras capaces de regar el desierto de Almería y sobre todo volcado en la íntima subversión del franquismo histórico y la guerra civil que le llevó al poder.
Pero, al final, la tozuda realidad de los que arriesgan su dinero, exigió como mínimo un plan, un hoja de ruta económica, que el PSOE olvidó realizar, ocupado y febril, como estuvo en atender a sus delirios y las nacionalidades históricas españolas, sin asumir ni saber, y ni tan siquiera querer saber, nada de la España de los problemas reales, de la calle, esa histórica nación que les sigue oliendo a nafatalina.
Mejor, el Nunca Mais, la presión de la calle y el mito urbano de la conquista travestida con el disfraz de la sífilis . El inventar problemas sin dar soluciones.
Compruebo con satisfacción que eres de los pocos que has entendido que la mayoria de los del PSOE no están por engrandecer España, sino todo lo contrario.